- Axioma o hipótesis
El desarrollo es la capacidad que tiene un gobierno para que su población pase de una realidad anárquica, autodestructiva, deplorable y salvaje, a una de cultura, orden, respeto, libertad, prosperidad y valores. Y es el gobierno, junto con su sociedad civil y empresarial, el responsable de construir ese puente cuya solidez dependerá de la calidad de dos estructuras: la política y la económica.
- Una metáfora para introducir el diagnóstico.
La unidad motriz es la entidad, sus motores los municipios y sus engranes las sindicaturas; la población son sus pasajeros; el gobernador el conductor y; los encargados de mantener esa unidad con rumbo y seguridad son la tripulación. Ésta, por razones inherentes a la operatividad se subdivide en tres departamentos. Uno tiene la tarea de idear la reglamentación para que imperar orden, respeto, atención y un entorno de amenidad; el otro, es responsable de sancionar los comportamientos y las conductas indeseables y los abusos de autoridad, y; el tercero, tiene la responsabilidad de suministrar insumos, refacciones y aquellos desarrollos tecnológicos que impacten positivamente a la unidad y la trayectoria. La unidad motriz debe transitar por una ruta de mejora continua con estaciones de descanso, aprovisionamiento y revisión a x distancia, habiendo en cada una, talleres de reparación. En esas, a su vez, se releva el conductor y la tripulación.
La metáfora asume tres premisas: a) que esa unidad tiene claro que se dirige a destinos prósperos, seguros y firmes; b) que tanto el conductor como la tripulación tienen el expertise para esa gran responsabilidad de la que depende vida, seguridad, orden y respeto y; c) que los pasajeros están conscientes que el personal operativo de esa empresa es profesional y comprometida con los más altos estándares de calidad, responsabilidad y seguridad.
- La realidad en Sinaloa es opuesta a la metáfora
Los poderes ejecutivo y legislativo no se han dado cuenta que para el 2020 a la entidad, de sus 18 motores, 13 se habían desprendido, 2 están a punto de hacerlo, y de los 3 que le quedan, cada uno es parte de un eje motriz externo, cuya fuerza la radian hacia las unidades de las que forman parte. El poder judicial, a su vez, ha sido impávido ante el incremento de los antivalores, los abusos de autoridad y el uso deficiente de los recursos fiscales. Y si bien cada seis años el poder político se remueve, Sinaloa retrocede y su entorno empeora.
Desde que se institucionalizó el Sistema Estatal de Planeación Democrática, los diagnósticos de Sinaloa son los mismos, pero agravados, y el desarrollo es una quimera que sólo existe en el discurso del gobernante. Baste decir que, en el 2025, respecto a los niveles tenidos en 1970, Sinaloa retrocede, se desacelera, se desindustrializa y sus sectores crecen sin orden ni articulación; el anarquismo urbano es constante, creciente e imparable, como también el amplio deterioro de la base natural de recursos, llámese agua, suelos, ríos, esteros y lagunas.
La tan anhelada diversificación sigue siendo quimera. Entre 1970 y el 2025, el coeficiente de especialización permanece en el mismo nivel de 0.7. Y lo grave, por un lado, es que al interior de la economía estatal crece la mono dependencia, como es el caso del turismo de playa, el cultivo de maíz y el camarón que si se eliminan sus correspondientes PIB sectoriales desaparecen.
Pobreza, desempleo, ambulantaje, ignorancia, desintegración, inseguridad, cierre de empresas, informalidad, y una serie de estadísticas vergonzosas, indeseables e inmorales no son más que consecuencias de gobiernos incapaces de edificar un pilar político sólido, y que a su servicio tienen el poder constitucional para discrecionalmente tener instituciones onerosas, inservibles y parasitarias, como lo han sido CODESIN, SEDECO E ICATSIN, incluyendo las instituciones responsables del desarrollo agrícola, ganadero, pesquero y acuícola. No se diga del organismo denominado CONFÍE, incapaz de potenciar el capital humano y generar conocimientos y desarrollos tecnológicos que el sirvan a la sociedad y abatan la infinidad de cuellos de botella que obstruye el proceso micro empresarial e industrial.
El congreso y los partidos no están exentos de calificativos inmorales y hasta viscerales, ya que ni ellos saben el porqué de la política, la república, el federalismo y la división de poderes, y mucho menos el cómo instituir procesos que coadyuven a la independencia económica y la soberanía política. Y por sobre perfeccionar todo el sistema de motores y engranes a dos de sus principales motores los segmentaron para ponerle a esa entelequia arrumbada 2 motores más.
Hoy, el Colegio de Economistas de Sinaloa hace un llamado a un conversatorio ya que Sinaloa no puede seguir sin rumbo ni dirección, y reconoce la importancia del aporte que cada uno puede hacer. En respuesta, propongo las siguientes directrices ya que es mi interés que Sinaloa pase del cuadrante perdedor al ganador. Lo cual, forzosamente primero demanda un plan y una estrategia.
