El atípico apagón de ayer es el llamado puntual para comenzar a actuar de manera unida y organizada ante las facturas que nos cobrará la naturaleza por los deterioros que le asestamos durante décadas.
EDITORIAL
Más allá de fallos judiciales que atentan contra la transparencia y el acceso a la información, la sociedad sinaloense merece saber cómo se utilizan las aportaciones económicas que con sacrificios las familias de los estudiantes le entregan a la Universidad por el pago de cuotas.
Frente a la impunidad, la gran perdedora es la sociedad sinaloense como afectada directa de un periodismo que se ejerce a medias, en zozobra y sin garantías de protección.
Las acciones para sacar al campo de la crisis deben contener visión de futuro, autocrítica, disposición a corregir y buenas intenciones de los actores y factores participantes.
El boom inmobiliario no es malo, lo inadmisible es que el buen nivel de vida de unos signifique la marginación de otros y el deterioro de la naturaleza.
Este día los gobernantes y políticos se expresan a favor de los derechos infantiles y en algunas horas vuelven a rutinas que los excluyen de los más elementales satisfactores para una niñez sana y con buen futuro.
Sin ganadores en los debates nacional y local, la que sí se alzó con la derrota es la democracia reducida a riña incivilizada y decadente.
Al desarmar importantes puntales que sostienen derechos, libertades y mejoras tal vez hoy no pague consecuencia alguna, pero una vez dispersados los fanatismos la historia lo llamará a rendir cuentas.
El Gobierno de Sinaloa debe reforzar las barreras de transparencia e investigación de posibles delitos al considerar a quién se le encargará o se inmiscuirá en los contratos de obra pública.
La principal derivación del voto sería el restablecimiento de la alianza social en torno a México, difuminando de inmediato posterior al 2 de junio los rencores, discriminaciones y preferencias que deje la elección constitucional.