Por Parker Asmann

Un alto líder de la facción de Los Chapitos del Cartel de Sinaloa aceptó cooperar con los fiscales de Estados Unidos, en otro caso judicial que no llegará a juicio ni revelará el funcionamiento interno del crimen organizado en México.

Joaquín Guzmán López, uno de los hijos del exlíder del Cartel de Sinaloa Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, retiró su declaración de no culpabilidad y se declaró culpable de dos cargos por tráfico de drogas y de participar en una empresa criminal durante una audiencia realizada el 1 de diciembre, según documentos judiciales.

Guzmán López fue arrestado en julio de 2024 tras una serie de eventos que desataron una guerra interna despiadada dentro del Cartel de Sinaloa que aún hoy continúa. Fue detenido después de orquestar el secuestro y entrega de Ismael Zambada García, alias “El Mayo”, el reconocido excapo que pasó décadas evadiendo a las autoridades.

Con este acuerdo, Guzmán López se suma a su hermano Ovidio Guzmán López, quien también se declaró culpable de cargos federales de narcotráfico a comienzos de este año. Ambos son acusados de liderar la facción de Los Chapitos junto con Iván Archivaldo Guzmán Salazar y Jesús Alfredo Guzmán Salazar, también hijos de El Chapo. Iván y Jesús siguen prófugos y son objetivos prioritarios de las autoridades de México y EE. UU.

Los hermanos Guzmán López se encuentran entre varias figuras del Cartel de Sinaloa arrestadas y extraditadas a Estados Unidos que han decidido cooperar con las autoridades. El caso más reciente ocurrió en noviembre, cuando José Guadalupe Tapia Quintero, alias “Lupe Tapia”, descrito por los fiscales estadounidenses como uno de los principales articuladores de envíos de droga, también aceptó colaborar.

Si bien estas negociaciones implican que no saldrán a la luz revelaciones contundentes sobre el narcotráfico en México en un juicio, el acuerdo de Guzmán López sí aportó más detalles sobre un acontecimiento clave: lo que condujo al secuestro y captura de Zambada.

Guzmán López admitió haber atraído a Zambada a una reunión en un rancho en las afueras de Culiacán el 25 de julio de 2024, según los documentos judiciales. Guzmán López lo esperaba a su llegada y, después de quedar a solas, un grupo de hombres armados lo esposó y le colocó una bolsa negra en la cabeza.

Esta versión de los hechos coincide con una declaración que Zambada divulgó a través de su abogado poco después de su captura, en la que detalló cómo fue engañado para reunirse con Guzmán López y posteriormente secuestrado.

“En cuanto puse un pie dentro de esa habitación, me emboscaron. Un grupo de hombres me golpeó, me tiró al suelo y me colocó una capucha oscura en la cabeza. Me amarraron y me esposaron”, afirmó Zambada en la carta.

Los Huertos del Pedregal, en Culiacán, Sinaloa, donde uno de los hijos de “El Chapo” admitió haber secuestrado a “El Mayo”. (Crédito: Parker Asmann)

El grupo procedió a cargar a Zambada en una camioneta que esperaba afuera del rancho y lo trasladó a una pista de aterrizaje cercana, donde lo aguardaba una avioneta. Una vez a bordo, a Zambada lo inmovilizaron con precintos plásticos y lo sedaron.

Tras dejarlo incapacitado, la aeronave despegó hacia el norte desde la capital de Sinaloa, cruzó la frontera entre México y EE. UU. y aterrizó en un aeropuerto privado en el sur del estado de Nuevo México, donde agentes de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (US Drug Enforcement Administration, DEA) estaban esperando.

Ni la DEA, ni el Departamento de Justicia de Estados Unidos, ni el abogado de Guzmán López, Jeffrey Lichtman, respondieron a la solicitud de comentarios de InSight Crime al cierre de esta edición.

Guzmán López afirmó en el acuerdo de culpabilidad que el gobierno estadounidense “no solicitó, indujo, autorizó, aprobó ni toleró el secuestro”. Sin embargo, aunque el gobierno de EE. UU. no lo haya solicitado, los agentes de la DEA parecen haber estado al tanto del plan.

En ese momento, el hermano de Guzmán López, Ovidio, ya estaba detenido y negociaba activamente con fiscales federales. Fue a través de él que habrían sabido del secuestro en preparación, según Mike Vigil, exjefe de operaciones internacionales de la DEA.

“[El gobierno de EE. UU.] no participó, pero sabían que Joaquín iba a intentar secuestrar a Mayo Zambada”, dijo Vigil a InSight Crime. “Por eso, cuando la aeronave que los transportaba aterrizó en Santa Teresa, Nuevo México, los agentes federales estadounidenses ya estaban esperando”.

El grado de participación de Estados Unidos en el secuestro de Zambada no es lo único del caso que genera interrogantes. Durante la reunión a la que Zambada fue citado en el rancho, Héctor Melesio Cuén Ojeda, exalcalde de Culiacán y rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), fue asesinado.

La Fiscalía General del Estado de Sinaloa afirmó inicialmente que Cuén había sido asesinado durante un intento de robo de vehículo en una gasolinera. Pero esa versión fue desmentida y, posteriormente, los fiscales determinaron que Cuén fue asesinado en el rancho, luego de confirmar que las manchas de sangre halladas en el lugar le pertenecían.

El cuerpo de Cuén fue cremado antes de que se realizara una autopsia adecuada, lo que impidió una investigación completa del homicidio y dejó sin esclarecer varios aspectos relacionados con su muerte.