En Sinaloa hay capacidad para armar un equipo de muy alto nivel y que para el 2027 tenga ese documento el cual nos dirá el tipo y el grado de transformaciones que hay que hacer en lo político, en la Constitución y en todas nuestras instituciones. Propongo, pues, tres directrices:
1. Nuestro rumbo es Occidente
Nadie quiere vivir en una realidad como la de Cuba, Venezuela y Nicaragua, ni tener gobiernos autócratas y represivos como los que han proliferado al interior de muchas de las naciones que forman parte del Foro de São Paulo, donde el ideal de la izquierda justa y humana, ha sido apropiado por un comunismo parasitario, represivo y empobrecedor.
La ruta que Sinaloa debe seguir es la que nos lleve a aprender lo mejor de Occidente en administración pública, políticas sectoriales, división de poderes, estado de derecho, democracia, libertad, industrialización, valores (individuales, familiares y comunitarios), y un largo etcétera hasta tener atributos como los de Primer Mundo. Desafortunadamente Sinaloa carece de dirección y el gobierno ni idea tienen de lo que significa la república, la democracia y el federalismo.
Que una administración de gobierno dura seis años, SÍ, y que en el proceso de transición debería haber un aprendizaje, evaluación, reflexión y retroalimentación, también. Eso sería lo correcto, ya que ajustes y correcciones son tan necesarias como el instituir una memoria institucional de aprendizaje. Lo que no se vale, es el reinvento que cada nueva administración hace, sin darse cuenta que Sinaloa permanece en una realidad en retroceso, deplorable y agravada.
2. En nuestras ventajas comparativas está el punto de arranque firme
El cómo es mucho más complejo y requiere un punto de arranque real. Si se trata de pasar del cuadrante perdedor al ganador, los sinaloenses debemos ser el objetivo de ese proceso, y el punto de arranque para que ello suceda es que el gobierno sea capaz de transformar nuestras ventajas comparativas (lo que saben hacer bien y de tiempo atrás) en competitivas, hasta que detonen sus propios sistemas de innovación sectorial o cluster. En esas ventajas que les han permitido sobrevivir, no sólo hay ciudadanos con ideas extraordinarias, sino también procesos de protoindustrialización y semi-industriales que, por la infinidad de cuellos de botella que en el día a día enfrentan, no han podido escalar a la economía de los mercados formales ni a etapas superiores de valor agregado. Prueba de que nuestro pilar político está en gangrenado, y ha sido incapaz de edificar la base social del cual depende la solidez y fortaleza del económico.
Una estrategia así, generaría gobernanza y gobernabilidad; arraigo demográfico en las sindicaturas y el desarrollo de un sistema de asentamientos mejor atendido en todos sus órdenes. Pero también, tasa de crecimiento superiores al 9% anual; el surgimiento de polos de desarrollo en cada comunidad pesquera, ejido y distrito de riego; un sector primario propulsor del secundario y ambos del terciarios, y; la microindustria sería un sistema industrial de articulación vertical y horizontal.
3. La gran responsabilidad está en el quien
Independientemente de los resultados al que este conversatorio llegue, el gobernador los debe hacer suyos, y a partir de ellos, conformar un equipo multidisciplinario y apartidista del más alto nivel para armar la ardua y compleja ruta que significa lo mejor de Occidente, con las piezas del rompecabezas que se tendrían que hacer y perfeccionar.
Parecería utópico una propuesta como la planeada. Pero el común denominador en todos los casos de transformación exitosa, nos dice que Occidente es la ruta y que en el gobierno está la clave. Pero también, que en menos de 10 años Sinaloa, con firmeza, seguridad y precisión, sus 20 motores y 158 engranes lo estarían llevando a navegar en las tan anheladas aguas del desarrollo, con todos los atributos y principios que ello significa. De sus pasajeros, decir que estarían seguros, contentos y felices ya que los derechos humanos serían de calidad y estarían garantizados. Hagamos que las propuestas del conversatorio detonen lo que a partir del 2027 pudiera ser el año glorioso de la historia de la entidad, y el que hizo posible lo impensable.
Para concluir.
Los resultados del conversatorio del Colegio de Economistas son importantes, pero incompletos ya que el desarrollo es multifactorial y multidisciplinario, y todo lo que esas otras voces tienen que aportar son necesarias. Lo que me lleva al doble dilema que en el corto plazo las fuerzas vivas de Sinaloa tienen que enfrentar:
- Que el gobernador los haga suyos, y proceda a la convocatoria por la que Sinaloa pase del cuadrante perdedor al ganador. Si es así, el mensaje sería el correcto y la respuesta social y empresarial sería inmediata e inimaginable. Que, de no hacerlo, el dilema pasa a la parte de la sociedad objetiva e innovadora.
- El involucramiento de la sociedad civil organizada y empresarial. Para ello, los organismos de la sociedad civil, con el apoyo de los empresarios, deben armar ese grupo de alto nivel, asegurando que, en cada pieza del rompecabezas, desde el principio, se haya involucrado la parte de la sociedad correspondiente.
Para terminar y que no haya dudas al dilema que Sinaloa hoy enfrenta y que tiene que decidir, termino con la siguiente reflexión:
Más mundo en Sinaloa es depender de las trasnacionales, con todo lo que ello significa en dependencia y descapitalización; y más Sinaloa en el mundo, es haber logrado un desarrollo de abajo hacia arriba y de adentro hacia afuera.
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