Texto: Lydiette Carrión 
Fotos: Cortesia de Aldo Rodríguez

Ciudad de México.- Aldo Rodríguez, médico cirujano de la organización Médicos sin Fronteras (MSF). Regiomontano de 38 años, dedicado a la ayuda humanitaria desde 2018, ha recorrido diversas partes del mundo para asistir médicamente a las comunidades que han sufrido desastres naturales, guerras, conflictos armados.

Estuvo en la Franja de Gaza desde el 14 de noviembre hasta el 21 de diciembre. Advierte que es ahí donde ha visto entre los heridos y muertos el mayor número de población civil víctimas de los bombardeos –esto es, gente que no está participando activamente en la guerra ni forma parte de una milicia–.

«Víctimas de todas las edades, desde bebés de uno dos años, hasta ancianos».

Dice además que el sufrimiento no es sólo para las víctimas de los bombardeos, sino que toda la población entera está sufriendo, por la falta de agua, de alimentos, de medicamentos, etcétera.

En entrevista para Pie de Página, narra lo que vio en las poco más de cinco semanas que estuvo en Gaza.

Acceder al lugar más bombardeado de la tierra

Aldo y 14 compañeros más entraron a través de Rafah, al sur de Gaza. Les había llevado días llegar ahí. Inmediatamente se dirigieron al hospital de Al-Nasser, en el distrito de Khan Yunis. llegaron un día después, el 15 de noviembre. Ahí realizaría cirugías sin parar durante los siguientes 10 días.

«Los pocos hospitales funcionales parecen mercados, hay gente por todos lados, hay gente en los corredores, hay gente al lado de los elevadores, junto a las oficinas, y hay pacientes y hay refugiados. La gente piensa que en el hospital tienen un lugar más seguro».

En el hospital, el trabajo era sin parar. En promedio, se realizaban unas 50, 60 cirugías, en los cinco o seis quirófanos del hospital; por lo que Médicos Sin Fronteras instalaron afuera otras dos mesas de operación más, para poder dar salida al elevado número de personas que llegaban con heridas y traumatismos por el bombardeo.

A diario, relata en entrevista, sin parar se escuchaban las bombas cayendo. Veinticuatro horas al día. A veces caían más lejos, a veces más cerca. Así como el sonido de los drones. Por el miedo a las bombas, en el hospital –de unas 300 camas, pero con unos 500 pacientes, además de familiares–, y gente que llegaba a refugiarse ahí.

A los tres o cuatro días de llegar, cayó un misil a menos de un kilómetro del hospital. Había sido bombardeado un edificio de refugiados.

“A los 15 minutos comenzaron a llegar”. Oleadas y oleadas de gente. Llegaban ambulancias, carros, carretas y familiares también, cargando a sus hijos. En menos de dos horas llegaron 120 casos. Pero de éstos 70 ya estaban muertos o muriendo. De éstos, unos 35 muertos eran niños menores de 12 años.

Cirugia en Al-Nasser, en Khan Yunis. Franja de Gaza. Foto: Cortesía

Sus familias llegaban cargando a los niños “con el cuerpo todo flácido”, con la gente gritando. El doctor Rodríguez explica que nunca había atestiguado un evento de esta magnitud, con tantas personas que llegaran muertas o agonizando en un solo evento, y que además la mayoría fueran niños.

Alrededor de los 10 días, cayeron del cielo los famosos papelitos que las Fuerzas Israelíes que ordenaban la evacuación del área, ya que iban a atacar. El médico se trasladó con su equipo rumbo al norte. Llegó al hospital de Al-Aqsa en lo que se conoce como “Middle Area” (o área central de Gaza). Ahí pasó las siguientes cuatro semanas. Salieron el 21 de diciembre, mientras llegaba otro equipo médicos para reemplazarlos.

Sin embargo, el equipo que reemplazó al de Aldo, fue evacuado la semana pasada, en enero. Ya que las condiciones se volvieron insostenibles por los ataques. Hace apenas 48 horas cayeron bombas justo frente al hospital. Para el personal y a los pacientes «es difícil acceder al hospital», porque alrededor del hospital, explica, hay tanques, hay francotiradores, hay combates.

«El mucho o poco trabajo que hicimos en el hospital se perdió».

Esto de nuevo, explica, sería un ataque al derecho internacional humanitario, que contempla que el paso a los hospitales debe ser prioridad.

