A los policías caídos en el cumplimiento del deber les corresponde el agradecimiento social por su sacrificio; a los que continúan en la misión de salvaguarda a la gente de bien les toca hacer posible que los delincuentes sean puestos a disposición de la justicia.
EDITORIAL
El Secretario de Seguridad afirma que en comparación con junio de 2025, Sinaloa registra la baja del 42 por ciento en lo que se refiere a homicidios dolosos.
El agro de Sinaloa debe jugar un rol estratégico en el logro de la meta trazada por la presidenta Sheinbaum para que en 2026 el país produzca 25 millones de toneladas de maíz blanco no transgénico.
Lo lamentable es que está costando demasiadas vidas humanas el tiempo que las autoridades tardan en reconocer la autenticidad y asumir las decisiones correctas.
Sinaloa forma parte hoy más que nunca de ese México donde permanecen en calidad de desaparecidas alrededor de 127 mil personas, más los casos no denunciados que son la cifra negra del delito.
Mientras continúen desatendidas las infraestructuras obsoletas de riego agrícola y los malos hábitos ciudadanos, el tema del agua permanecerá como tema de seguridad nacional cada vez más difícil de resolver.
La reingeniería en la UAS debe ocurrir sin demoras mediante el voto de confianza que sea correpondido con la disposición a que sea revisado y saneado todo.
Ha sido prolongada y trágica la espera a que la paz retorne y la última expectativa de ciudadanos que son rehenes del crimen podría fincarse en la intervención estadunidense, sea como sea.
Ayotzinapa es la convocatoria a erigirnos desde el valor cívico a recuperar el Sinaloa que el crimen y la desidia oficial nos robaron.
Los homicidios dolosos en los cuales las víctimas son mujeres han escalado a crisis humanitaria dentro de la otra crisis mayor que significa la narcoguerra.