¿QUIÉN MATÓ A JAVIER VALDEZ? Capítulo No. 2: Yo tengo que seguir adelante bato
¡Vaya!, hasta que te diste cuenta bato, soy de otro mundo. !Nací en Aguaruto! ¡Soy Batman¡
En el año de 1939, el presidente de Estados Unidos Franklin D. Rooselvet, para proveerse de goma de amapola, sustancia para elaborar morfina, medicina que requerían para sus soldados en los frentes de la segunda guerra mundial que había iniciado desde 1936, decidió firmar un convenio con el presidente mexicano Manuel Ávila Camacho para que se sembrara la paparacea en el territorio que hoy ocupa El Triángulo dorado que comprende la zona serrana de los Estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa. En febrero de 1946 se finiquitó el convenio, y desde entonces empezó la producción y venta clandestina del enervante; así nació en Sinaloa el huevo de la serpiente que dio vida al narcotráfico. Y desde entonces los traficantes y gobernantes perversos, formaron una dupla que desarrolló las actividades del narcotráfico arrasando con todo para lograr ingentes sumas de dinero y poder, tanto en México como Estados Unidos, y hoy sabemos que en gran parte del mundo, es una mafia, tan poderosa, que tiene influencia en la mayoría de los gobiernos del mundo. En suma, el mundo del narco se ha convertido en un monstruo difícil de controlar.
Al filo de las seis de la tarde, Javier estacionó su auto, saludó al vigilante y fue directo a la cantina. En la mesa de costumbre encontró a su amigo El Checo.
-¿Qué ondas bato? –Saludó mientras jalaba una silla.
-Aquí, esperándote pinche wey. ¿Qué te pasa? Te noto agüitado.
-Me acaban de avisar que mataron a la Miros. –Dijo Javier, cabizbajo mientras tomaba asiento.
-¡Chále wey! ¿Dónde, cuándo? –Reaccionó Checo también mirando a Javier. Han quedado frente a frente con sus caras serias, expectantes.
-Hace apenas unas horas, la encontraron en un paraje de Parral. ¡Hijos de la chingada!, ¡la torturaron!, ¡le cortaron la lengua!, y le pusieron un cartón con una pinche frase: ¡Por lengua larga! ¡Cabrones, hijos de su puta madre! –Terminó Javier dando un golpe sobre la mesa. El sonido hizo voltear a los pocos parroquianos, pero ellos, los ignoraron. El drama y el enojo los tenía dominados.
-Ella también era corresponsal de La Jornada, ¿no wey?
-Sí bato, era una periodista muy entrona.
-¿Y? Que piensas.
-¿Qué pienso de qué?
-Pues date cuenta wey, los malandros no perdonan y tú…
–¡Y yo qué, cabrón¡ ¡Yo tengo que seguir adelante bato, estos cabrones no nos van a amedrantar! ¡Que chinguen a su madre! La verdad no se calla con balas, eso deben entenderlo tú, ellos, y todos los demás. ¡Te queda claro!
-Sí wey, pero no la agarres conmigo, porque yo lo único que quiero es hacerte saber que no tienes por qué arriesgarte tanto; no vale la pena. Wey, mira a tu alrededor, la mayoría de tus colegas son unos mercenario que se venden, lo mismo con autoridades que con empresarios y con narcos.
-Pues con mayor razón, bato; yo, igual que la Miros lo hizo, no debo enlodarme. Y no lo hago por quedar bien con nadie, eso es cosa muy mía, es decisión de conciencia. Fallar a la verdad es traicionarme a mí mismo. Me vale madre que la mayoría de mis colegas, se vendan, eso es cosa de ellos y su conciencia. ¡Te queda claro!
-¿Qué les voy a servir? –Interrumpió El Zurdo, el mesero más famoso de la cantina El Guayabo.
-A mí una Tecate roja, a este wey lo que pida.
-Por favor, mi zurdo, tráeme mi botella de wisky. Espero cabrón, que no me la hayas bajado.
–El mesero lo miró, le sonrió, y fue por el servicio.
-Discúlpame wey. –le dijo el Checo a Javier tocándole el hombro. -Tienes razón, lo que pasa es que no había alcanzado a entender las razones de tu entrega al periodismo; eso de la conciencia, me hizo razonar; finalmente entiendo que eso es lo más importante, porque tal vez sea lo único bueno que pueda existir en este pinche mundo: que uno razone de acuerdo a sus convicciones, y actúe en consecuencia de ello.
