—¿Cómo durmió hoy?, le preguntó a su paciente. —Qué le digo doctor, otra vez pasé con ojos de plato toda la noche. No sabía si quedarme acostada o ponerme a hacer algo. Porque, como le dije la vez pasada, escuché a un doctor en la radio decir que cuando una no pueda dormir es mejor levantarse y ponerse a hacer algo como barrer, planchar, lavar trastes, pero la verdad, doctor, a mí eso no se me da, lo que hago es darle vueltas a la cabeza con tantas preocupaciones que tengo, cosas que una se entera en las redes y la de videos de todo lo que pasa, ya no sé ni qué creer. Fíjese que caí en la cuenta de que empecé con esto del insomnio la vez que mi hija me dijo que ya no iría a la escuela, que ella no quería estudiar nada y que iba a ser yutuber, ¡lo que me faltaba!, me dio un bajón bien fuerte; primero terminó con ese muchacho tan bueno y estudioso que la trataba muy bien y le daba su lugar, yo hasta le di un amuleto de la buena suerte, claro sin que ella se diera cuenta de que era para amarrarlo porque igual y me lo tira, pero no sirvió de nada, un día llegó y me dijo que ya había tronado con él, dijo que era un ñoño, y ahora me sale con que va a dejar la escuela, ¡válgame mi dios! Allí empezó todo mi mal, primero el insomnio y luego los dolores de cabeza, pero más bien pienso que eso es porque no duermo, no descanso lo suficiente, aunque dormir no es descansar, a veces la gente duerme, pero no descansa porque no se relaja, eso le dijo el entrenador a mi vecina, que si el cuerpo no se relaja no descansa cuando duerme y una con la idea equivocada de que al dormir se relaja el cuerpo y no, doctor. Aunque viéndola bien, doy gracias de que no me ha pasado como a mi prima que no duerme si no es con antihistamínicos, imagínese que una vez fuimos a la boda de una sobrina y se le olvidaron las pastillas, resulta que la muy confiada me dice: ya me voy al cuarto a dormir, y yo como estaba cansada pues me fui con ella, porque le cuento que la boda fue en un hotel, sí, de esas bodas que hacen ahora los jóvenes en la playa y que lo hacen gastar a una lo que no tiene, por ejemplo para esa boda tuvimos que comprar boleto de avión, pagar hotel, rentar vestido, aunque yo la verdad ni pensar en rentar, sabrá quién se lo habrá puesto antes, así que en eso no gasté pues me puse un vestido que ya tenía, porque con todo y todo pues me conservo y todavía me queda la ropa de siempre, sólo cuando ya me harta la regalo y luego pienso que igual a quien se la doy la quema o la vende, pensará que está pasada de moda, porque ahora importa más lo que uno se pone que lo que uno es en realidad… ay por dios, creo que ya me desvié, doctor, le decía que ese día mi prima olvidó sus pastillas y que nos quedamos sentadas en el balconcito del cuarto viendo las estrellas y hablando de tantas cosas de esas que una deja pasar por las obligaciones que a una le acaban la vida y no le dan tiempo de compartir, porque una va gastando el tiempo en boberías. Si le contara de lo que me enteré esa noche, cosas de la familia que ni me imaginaba que pasaban, no lo podía creer. Sabe, pensándolo bien, creo que desde ese día empecé con las preocupaciones y pueda ser que por eso me llegó el insomnio que ya se estaba gestando allí, en mi subconsciente, doctor. Es que sabe, es muy fuerte lo que me contó mi prima, vivir eso es peor que ser insomne. Ella y yo somos muy cercanas y parecidas, le voy a decir que venga con usted, quizá también la pueda ayudar, como a mí, bueno como creo que me ayudará. Soy mujer de fe y pondré todo de mi parte…
—Señora, sólo le pregunté cómo durmió, ¿bien o mal? Le agradezco que sea precisa. —No dormí nada, doctor. Pero sabe, no me gusta el tono de su pregunta. Ahora resulta que no me puedo explayar. Yo no soy Claudia, doctor…
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