Culiacán, Sin.- A lo mejor muchos sinaloenses no lo saben, pero en términos históricos, la ciudad de Culiacán fue y es muy importante para la expansión del Opus Dei. Aquí por ejemplo, se creó el primer colegio de mujeres, en el mundo, guiado bajo estas doctrinas de la Iglesia Católica: el Colegio Chapultepec.
Otros estudiosos de la religión se cuestionan por qué la capital de Sinaloa figuró en el país mucho antes que otras ciudades con mayor tradición católica, o más pobladas, o con mayor nivel educativo entre su población.
Mucho tuvo que ver a que el ingeniero Gonzalo Ortiz de Zárate, el primer miembro numerario del Opus Dei (de origen español) que llegó a Culiacán en 1951, se acercó con las personas correctas para iniciar su labor evangelizadora en la región.
Concretamente, dentro de las ideas más importantes de esta prelatura, se encuentra la del valor santificador del trabajo ordinario. Es decir, la postura personal de hacer bien las cosas independientemente de la profesión que ejerza uno.
En este caso, Gonzalo Ortiz de Zárate encontró su nicho entre las familias mejor preparadas, profesionalmente hablando de Culiacán, en su mayoría empresarios, agricultores y grandes comerciantes de la capital.
De todo esto nos habla Mario Enrique Velázquez Vizcarra en su reciente libro “Tierra fértil, luminosa y alegre. Relatos de los primeros pasos del Opus Dei en Sinaloa”, publicado por la editorial EUNASA , de la Universidad de Navarra.
Ahí, el autor narra cómo hace más de 70 años un grupo de hombres y mujeres llegaron a Culiacán con la misión de expandir la labor del Opus Dei en México, “sembrando una semilla en una tierra fértil”, que en pocos años se convirtió en un semillero de vocación.
“Descubrieron una tierra luminosa, donde el sol inspira a la gente a trabajar, a salir adelante a pesar de las dificultades, a hacer crecer sus familias, sus trabajos, su persona. Se adentraron en un lugar donde sus habitantes irradian luz propia. Encontraron personas alegres que les abrieron las puertas de sus hogares y que con mucho amor y entusiasmo, adoptaron la misión de la Obra como propia”, se lee en el libro.
Cabe destacar que las principales fuentes para la realización de esta investigación son los propios testimonios de los primeros integrantes del Opus Dei en Sinaloa, la gran mayoría, de edad avanzada en el presente.
Familias como Ibarra Hallal, Lerma Jasso, Lorda Andrade, González Dozal; y personajes como Jesús Hernández Benavides, Rossy de Guzmán, María Luisa Guido, María Isabel Grijalva Sánchez, Enrique Coppel Luken, Lucero Dávalos o Águeda Espinoza.
“Lo interesante fue ver, investigar, en instituciones, empresas familiares, cómo ha sido la labor, cuáles han sido los diferentes pasos que han dado para que esas historias perduren y esa historia de la institución, de la empresa, pueda seguir llegando a la gente de la misma forma”, comentó Mario Velázquez en entrevista para Espejo.
“Es lo mismo que en una empresa, en una familia, colegio, todo lo que hicieron los primeros que llegaron a Sinaloa, cómo sentaron las bases para que esta institución sea lo que es hoy en día”, precisa.
Mario Enrique Velázquez Vizcarra
¿Quién es Mario Enrique Velázquez Vizcarra?
Este autor se describe con el propósito de contribuir a un mundo más humano, contando las historias de personas, familias, empresas e instituciones que han hecho de su entorno un mejor lugar, y colaborando para construir su legado a través de los momentos que los han llevado al presente, con miras al futuro.
Es licenciado en marketing y cuenta con un máster en Periodismo por el Periódico El Mundo y la Universidad CEU San Pablo, en Madrid, España.
Es director de Sopa de Letras, un despacho especializado en generación de contenidos institucionales y documentación biográfica, con sede en Culiacán.
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