Al gobierno le corresponde restablecer la seguridad pública con absoluto apego al marco legal, y a los sinaloenses exigir que ello suceda en el menor tiempo posible y sin pagar más el costo de vidas inocentes sacrificadas.
EDITORIAL
El amanecer de hoy en Culiacán está acabando no solo con la percepción pública de seguridad sino también con la confianza en gobernantes que administran el terror que resulta de los interminables eventos de criminalidad.
Los desenlaces de sucesos como el de ayer en la zona del cruce de las calles Leyva y Aldama, en Culiacán, abonan a la confianza en los cuerpos de seguridad pública y aportan al restablecimiento de la sensación de paz.
El Senado es en estos momentos la única y última posibilidad de frenar las decisiones autoritarias de López Obrador, volteando a ver a los que en los entornos nacional e internacional advierten de los riesgos de sacrificar la independencia de la Suprema Corte.
Si está en riesgo la Carta Magna que garantiza la igualdad ciudadana con los derechos cardinales a salvo, entonces nadie escapa de la vocación dictatorial que asoma con el régimen de la Cuarta Transformación.
A las autoridades e instituciones legítimas les corresponde crear los manuales y capacitar a la ciudadanía pacífica para que evite ser presa de la psicopatía del terror.
No deberían ignorar las protestas de organismos y gobiernos internacionales, ni las manifestaciones de sectores y el contexto que advierte que la sujeción de la judicatura a los caprichos del Mandatario federal pone al país en la ruta contraria a la lucha social por la democracia.
Otra vez en jueves, la morosa versión oficial y la puntual divulgación de amarillismo puro alentaron otra crisis de seguridad pública en Culiacán con el protagonismo del silencio gubernamental.
Con la decisión ya tomada, no queda más que darle el voto de confianza a Claudia Sánchez Kondo para que con hechos limpie la mácula que le deja el caso Cuén, la investigación que obligó la renuncia de Sara Bruna.
Con el recuento de votos que reafirma el triunfo de Jorge Rosario Bojórquez Berrelleza, domina el sano juicio del Tribunal Electoral Estatal que, a pesar de las presiones, hace valer el sentido del voto en Navolato.