-Pero eso no es todo bato; es más, mucho más. Es intentar develar la verdad para que la gente toda, pobres, ricos, y especialmente nuestros gobernantes y también los narcos, volteen a ver a su alrededor. La soberbia, la avaricia del dinero y el poder los mantiene ciegos a unos, y al grueso de la raza que pertenece al pueblo están dominados por las estrategias de los medios, principalmente las televisoras, a diario les muestran programas mierda que los enajena mentalmente, al grado de estimar que el mundo es así, y qué ser narco es lo mejor; millones no tienen forma de pensar por sí mismos y darse cuenta de que están siendo conducidos, coartados de toda posibilidad de progreso. Y aquellos pocos que llegan a entender, me refiero a esa medianía de gente, que siente que con tener una casa y un auto ya la hizo, y que lo demás es cosa de otros, por su egoísmo y estupidez, no alcanzan a entender que si no protestan, pronto serán parte de esos millones de jodidos que no tienen nada, que a diario son vejados, pisoteados, desplazados, drogados, sometidos a la barbarie del abandono; gente sin mañana, sin esperanzas; cuyo destino inmediato es la cárcel, el destierro o la muerte.
-Tienes razón pinche Gordo. Pero dime wey, ¿crees que exponiendo la verdad puedas lograr que cambien las cosas?
-Bato, esa pregunta me la he hecho mil veces, y otras tantas me he respondido que sería peor no hacer nada, y más ruin ocultar la verdad.
-Okey, ¿pero por qué tú wey?
-Y yo te pregunto bato, ¿y por qué no he de ser yo?
-Checo se rascó la nuca. –La neta wey; se me hace que tú, no eres de este mundo.
-¡Vaya!, hasta que te diste cuenta bato, soy de otro mundo. !Nací en Aguaruto! ¡Soy Batman¡ En un rato más, después de la media noche, me transformo; subo a las torres de catedral y desde allá miro a los maleantes: ubico a los narcos repartir las dosis a los puchadores de droga, los persigo por sus rutas; luego me voy a los antros, para ver como los padrotes manejan a las putas. Me divierto con los Juniors, que una vez pedos y drogados hasta la madre, suben a sus autos, y arrancan hasta alcanzar más allá de los doscientos por hora para darse en la madre. Con mis rayos X traspaso las paredes para ver los laboratorios de metanfetaminas, fentanilo, los aguajes dónde puedes encontrar cerveza, vino y todo tipo de drogas. Y también miro por las ventanas de los palacetes que tienen los poderosos; escucho como planean sus tranzas, miro como se hartan con las mejores comidas y vinos, cómo amacizan a las mejores viejas y… algunos sus mayates. Mientras, las patrullas policiales hacen los rondines para esquilmar a los borrachos.
-¡Yaa! Deja algo wey. Yo también, a veces siento ganas de convertirme en La Mole Verde, para salir a aplastar a esa bola de cabrones que has señalado. Pero ya en serio wey. Reconozco que eres cabrón, que estás convencido de tu profesión. Eres como el profe Guadalupe Ramírez, mi maestro de quinto año en la Tipo, cuando se daba cuenta de que alguno de sus alumnos andaba bajo en aprendizaje, hablaba con los padres y les ofrecía darle clases extras en su casa; era un apostolado. Así eres tú, pinche Malayerba.
Llega Joachín, El ticher del Chayote con sus amigos cafetólogos, en su mano derecha lleva cinco cheques, y se abanica el rostro con ellos; mirando a sus amigos les saluda: -¿Cómo les va mis esclavos?
-Pues aquí pinche Ticher del Chayote, preocupados porque los gobernantes tranzan sin piedad, no se hartan, cada vez quieren más; son corruptos como tú.
-Pues miren, -abanica más los cheques-, no sé qué esperan para salir del error. Los tiempos de la tranza siguen mejorando. Galopamos aprovechando que el viento nos favorece: ¡Viento en popa ojetes vale madre!
-No somos ratas como tú, pinche Ticher del Chayote.
-Allá ustedes. ¡Les tengo una buena noticia!
-¿Falsa o verdadera?
-Cierta. Me voy a casar.
-¿Con hombre o mujer?
-Si van a la boda; lo sabrán.
LEE ACÁ LA ENTREGA ANTERIOR DE ESTA SERIE: ¿QUIÉN MATÓ A JAVIER VALDEZ? Capítulo No. 1: Invítalo al Guayabo
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