Por María Guadalupe Camarena Rodríguez
El 6 de junio de 2016 se llevaron a mi hija Lucero Ávalos Camarena. Durante mucho tiempo fui a diario a la Fiscalía del Estado de Jalisco, pero no había resultados ni avances. Con desesperación empecé a investigar por mi cuenta. Sentía impotencia y tristeza. Les llevé mucha información y nunca hicieron nada. Puse una queja en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, pero nada.
Tenía tres años de buscar a mi Lucero cuando recibí una llamada de otro de mis hijos: Tonatiuh Ávalos Camarena. Me dijo que él y sus hermanos (José de Jesús Martínez Camarena, Oswaldo Javier Ávalos Camarena y Ernesto Padilla Camarena) estaban en una revisión de rutina por parte de la policía de Ocotlán. Dejó la llamada abierta. Lo único que me pudo decir fue que si se tardaban que no me preocupara, que les estaban haciendo una revisión de rutina, pero yo escuché todo. Se oían palabras obscenas. “Al suelo, este sí trae dinero”, decían. Fue un jueves 19 de diciembre de 2019 a las 10:30 de la mañana. Se los llevaron los policías.
Mi otra hija, Noemí Ávalos Camarena, y yo nos fuimos en ese momento a Ocotlán a la comisaría de la policía para ver si mis hijos estaban detenidos y no los pude encontrar, pero no sólo ahí. Estuve en las delegaciones de La Barca, Chapala y Poncitlán en su momento.
De ahí empezó mi tristeza, mi angustia y como llegó la pandemia, nos quedamos solas mi hija Noemí y yo. Agarramos la camioneta y empezamos a buscar en zanjas, terrenos baldíos. Le hice un video a Nemesio Oseguera Cervantes, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), para pedirle que me ayudara a encontrar a mis hijos porque vi que repartía despensas por el COVID en Zapopan. Después de eso, tuvimos acciones de la ONU.
Mi hija y yo no paramos las búsquedas en Ocotlán en ningún momento. Seguimos buscando. La Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas en Jalisco no nos atiende, no trabaja. Había seis policías con orden de aprehensión y aun así seguían trabajando en otro municipio, en Jalostotitlán. Para que pudieran ser detenidos tuvimos que hacer una rueda de prensa afuera de la Fiscalía Especial.
Cuando los policías fueron detenidos, unos delincuentes quisieron desaparecernos por todo lo que mi hija y yo estábamos investigando. Tuve que esconder a mis nietos, que viven conmigo. No tuvimos protección por parte de la Fiscalía Especial, fue por parte de la ONU que entramos a un mecanismo de protección.
Por todo lo que estábamos investigando, el personal de la Fiscalía Especial se enojó mucho hasta el grado de que un tiempo con trabajo nos recibían, pero para que vieran que nosotras sí estábamos buscando a mis hijos investigamos a tres de los policías que están prófugos. Sabemos dónde están y estamos planeando a quién de confianza darle la información.
Hemos hecho búsquedas en campo en diferentes municipios. Nos ha acorralado la maña cuando estamos sacando cuerpos.
Yo como madre he sufrido depresión y angustia, pero tanto quiero a mis hijos que el amor por ellos me da fuerza. Hemos sacado tantos cuerpos de las fosas clandestinas que tengo sentimientos encontrados cada vez que recibimos una llamada anónima. En una ocasión casi nos fuimos de madrugada para descartar. Ha cambiado la vida de mis nietos y de toda mi familia. Mi familia también son los colectivos, ahí puedo desahogar mis angustias.
***
Realizado en el marco de la Tercera Convocatoria para Subvenciones locales para mujeres periodistas y defensoras de derechos humanos del Proyecto “Mujeres defensoras y periodistas incorporan el enfoque de derechos humanos de las mujeres en la política pública de protección integral en la materia”. Iniciativa implementada por Comunicación e Información de la Mujer A.C., el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, A.C en Chihuahua y Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca A. C, financiado por la Comisión Europea.

Comentarios
Antes de dejar un comentario pregúntate si beneficia a alguien y debes estar consciente en que al hacer uso de esta función te adíeles a nuestros términos y condiciones de uso.