El gobierno está podrido. Destrucción y engaños; simulación y mentiras; división y retrocesos; manipulación e insultos; miedo y dolor; soberbia y despilfarros; inseguridad y abandono; endeudamiento y opacidad; ineficiencia y corrupción, eso, y mucho más es el gobierno.
La Constitución no se respeta, el estado de derecho se viola, la división de poderes no existe y al sistema de partidos les interesa las migajas del poder. Simulan a la democracia, se auto engañan en sus ideales y le condicionan al poder su apoyo.
Y bajo esos lastres, México está anclado. El gobierno, y me refiero a su capitán, junto con su tripulación y cuarto de máquinas, no saben cómo sacar a México de las arenas movedizas donde cada administración lo hunde.
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¿No equivocamos en el 2018? SÍ, y las métricas lo confirman y los antivalores lo certifican.
Y no es que así sea la democracia ni que AMLO sea un accidente de la política. Esa expresión es ligera ya que el problema de México está en la débil organización constitucional de gobierno, cuyos vacíos de ley y la falta de códigos y reglamentos le permiten al Poder Ejecutivo en particular hacer y deshacer, sin agravios ni consecuencias.
Y no es que al gobierno en turno le debamos endosar todo lo que a México le pasa, sin negar el peligro que le ha significado, cuya ineficiencia, complicidad e incapacidad lo ha puesto al borde de una crisis de dimensión inimaginable. Y que Morena es la gota que derramó el vaso de lo intolerable que han resultado los malos gobiernos SÍ. Pero lo importante no es reiterar todo lo agravios que esta administración ha hecho, sino identificar la manera de corregir la fuente de sus agravios.
En el 2024 no hay más opción: o se hace una cirugía mayor o México se destroza. Así de radical es la opción electoral, pero sólo una de las dos candidatas tiene los atributos para llevar a feliz término la operación programada para junio del 2024.
El Himno Nacional dice lo que como ciudadanos somos. Pero a diferencia, nuestro osare enemigo no es externo, sino interno. Me refiero a la ignorancia, a los antivalores y al enfermizo síndrome de los sesgos ideológicos que en la política predominan y que nulifican el esfuerzo.
Salvar a México no es cuestión de una intervención quirúrgica menor. Sin embargo ¿quién de las candidatas es la adecuada?
Los símbolos hablan.
El Ángel de la Independencia simboliza lo que deseamos y es donde Xóchitl ondeo la Bandera de México y se entonó el Himno Nacional. El Restaurante El Mayor, ubicado en el corazón del Virreinato, es donde AMLO le entregó el manípulo a Sheinbaum. La primera enarboló la bandera de México, y la segunda un bastón. México es una nación no una tribu, y al País lo debe gobernar la Constitución no su menosprecio.
Dos proyectos y dos destinos. Constructivo contra destructivo; formativo contra manipulador. Uno enfocado en ser una nación de Primer Mundo y el otro entre los peores de Latinoamérica, ya que en tiempos de paz militarizó al País y ha intentado, sin éxito, controlar la SCJN, controlar al INE y silenciar al INAI.
La pregunta entonces ¿Cuál de las dos contendientes es lo mejor que le puede pasar a México?
La respuesta parece obvia, pero el proceso electoral no será terso ni blanco. A Xóchitl, y a la estructura política social del FAM, le esperan tiempos difíciles ya que, con intensidad, enfrentará a las fuerzas más obscuras del Estado, con los antivalores que lo acompañan.
Pese a ello, debemos extirpar la pudrición del gobierno y esos haremos los ciudadanos que sí sabemos lo que significa la nación, la república, el federalismo, las instituciones constitucionales, la familia, el mercado, los sectores, la economía y los valores.
El 2 de junio de 2024, en todas las ciudades del País el júbilo irradiará las calles y con fervor patrio se entonará el Himno Nacional. Y es día, las puertas del Palacio Nacional se le abrirán a todos, y ahí se escuchará la voz de esos segmentos sociales que en carne propia han sufrido el desdén del gobierno, y que a su interior cargan el peso de un dolor irreversible.
Ese día, la sociedad civil será la protagonista de la primera Gran Emancipación Política del País. ELLA, junto a nosotros, el sistema de partidos y en unidad, nos abocaremos a perfeccionar las instituciones constitucionales para que nunca más mercenarios, corsario y piratas ocupen un puesto en la administración pública ni en el legislativo.
A la sociedad civil, junto con el apoyo estructural de las fuerzas vivas que integran el FAM, nos compete ser los titanes de esa gran proeza.
No partimos de cero. La luz de la esperanza está con la sociedad civil y la SCJN aún ha sido firme con la Constitución y el estado de derecho. El INE ha prevalecido y el INAI se recupera de la coma inducida por el ejecutivo. Hoy, PRI, PAN y PRD han cerrado filas con Xóchitl y a su disposición han puesto toda la organización estructural que poseen, y que no es poca.
Además, 15 millones de votos que AMLO recibió en el 2018 no los tendrá en el 2024. A lo que se sumarán otros millones de votos más que emanan de las familias de bajos ingresos y que hoy se sienten defraudados.
La organización y el trabajo territorial importa. Al interior de cada entidad federativa hay que fortalecer el sistema de organización e instituir grupos de trabajo temáticos para identificar las directrices de política que los mexicanos queremos escuchar. Y me refiero a estrategias concretas para las familias, viudas, buscadoras, trabajadoras, empresarios, pescadores, campesinos, agricultores, jóvenes, sindicalizados, profesores, científicos, artesanos, tercera edad, y un etcétera interminable.
Pero el problema no se circunscribe sólo a los qué. Los cómo en mucho serán la piedra angular para Salvar a México. Y me refiero al conjunto de reformas constitucionales que se tienen que hacer para que la administración pública, los organismos autónomos, los congresos federal y estatal, y el poder judicial, por siempre, quede a cargo de ciudadanos con principios, valores y virtudes muy superiores a los del común.
Por último.
El Movimiento Ciudadano debe reflexionar la manera en que incurrirá en el proceso electoral. Si lo de movimiento ciudadano es real, debe sumarse a Xóchitl ya que ella es quien lo lidera y a quien la sociedad apoya. De no ser así, indirectamente será un aliado de lo que le puede pasar a México.
En similar tesitura se encuentra Marcelo Ebrard ya que la política no es cuestión de berrinches ni de caprichos, sino de decisiones de Estado. Y él, por su experiencia con los líderes del Primer Mundo sabe diferenciar lo que hacen los buenos gobiernos, y debe sumarse a Xóchitl.
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No puedo omitir a Luis Donaldo Colosio Riojas, ya que hoy tiene la oportunidad de honrar la memoria de su padre, ya que Xóchitl proviene de la cultura del esfuerzo, desea abatir la pobreza con formación y las injusticias con oportunidades.
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