Usted que pasó por aquí y está leyendo esto sin querer, sepa que casi casi lo escribí, así como usted cayó a leerlo, sin querer queriendo.

Si usted que me lee le sale un: Oraaa! ¿Qué chingados hace esta criatura -osease yo-, disque publicando una columna de opinión? Pues… déjeme decirle que ni yo tengo respuesta. Lo que sí sé, es que como que ya era hora que la pluma también transicionara ¿O no? Así como lo lee, la pluma transicionó. ¡¡Trakaaa!!!

Pero, antes de que se le haga agua la saliva del coraje por esta blasfemia, que es que una persona trans como yo, con la telesecundaria apenas terminada ande siendo publicada en este su medio favorito; relájese tantito y démonos la posibilidad de conocernos -no, no va ser romántico, por más que insista-. Le apuesto un peso a que, si lee esta columna, no se va hacer trans -quisiera usted, hahahah. No es cierto, pero si es cierto-. Mejor, sírvase algo de beber, que le permita pasar el trago amargo -ay ajá- de leerme.

Como le decía, no sé cómo es que estoy escribiendo esta columna.

Bueno, bueno, es un decir; me refiero a que para mi también fue una sorpresa que me invitaran a publicar quesque mi opinión. Al parecer, este medio no le teme a la funa… ¿Qué si que es la funa? No pues… digamos que la funa es como le dice la plebada a cuando a una la zarandean, critican y después de todo eso, la bloquean para no saber más de una; todo eso porque a veces una anda diciendo y haciendo cada cosa violenta, justificada en sabe las Diosas que cosas viejas y rancias. Ándale… así como usted, que casi me dejaba de leer nomás porque yo soy trans, claro que, en este caso, si usted no lo platica, nadie sabría que por transfobia no me leyó… No frunza las cejas, le digo que es transfobia, microtransfobia, pero transfobia al fin de cuantas. Bueno… bueno… otro día aclaramos eso de las transfobias, porque no nos vamos a pelear en mi primer publicación, a lo menor en la segunda, pero no en la primera.

Pérate -ámonos, ya te tuteo- tantito, no comas ansias. Ahora sí aquí vamos.

Necesito aclárate que no represento a la población trans, ni de Tacuichamona, menos del estado o del país. Las Diosas me libren de tal responsabilidad. Si representarme a mí a veces se me hace una carga pesada, ahora imagina pretender que lo que aquí escriba condense -ni que supiera escribir- la opinión de miles o millones de personas trans. Si, aunque se retuerza en la silla y según su ábaco no le salgan las cuentas, las personas trans somos millones. Pero a mi no me crea, eso dicen quienes le saben a eso de la encuestada; que si no les cree, eso es ya harina de otro costal.

Bueno… bueno. A lo que venía * se pone en modo seria *.

Yo soy Ximena con X Martínez Murillo, no estas leyendo mal, mi nombre es: Ximena con X. Soy una persona trans, ya le ando pegando al cuarentón. Nací en una comunidad en la sierra, Estancia de los García, está dentro de que hoy es la Reserva Estatal de la Sierra de Tacuichamona. Digo ser defensora de DDHH, aunque acá entré tu y yo, a veces me apena decirme como tal, sobre todo porque conozco a varias que sí son defensoras y no como una que apenas y es un remiendo de defensora de DDHH. Tengo la idea pedorra que, si lo repito, se cumpla -se va a saber, se aceptan apuestas-.

Ahora que ya medio nos conocemos -bueno… bueno, al menos mi nombre ya sabes; sé que soy una exagerada- déjame decir que… He cargado el culo en la mano con todo esto de la violencia que azota el estado, se que ya te lo han dicho mucho, pero no te lo había dicho yo.

Hoy no vamos a hablar de eso, aunque se sabe que en algún momento habré de escribir sobre la violencia actual y como es que las poblaciones trans la estamos pasando. Lo que sí te adelanto, si bien es la misma tempestad, no estamos en las misas circunstancias todas las personas y, las personas trans ya vivíamos bien apenitas, ahora apenitas vivimos.

¡Hey!, apenas me di cuenta que ya te tengo leyendo desde hace rato, que se agradece, te digo. Pero, dejemos esta columna hasta aquí, ya me presentarme y ahora va el compromiso de volvernos a ver el próximo miércoles, aquí mismo, en mi Pretil. Que si qué es el Pretil… Como decía la nana Goya, esa eso es otra historia.

¡Oye!, ¡Oye!, una última cosa, ve apartando el 10 de este mes; colectivas de búsqueda de personas desaparecidas y demás ciudadanía estamos armando algo para ese día, sobre desaparición, claro. El próximo miércoles -si me acuerdo- te paso más detalles.

Nos vemas –así con “a”, ay no llores, que a la RAE ni nos topa, la neta– el miércoles.

¡¡Te lo lavas!!

Ximena con X
Contacto: [email protected]

 

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