Por: Ángel Leyva, director de investigación en Mexicanos Primero Sinaloa.

Cuando estaba en primer grado de secundaria, declamé por primera vez una poesía titulada “Maestrito de Pueblo”. La historia narra la intensa discusión entre un padre y su hijo, quien había decidido dedicarse a la docencia. Para el padre, ser maestro representaba una profesión viciada y sin prestigio. En contraste, para el hijo, la docencia era una vocación noble y esencial para el progreso de su comunidad. Al final, el padre, conmovido por la pasión y determinación de su hijo, reconoce la valiosa labor de los maestros y lo inspira a seguir adelante, entendiendo que es una labor invaluable que tiene el poder de transformar vidas.

La esencia de esta poesía, y ese amor y vocación por la docencia, la sentí nuevamente al interactuar con los ganadores del Premio ABC y AEI. Más allá de explicar las características de estos reconocimientos, basta por el momento decir que son personas ejemplares y con una visión clara sobre la importancia de fortalecer el derecho a aprender de las niñas, niños y jóvenes (NNJ) para alcanzar una sociedad cada vez más justa y democrática.

La experiencia formativa inició con un trayecto virtual de diez sesiones y concluyó presencialmente en Yucatán, en una bella hacienda rodeada de naturaleza, historia maya y espacios propicios para el aprendizaje y la co-creación. En un primer momento, se buscó que cada participante se conectara con su propósito, es decir, clarificar la intención de lo que hacen. Las y los docentes mostraron su inspiración para seguir aprendiendo, la relevancia de valorar las circunstancias, compartir y contagiar a otros, así como ir evolucionando física y emocionalmente para convertirse en mejores versiones de sí mismos.

Las y los maestros se conectaron con el aprendizaje y profundizaron en la importancia de la participación de NNJ, donde tuvieron la oportunidad de formular propuestas para una escuela, un estado o transformaciones a nivel federal. Además, revivieron la importancia del juego para el aprendizaje y reconstruyeron significados en sus vidas, conectando con sus emociones y encontrando cada uno la esencia de su persona.

No podía dejarse pasar la oportunidad de que estos docentes y directivos ejemplares pusieran en práctica sus talentos. En ese sentido, asistieron al curso de verano de Baktún, donde tuvieron una experiencia comunitaria con NNJ mayas de entre 4 y 14 años. Organizados en cuatro equipos, que representaban la tierra, el agua, el aire y el fuego, realizaron un circuito en el que las y los niños aprendieron sobre estos elementos. Mediante estrategias innovadoras y creativas, los docentes facilitaron la participación de las y los niños, la activación física y el uso de técnicas narrativas que capturaron las sonrisas y el interés de los pequeños, logrando conectarse con ellos y su contexto.

La reflexión sobre el derecho a aprender, las prácticas educativas y sus significados, así como la esencia del ser humano, permitió a los docentes posicionarse en distintos escenarios y contextos. Tuvieron la oportunidad de imaginarse un mundo en el que hubieran sido excluidos de la escuela y del aprendizaje en algún nivel del sistema educativo, y contrastarlo con haber concluido su educación formal. Esto resaltó la relevancia que la educación ha tenido para ellos y para las personas que los rodean. Asimismo, tuvieron la oportunidad de expresar acciones concretas para fortalecer sus prácticas educativas y contribuir en sus comunidades escolares.

Finalmente, no podía faltar la conexión con el contexto cultural. Las y los ganadores de los premios ABC y AEI visitaron la zona arqueológica de Chichen Itzá y se sumergieron en la rica historia maya. Además, tuvieron la oportunidad de conocer uno de los cenotes, disfrutando de la riqueza cultural y natural que Yucatán tiene para ofrecer.

Vivir esta experiencia junto a docentes y directivos tan comprometidos deja claro que transformar la educación sucede en las aulas, en las escuelas y en las comunidades. Conformar una red de apoyo, donde todos aprendemos de todos, nos brinda oportunidades inmensas. Desde la sociedad civil, queda claro que reconocer y motivar a los maestros ejemplares rinde frutos. De esta manera, seguiremos identificando a estos agentes de cambio que impulsarán una visión compartida para que el derecho a aprender no se detenga y siga transformando vidas.

P.D. Agradezco al Instituto DIA, Baktún, La Vaca Independiente y a la red Mexicanos Primero por este trayecto formativo. Sin duda, una experiencia que cambia vidas.

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