Culiacán, Sin.- La historia del nacimiento de una madre buscadora ha sido contada de distintas maneras: por la mano de un periodista, en una suave melodía, en un lienzo o en la pared de algún rincón de la mancha urbana. Sin embargo, Teresa Díaz del Guante la narra con su propio cuerpo y su voz en la obra de teatro Sabueso, inspirada en la historia de María Isabel Cruz Bernal, una madre buscadora de Culiacán.
Como parte de la agenda del Festival de Periodismo 10+1, en el marco del aniversario de Revista ESPEJO, este miércoles 3 de diciembre se presentó la puesta en escena, la cual forma parte de la trilogía “Proyecto Aroma”. Protagonizada, escrita y dirigida por Teresa Díaz, la obra encarna a María Isabel, madre buscadora y dirigente del colectivo Sabuesos Guerreras, en un recorrido de escenas fuertes y sensibles sobre la búsqueda de su hijo, Yosimar García Cruz.
La obra es producto del año 2019, cuando Teresa conoció a María Isabel. Después de una entrevista a inicios de ese año, comenzó a ver la historia de Yosimar como un caso “atípico” respecto a lo que ella asociaba con las víctimas de desaparición. Lo humano, la química con Isabel y el peso de su historia guiaron su proceso creativo.
“Empecé a trabajar la pieza desde enero hasta mayo. Trata de ser totalmente fiel al testimonio. Obvio no se cuenta todo, pero sí aquello que funciona en escena, como la anécdota que a él le gusta. ¿Por qué conecta con el público? Porque te das cuenta de que no es un número. Le gustaba el pay de frutos del Panamá, ir al cine (…) Como ciudadanos seguimos viendo números, y a mí me importaba que se enunciara desde lo que él era”, dice Díaz Guante.
Sobre un escenario escasamente iluminado, con una escenografía mínima compuesta por dos mesas desordenadas y una manta en lo alto, la ficha de Yosimar, pero con un hueco en blanco en el lugar donde debería ir su fotografía. La voz de María Isabel ambienta el espacio: el pase de lista, sus gritos por justicia, una discusión acalorada. Es su voz la que envuelve, incluso antes de la tercera llamada.
Cada detalle está profundamente motivado por un porqué. Las mesas, llenas de objetos, funcionan como una representación minimalista de la oficina de Isabel. La manta en blanco permite luego un juego de luces y sombras con el rostro de Yosimar. Para Teresa, la luz es una parte crucial de la narrativa de las madres buscadoras.
La obra inicia en total oscuridad. Según la actriz, es una analogía del nacimiento de una madre buscadora y de la búsqueda en campo: oscuridad como sinónimo de desconocimiento, bruma y desorientación, quebrada solo por la lámpara de mano que corta las gradas desde el escenario.
“La intención es mostrar cómo buscan en la oscuridad, metafóricamente. Casi como si estuvieran siempre atentas. Ellas buscan a tientas, porque muchas veces no tienen un punto. La oscuridad, para mí, es ese enfrentarse a la búsqueda a ciegas”.
Con el transcurso, la obra se vuelve dura, cruel e incluso incómoda en algunos momentos. Teresa, en los zapatos de María Isabel, narra el recorrido, se quiebra la voz en ocasiones, habla directamente al espectador, lo hace parte de la obra y lo obliga a abrazar la humanidad de Yosimar y el dolor de su madre.
Esa incomodidad también remueve las emociones de la propia actriz, especialmente cuando interpreta a un personaje distinto al de Isabel, diferenciado por un tono de voz agudo y emoción exagerada, el de “La Justicia Transicional”.
“Sé que a nivel escénico es buena. Sé que golpea, que dices ‘chin, sí pasa esto’, pero a mí en lo personal me parece rudo romper el rostro.
Para mí, saber que existe un sistema real, no el que yo invento aquí, sino uno real, que juega a anular a la gente, que finge demencia ante su existencia y que propone el perdón solo porque sí, eso a mí se me hace como una burla. No digo que no haya que ponerlo; me parece importante mostrarlo. Además, es una escena medular de la obra. Al final, saber que es él… me parece muy, muy, muy rudo”.
La obra, en varias escenas, tiene la fuerza suficiente para arrancar una lágrima. Sin embargo, aunque Teresa comenta que termina drenada de energía tras cada función, los momentos más duros para ella siempre llegan después, cuando una persona con algún ser querido desaparecido se le acerca al terminar la presentación.
Porque, asegura, en cada lugar donde presenta Sabueso, siempre hay alguien que se acerca para decir que se reconoce en la historia de la sabueso de Sinaloa.
Díaz del Guante, comenta que su vida fue marcada por las madres buscadoras, su sentir, su lucha y su fuerza. Es con la trilogía de Aroma que ayudo a reconocer la importancia de su trabajo, pero es con sabueso con la que reconoce la humanidad y la historia detrás de cada una de ellas.

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