Una chica judía en París.

La trama comienza con Jacobina, en Canadá durante 1982. En un hospital, la joven mujer ve agonizar a su padre de origen judío, sobreviviente de un campo de exterminio nazi, quien antes de morir le encomienda que haga una búsqueda de su media hermana, producto de su primer matrimonio a quien abandonó siendo una niña. Jacobina desconocía la existencia de ella; únicamente se entera de que es judía y que vivía en París con su madre. El padre fallece y Jacobina, aún sin comprender del todo la historia, promete cumplir la encomienda recibida. Esto le llevaría muchos años.

La historia de Judith, la media hermana de Jacobina, se ubica en París, en 1940 en plena segunda guerra mundial. La joven judía de 19 años, estudiante de literatura en la Sorbona, trabaja en la biblioteca de la universidad,  para ayudar a su madre en el sostenimiento del hogar por las estrecheces impuestas debido a la guerra,  rodeada de libros que conforman su pasión. De su padre no recuerda casi nada. En medio de las restricciones en que vive, conoce a un joven que le coloca entre los libros de la biblioteca, recados de admiración por su belleza. El joven, de visible posición económica desahogada, comienza a despertar admiración y sentimientos desconocidos en la joven; resalta en él una visible cojera producto de una enfermedad en su niñez, lo que la joven ignora.  Al hacer contacto,  surge en los jóvenes una mutua atracción, tanto por el amor compartido por la literatura, como por la urgencia de evadir la situación  de peligro constante. Christian, cuya severa disciplina en su hogar presidido por el padre, acaudalado y simpatizante colaborador de los nazis, sería el grande y único amor de Judith, su salvador y su desgracia.

La clave importante para el desarrollo y desenlace de la historia, recae en Beatrice. A pesar de ser de origen francés, vive en Washington en el año de 2006. Habiendo recibido una educación esmerada gracias al esfuerzo de su madre, sin un padre que le respaldara en su proyecto de vida. Con un título relacionado en  Relaciones Exteriores y por su ambición de alcanzar una posición importante en el mundo laboral y político, se traslada a los Estados Unidos en donde es contratada para ocupar un alto puesto en el Banco Mundial. Beatrice se cuestiona si su trabajo que logra grandes enlaces para fines humanitarios, es suficiente; de ahí que se relaciona con una institución no gubernamental que proporciona ayuda a familias y personas de bajos recursos. Su vehemencia por colaborar en el bienestar de personas necesitadas, es observada por la organización de ayuda, en donde le adjudican visitar y ayudar  a  una anciana sola y desvalida. Beatrice simpatiza con la persona que le designaron, ignorando que la mujer vive con la culpa por no haber cumplido con la promesa hecha a su padre, para buscar a su media hermana. Beatrice, involucrada por  aliviar la precaria situación de Jacobina, se convierte en su  protectora. La anciana le habla de su secreto y la joven mujer promete ayudarla a localizar el destino de  la media hermana.

Dueña de una narrativa hábil  e impecable, Melanie Levensohn, logra concatenar a los tres personajes femeninos que conforman la trama para adjudicarle un giro por demás vigente e interesante. La historia cubre tres decenios. Aparecen asimismo,  algunos personajes masculinos que son claves para aportar al desarrollo, pasiones  y conflictos en situaciones complicadas.  Al interesarse por  la tragedia que vivieron los judíos durante la segunda guerra mundial, la autora se aboca a la tarea de investigar esa página de la historia que marcó a millones de seres.  Se asegura que la novela está inspirada en hechos reales abarcando temas como el amor prohibido, la desgracia  de la discriminación, la soberbia de los generadores de una guerra devastadora y muchos aspectos más que hacen de este conmovedor tema, no una novela más de las miles que se han escrito sobre esta etapa mundial, también destacan las coincidencias inspiradoras, tal y como lo dice la propia autora: “El amor y ciertas coincidencias extraordinarias, cambiaron la vida de los protagonistas de esta novela, y también la mía”.