Por Raquel Trinidad

Yo soy Raquel Trinidad Escobedo, madre de Alejandro Trinidad Escobedo de 26 años. Cuando estaba mi hijo, era la madre más feliz del mundo, quería todo lo mejor para él.

Luego se casó y me hizo abuela de dos pequeños que ahora son mi vida, son mi motor para seguir buscándolo, pues cuando él fue desaparecido el 11 de mayo de 2013 sus hijos tenían apenas seis y un año de edad.

Recuerdo haber confiado tontamente en las autoridades, sin saber que no hacen las investigaciones y su trabajo como deben. Sólo criminalizan al desaparecido y cometen muchas omisiones.

Basta con decir que la primera búsqueda realizada por las autoridades de Jalisco para encontrar a mi hijo fue luego de que cumplió nueve años desaparecido. Y “búsqueda” es decir mucho, porque sólo fueron a pegar fichas.

No he parado de buscar a mi hijo, lo busco en campo, en vida, en otros estados, pero en realidad, no sé, no sabemos a dónde se los llevaron.

A nosotras, como madres, como familias, sí nos duele su ausencia, a diferencia de las autoridades, a quienes he tenido que decirles que ¡no voy a encontrar a mi hijo entre papeles! A cambio he recibido de la Ministerio Público a cargo de mi caso falta de sensibilidad y palabras indolentes.

“Sabe que donde se hará la búsqueda calcinaban”, me dijo la funcionaria, e insistió “lo que se va a encontrar son sólo osamentas calcinadas”. Le contesté que sí, que lo sabía, pero que también sabía que no iba a recibir algo que en mi corazón no me latiera o, que pudiera indicarme, decirme que se trataba de mi hijo.

¡Yo sólo sé que lo quiero encontrar! 

A lo largo de este caminar he conocido infinidad de personas con el mismo dolor. He andado en marchas, en pega de fichas, de listones con los nombres de nuestros seres queridos, he tenido infinidad de mesas de trabajo que sólo sirven a las autoridades para preguntarnos “si ya regresaron nuestros hijos”. Preguntas tontas. Avances nunca te dan y si una no va a sus oficinas, a preguntarles, ellos no hacen nada

Mi hijo Alejandro desapareció en Tequila, Jalisco y aunque por años mi caso estuvo en Guadalajara me cambiaron a Tequila. Una contradicción porque cuando esto me sucedió, las autoridades no quisieron tomar mi denuncia en ese municipio y me enviaron a la capital del estado. No se me olvida que, pese a mi dolor y mi coraje, me traían como “pelota de ping pong”, de un lado para otro.

Finalmente, se quedó mi expediente, lo dejaron en el olvido y nunca me dijeron que lo iban a mandar a Tequila. Aunque interpelé a mi ministerio público y le dije que no me iba a ir para allá, decidieron hacerlo así.

Mi fuerza y fortaleza son mis nietos y el amor por mi hijo para seguir en su búsqueda. A pesar de que he pasado muchos tragos amargos yo sigo en pie de lucha en las búsquedas de los que nos faltan en casa.

Porque sigue la silla vacía y se llevaron toda mi vida. 

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Realizado en el marco de la Tercera Convocatoria para Subvenciones locales para mujeres periodistas y defensoras de derechos humanos del Proyecto “Mujeres defensoras y periodistas incorporan el enfoque de derechos humanos de las mujeres en la política pública de protección integral en la materia”. Iniciativa implementada por Comunicación e Información de la Mujer A.C., el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, A.C en Chihuahua y Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca A. C, financiado por la Comisión Europea.