Inaugurada en octubre de 2024, Del Sauce Café es una cafetería de especialidad en el corazón de Culiacán. El emprendedor responsable detrás de su creación en Manuel Saucedo Villarreal, originario de la capital sinaloense y graduado de ingeniería en mecatrónica por el Tecnológico de Culiacán.

Luego de una carrera dentro de la industria de la manufactura automotriz, Manuel decidió que deseaba tener un proyecto propio y, por su cariño a su ciudad natal, quería que este estuviera basado en Culiacán.  Al término de su relación laboral con la empresa que en aquel entonces le empleaba, decidió que era el momento de comenzar a emprender. Del Sauce Café es su segundo negocio después de un primer proyecto infructífero.

“Yo decidí que quería vivir acá, y esa fue una de las razones que me llevaron a emprender. Al terminarse mi contrato yo me enfrenté con la dualidad de irme y empezar de nuevo o echarme un clavado y hacer algo acá. Yo, si me quedaba, quería tener algo por mí, algo propio”

 

Con aproximadamente ocho meses de operación, el negocio ya puede presumir de haber consolidado una comunidad de clientes que consumen habitualmente, de contar con un conocimiento cabal del mercado al que atiende y de haber desarrollado un producto de calidad que satisface el gusto de su público.

Comparte con los emprendedores de Culiacán algunas de las claves que han contribuido a la prosperidad del proyecto, incluso en un entorno marcado por la incertidumbre derivada del deterioro económico y de seguridad que enfrenta la ciudad desde septiembre de 2024.

Convertir el fracaso en experiencia

 

Entre las experiencias de su carrera laboral y del primer intento de negocio sin éxito, comenta que logró desarrollar una actitud positiva para manejar los fracasos. Entender la frustración como una parte natural en cualquier emprendimiento le ha valido para mantener el enfoque.

“Cuando empiezas a emprender, obviamente vas a fracasar en muchas cosas que no esperabas porque uno no puede ver la complejidad del mercado. Sin embargo, se tiene que desarrollar como un músculo la capacidad de poder sobreponerse ante el fracaso, de poder aprender”, explica.

 

La mentalidad resiliente le ha servido para seguir adelante aun cuando se ha topado con obstáculos. Por ejemplo, las veces que ha tenido que asumir errores de cara a sus clientes, o cuando se ve orillado a efectuar cambios en el modo de hacer las cosas para adaptarse al gusto del público.

De este modo, logra convertir los fracasos en un catalizador para la innovación y refinamiento de la forma en que maneja su negocio.

¿Cómo desarrollar resistencia al fracaso?

En el caso de Manuel, refiere haber desarrollado esta resistencia gracias a haberse visto expuesto constantemente a la frustración de no haber logrado cosas que quería. Por ejemplo, comparte los sentimientos negativos que le generó el no haber sido aceptado para estudiar una maestría, o los factores externos que truncaron la oportunidad de su primer emprendimiento.

Explica esta madurez, aunada a un enfoque analítico de las situaciones que rodean al negocio, como una de las mayores fortalezas de su perfil de emprendedor.

Escuchar al cliente, poner el producto a escrutinio del publico

 

Manuel, quien además de fundar el negocio también lo atiende, tomó clases para convertirse en barista antes de abrir el negocio. Comenta sobre el esfuerzo que supuso aprender en poco tiempo la forma correcta en que las mejores cafeterías, a decir de los puristas, elaboran su café.

La sorpresa llega cuando, al ofrecer este producto al consumidor de Culiacán, no les gusta.

“Mi café, al principio, no gustaba. Yo quise traer un café súper wow, que fuera mi diferenciador, traído de la montaña de nosedónde […] «Está muy suavecito tu café», me decían”.

 

Ante esto, vio la necesidad de hacer cambios en sus métodos de preparación. Con ensayo y error, desarrolló una nueva mezcla de granos que finalmente gustó. Para lograrlo, recogió información de todos sus clientes para conocer su opinión de las bebidas, tal como si de un estudio estadístico se tratase, apuntando en una hoja de papel si la percepción era positiva o negativa.

El interés genuino en la opinión del consumidor le ha servido para seguir tomando decisiones en base a la retroalimentación recibida. Con todo, recalca que actuar con base en todas las opiniones que se reciben tampoco es una forma saludable de atender un negocio, por lo que es necesario que el emprendedor discierna entre aquellas que le son de valor y las que no.

“Lo que has fracasado nunca se pierde. Siempre te sirve como trampolín para tu próxima idea. Yo traía la base de mi café, lo combiné con otros y me quedó uno que yo creo ideal […] Me encanta mucho mi producto”.

 

Aunque el hecho de tener que adaptar su modo de elaboración del café le reportó pesar en su momento, sabe que tomó la mejor decisión pues actuó conforme a los objetivos de su negocio.

 

“Se ha terminado el tiempo de los tibios”

 

Actualmente, el panorama para hacer negocios en Culiacán es uno muy hostil. La crisis de seguridad y del consumo que se vive en el estado, producto de una ola de violencia que convulsiona Sinaloa, ha llevado a que la ciudad sea catalogada como una “economía de supervivencia” por voces como Martha Reyes, presidenta de Coparmex Culiacán.

La crisis se ha manifestado en el cierre de cientos de negocios, la pérdida de miles de empleos formales y una caída generalizada en la actividad comercial y de servicios que ya se deja ver en los indicadores macroeconómicos estatales.

Sin embargo, aun con esto como contexto, algunos emprendimientos han logrado florecer. En el caso de Del Sauce Café, que abrió alrededor de un mes después de iniciado el estallido de violencia, Manuel explica que ha hecho “malabares” para seguir operando. Esto ha implicado poner a trabajar su creatividad y empatía para encontrar nuevas formas de fidelizar a sus clientes y ofrecerles un mejor servicio.

“Se acabo el tiempo de los tibios, llegó el tiempo de los comerciantes de acción, aquellos que puedan innovar, que puedan enfocarse en contentar a sus clientes. Hacerlos felices para que todos ganen. Si mi cliente se siente a gusto con su compra, yo gano también. A final de cuentas todos servimos a alguien. Cuando te enfocas en el otro, tu panorama cambia

 

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