Sinaloa atraviesa hoy una serie de crisis que han deteriorado su motor productivo, la confianza en el ambiente de negocios, así como la certidumbre económica y jurídica. La caída del Producto Interno Bruto Estatal al cierre de 2024 provocó que el PIB per cápita, es decir, el valor de la economía en relación con la población, descendiera a su nivel más bajo desde 2015.

De acuerdo con Cristina Ibarra, doctora en economía y profesora-investigadora de tiempo completo en la Universidad Autónoma de Sinaloa, el impacto económico de la crisis de violencia iniciada en septiembre de 2024, sumado a las debilidades estructurales de los sectores productivos y a factores externos, está generando estragos que podrían tardar hasta una década en revertirse para la economía sinaloense.

De acuerdo con los datos publicados por el INEGI el pasado viernes, 5 de noviembre, el Producto Interno Bruto de Sinaloa cayó 0.5% en 2024, en comparación con el resultado de 2023. Esto, pese a que en dicho año se registró una expansión de 1.4% a nivel nacional.

PIB por entidad federativa 2024

Variaciones del PIB por entidad federativa en México (INEGI)

En 2024, Sinaloa estuvo entre las únicas 9 entidades del país cuya economía se contrajo. Dicho año estuvo marcado por la sequía histórica que afectó al campo mexicano, así como el inicio de la crisis de seguridad por el estallido de la guerra interna del Cartel de Sinaloa que se mantiene hasta la fecha.

Este retroceso provocó que el Producto Interno Bruto per cápita, que representa cuánto valor económico genera en promedio cada sinaloense en un año, cayera a su peor nivel desde 2015.

PIB per cápita en Sinaloa, elaborado por Cristina Ibarra

PIB per cápita anual de Sinaloa. Gráfica elaborada por Cristina Ibarra Armenta.

¿Qué pasa con la economía sinaloense?

 

La incapacidad de la economía sinaloense para crecer se viene arrastrando desde antes. Las cifras revelan que, después de 6 años de un máximo histórico en 2018, el valor total de la producción estatal no ha podido levantarse por encima de ese nivel.

Desde la academia y sector privado, se ha apuntado en repetidas ocasiones la ausencia de un plan integral por parte del estado que favorezca el desarrollo de actividades económicas de mayor valor agregado, que ofrezcan empleos mejor remunerados y detonen el crecimiento.

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La agricultura, uno de los principales motores del crecimiento económico de Sinaloa, adolece de un deterioro productivo y rezago tecnológico que lo ha hecho altamente dependiente del apoyo gubernamental. Se encuentra atravesada, además, por la situación latente de sequía que en los últimos ciclos agrícolas provocó profundas afectaciones.

En tiempos más recientes, la crisis de violencia en el estado genera un panorama de incertidumbre el cual inhibe el desarrollo e inversión. Los datos de actividad económica del 2025 muestran retrocesos en los sectores secundario y terciario, principales amortiguadores de la demanda de empleo a nivel estatal.

¿Cómo afecta a la población tener menor PIB per cápita?

 

Un descenso en el PIB per cápita implica que la economía está generando menos riqueza por cada habitante. Aunque no mide directamente los ingresos de las personas, sí refleja un menor dinamismo económico y, por lo tanto, un entorno menos favorable para la creación de empleos, la inversión y el aumento de salarios.

En la práctica, un menor PIB per cápita suele traducirse en menores oportunidades laborales, pues las empresas invierten menos, producen menos y contratan menos.

Además, en una economía debilitada, los salarios tardan más en recuperarse o incluso pierden poder adquisitivo. Cuando la actividad económica cae, aumenta la vulnerabilidad ante deudas, inflación y falta de ahorros, de ahí que el debilitamiento económico afecte el acceso a bienes, servicios y movilidad social.

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