El ciclo escolar 2024-2025 está por concluir y es momento de hacer un balance que nos permita identificar los avances, pendientes y desafíos que siguen vigentes en el sistema educativo. Este ejercicio es fundamental para analizar con mirada crítica y propositiva las condiciones en que se desarrolló este periodo escolar y lo que ello implica para el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes en Sinaloa.

Uno de los aspectos más graves que marcó este ciclo fue la violencia en las escuelas. Desde septiembre de 2024, múltiples municipios del estado han enfrentado situaciones de inseguridad que han interrumpido las clases y generado ambientes de tensión, miedo e incertidumbre. Esto ha afectado la continuidad de los procesos educativos y el bienestar emocional de estudiantes, docentes y familias, quienes enfrentan el reto de acudir a escuelas que hasta el momento no garantizan ser espacios seguros para aprender.

Al mismo tiempo, este fue el segundo año de consolidación del nuevo plan de estudios de la Nueva Escuela Mexicana (NEM). Sin embargo, aunque el modelo presenta una propuesta de valor reconocida por las figuras educativas, su implementación enfrentó numerosos retos. La falta de preparación y acompañamiento de docentes y directivos, la ausencia de materiales y el aumento de la carga administrativa fueron algunas de las dificultades y tensiones que enfrentaron las comunidades escolares y que limitaron las apropiación y transformación de sus prácticas pedagógicas.

Debido a los múltiples retos y dificultades que vive la entidad, la autoridad educativa reconoció la importancia de implementar un plan de recuperación de aprendizajes. Aunque el contexto es distinto a cuando en MPS planteamos esta propuesta con motivo de la pérdida de clases por COVID-19, la necesidad sigue vigente. En ese sentido, se requiere que la autoridad educativa profundice en acciones para desarrollar un diagnóstico sólido de las necesidades de aprendizaje y socioemocionales que enfrentan los estudiantes, de acuerdo con su contexto. Asimismo, se debe contemplar una formación docente oportuna y pertinente y estar abiertos a escuchar las voces y experiencias de las comunidades escolares y de la sociedad en general.Sin ese diagnóstico, cualquier estrategia de recuperación corre el riesgo de ser superficial o desvinculada de la realidad escolar.

Todos estos elementos evidencian las numerosas dificultades para que los estudiantes aprendan. Los resultados más recientes de la Evaluación Diagnóstica de Mejoredu mostraron ligeras mejoras en comparación con las aplicaciones previas, no obstante, en promedio, los alumnos de educación básica en Sinaloa no alcanzan 60% de respuestas correctas en lectura y matemáticas. Esta cifra, lejos de ser alentadora, confirma que la crisis de aprendizaje sigue latente y que se requiere una política educativa de fondo que la enfrente con seriedad.

De cara al próximo ciclo escolar, es indispensable que la política educativa en Sinaloa se fortalezca. Necesitamos diagnósticos adecuados y públicos, acciones focalizadas y avanzar en la recuperación de los aprendizajes de niñas, niños y jóvenes. Las escuelas deben ser espacios seguros, inclusivos y propicios para aprender. El balance del ciclo escolar es una oportunidad para reflexionar e ir avanzando en garantizar condiciones para que el derecho a aprender deje de ser una promesa pendiente.

Por: Ángel Alberto Leyva Murguía. Director de Investigación en Mexicanos Primero Sinaloa

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