Ver la entrevista:

Huérfanos

–Entiendo que no hay cifras claras sobre la cantidad de huérfanos. Si nos platicas un poco cómo vivieron ustedes…

–Cada vez era más común que encontráramos pacientes que el niño o la niña era el único sobreviviente. Cayó un misil al lado de su casa, y la casa sufrió los efectos y bajo los escombros sólo una persona, un niño o niña sobrevivió. Algún vecino p rescatista lo saca de los escombros. Llega al hospital, obviamente se hace la cirugía, y cuando se pregunta al paramédico por los familiares, pues no hay.

«Los pacientes [es decir infancias, menores de edad] están solos en el hospital. Obviamente los otros pacientes, los familiares de otros pacientes le dan soporte, lo alimentan. Pero obviamente es una tragedia. Cuando quieres liberar una cama, pues no se pueden ir. Se quedan en el hospital.

En otras entrevistas, el doctor Rodríguez ha explicado que la enorme cantidad de niños heridos, y únicos sobrevivientes en Gaza, ha dado lugar a una nueva nomenclatura: WCNSF «niño herido, sin familia sobreviviente» [por sus siglas en inglés, wounded child, no single family]. Ha descrito que estos niños quedan completamente deprimidos, convaleciendo de amputaciones en las condiciones terribles de los hospitales –antes descritas–, sabiendo que no habrá quien pueda hacerse cargo de ellos. Son las y los huérfanos de Gaza, heridos, probablemente el rostro más claro de estas violaciones al derecho internacional que se están cometiendo, cada día, todos los días, en Gaza desde el 8 de octubre pasado.

–Otras notas han hablado de los ataques al personal médico… 

–Sí y no es entendible, porque el ejército israelí es un ejército oficial. Conocen el derecho internacional humanitario, se firmó la Convención de Ginebra, los protocolos… Y a pesar de eso  hay claras pruebas a las violaciones al derecho internacional humanitario. En el mismo MSF, que en un hospital en el norte de Gaza un misil atravesó  a un hospital. Y tres médicos del MCF y un médico del ministerio de la salud…

En teoría los hospitales deberían ser zona segura y deben ser protegidos por la potencia ocupante, tanto los hospitales como el staff, como las ambulancias, como el libre acceso a los hospitales, en teoría deben ser suministrados. Incluso las guerras tienen reglas.

«Ese es el llamado de MSF, nosotros somos neutrales  e imparciales e independientes. No nos toca poner términos legales ni decir quién tiene o no la razón. Lo que nos toca es ayudar a la población civil, y exhibir el abuso a la población civil. Y eso es lo que estamos haciendo. Sabemos que existe el derecho internacional humanitario. Sabemos que el Ejército de Israel lo sabe porque es un ejército oficial, y ese es el tema con MSF: la población civil está siendo afectada con los bombardeos indiscriminados. No se está respetando los centros de salud, ni las ambulancias ni el personal médico, ese es el punto medular de MSF y es lo que quiere exponer ante el mundo: es la población civil la que está sufriendo las consecuencias. 

–Es decir, el tema es que no se trata de combatientes. Son civiles…

–Ese es el punto medular de nosotros y es lo que MSF quiere exponer en el mundo: la población civil es la que está sufriendo y se deben respetar las leyes. Incluso las guerras tienen reglas. “Te aseguro que mis pacientes amputados de un año, de dos años, no tienen ni idea de política. Estaban en sus casa. En gaza las familias son de 7, 8 personas. No tienen idea de la política los niños. No son uno o dos, son cientos y cientos. Con los civiles… [el bombardeo indiscriminado] no es por ahí.

–Este conflicto es donde has visto mayor población civil afectada… 

–En los hospitales donde he estado es claro que todos son civiles. Niños y niñas. No me había tocado ver tantos…

–Nunca te había tocado ver tantos niños…

–…Es una cantidad increíble. 

–¿Después de esta situación vas a seguir trabajando?

–Sí, claro. Voy a tomar unos días [de descanso] y estoy esperando mi próximo proyecto.

–¿Sigues teniendo esperanza en la ayuda humanitaria?

–Sí claro. Es algo que me apasiona y aunque es cansado, todavía tenemos energía

–¿Qué te ayuda a continuar en estas situaciones?

–Los resultados. Dar de alta a los pacientes. Cuando un paciente te dice “gracias” en su lengua. Siempre es motivante. Te da más energía para el siguiente…

–¿Algún otro mensaje que quieras dar?

–Tanto mis colegas [gazatíes] como los pocos pacientes con los que nos pudimos comunicar en inglés, me exponían lo mismo: se sienten olvidados, que a nadie le importa la situación en Gaza. Que cómo es posible que tras dos meses de bombardeos continuos –en ese momento eran más de dos meses– no pare. Y es lo que me decían mis colegas y los pacientes: les gustaría ser escuchados. 

–¿Qué se debe hacer?

–La única forma es parar los bombardeos. 

Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.