Las ventas están muy mal, el negocio está muy flojo, no hay dinero; es que aquí andan los verdes y los traen en calda. ¿Cómo? Sí, son los que gastan. Un día compraron veinte hummers al contado, ¿te imaginas el dineral? Esos buenos tiempos ya se acabaron, ahora ya no pueden comprar. El negocio está bien muerto.

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De verás que le ha ido mal ¿ya viste cómo anda?, da lástima. ¿Por qué lo dices? Esa ropita que usa, los zapatos, siempre trae lo mismo. Un día le dije —claro con tacto— si podía hacerle una pregunta y que no me la tomara a mal, me respondió que sí. ¿No piensa operarse? No me entendió. ¿No piensa ponerse busto y trasero? Me dijo que no, y hasta se rio la muy cínica. Me dijo que si algo le gustaba de ella era no tener nada “precisamente es lo que más me gusta”, así me dijo: precisamente… Pobre diabla, me dio lástima.

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