El personaje central es una jovencita que vive en la miseria con sus padres en un pequeño poblado español. Un mal día, llega un forastero a su vivienda; atraído por la muchacha, ofrece a los padres queso y vino a cambio de pasar la noche con la hija. Ella es atacada y violentada por el sujeto, su resistencia y sus gritos no son escuchados por los padres. Una vez que el agresor se queda dormido encima de ella, arrastra su brazo adolorido por el piso en busca de algo que pueda auxiliarla. El instrumento filoso, empuñado con fuerza, cayó certero sobre la espalda; lo último que escuchó la joven cuando pudo liberarse, fueron los últimos estertores del hombre; descalza, sucia y asustada, registró los bolsillos del violador hallando dos documentos: una cédula de identidad y un pasaje marino Cartagena-Orán, además de unos arrugados billetes y monedas. Huyó de lo que fuera su mísero hogar, caminó por parajes desconocidos durante tres días, hasta encontrar el puerto y la nave que la llevaría lejos. El único inconveniente que tuvo fue que el nombre del hombre era Cecilio; por dos reales, el empleado cambió la vocal, resultando ser ella Cecilia Belmonte, nombre que usaría el resto de su vida.
Cecilia llegó a su destino, Orán, con un grupo de migrantes tan miserables como ella, sin embargo recibió un pedazo de pan y un par de sucias alpargatas para sus pies sangrantes. Buscó trabajo y lo encontró en un sembradío de tabaco. Cuando supo que estaba embarazada se unió a un grupo de lavanderas con la triste empatía de las demás. En un rincón nació su hija a la que recibió con desgano. El destino quiso que un día se presentara un sacerdote a quien le habían encomendado la búsqueda de una mujer que hubiera dado a luz recientemente. Fue contratada de inmediato como ama de crianza para alimentar al hijo de una mujer adinerada que no podía amamantar a su hijo. Dejando a su hija recomendada, se dejó conducir a una residencia que ni en sueños había visto. Fue obligada al baño diario y a disfrutar de tres comidas al día, además de un cuarto propio con una impecable cama. Veía a su hija los fines de semana. Una fuerte tormenta la obligó a salir de la casa en busca de su hija a quien no encontró, enterándose que a varias lavanderas las había arrastrado la torrencial lluvia. Al volver a la residencia, y seguir alimentando al pequeño de los señores, se percató de las miradas con que el patrón demostraba su deseo. Esta vez, ella no se resistió. Sin embargo, al enterarse el ama de llaves el escándalo no se hizo esperar y fue despedida de inmediato.
Los conflictos que Cecilia tuvo que superar, fueron gracias al coraje y a su espíritu inquebrantable. Al volver a las calles fatigada y hambrienta, fue socorrida por unas prostitutas que le consiguieron trabajo en una fábrica de cigarros en donde se vio obligada a participar en un robo y a tener que casarse con el policía que la sorprendió. Sus compañeros, un hombre y otra mujer, lograron huir, pero ella tuvo que casarse con el guardián obligada a servirle en todos los sentidos a cambio de su silencio. De ese modo, se convirtió en Madame. Conoció a una vieja maestra que reconociendo su inteligencia le enseñó el idioma francés, a escondidas de su esposo, a quien terminó abandonando. Huyó lejos hasta encontrar una miscelánea que vendía diversos objetos, entre otros, jabones para el uso rudo. Conoció vendedoras clandestinas de jabón hecho en casa con los productos más elementales, se unió a ellas logrando ampliar el negocio, creando más fuentes de trabajo.
La vida sentimental de Cecilia se vio avasallada por dos variados amantes y un esposo más a los que amó y se entregó para evadir su solead. El progreso en su negocio de jabones fue enriquecido con aromas y colores diferentes. Su situación económica progresó, hasta se dio el lujo de comprar una casa con vistas al maravilloso mar Mediterráneo. Hasta que llegó la segunda guerra mundial y con ello la escasez. Orán se llenó de extranjeros que sembraron la idea de la independencia de Francia. La guerra civil fue inminente, los judíos huyeron, los españoles llegaron, los franceses lucharon por seguir controlando Argelia y Cecilia continuó con la idea de abandonar Orán, dejando casa y negocios intactos…”Por si un día volvemos”.
María Dueñas, con gran maestría nos conduce por Argelia y sobre todo por Orán, con sobrado conocimiento derivado de una exhaustiva investigación. Argelia, que alcanzó su independencia de Francia en 1962, es hoy un bello país que luce una rica herencia arquitectónica y gastronómica Árabe y Española, con un intenso turismo internacional.
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