Culiacán, Sin.- En un contexto de violencia como el que vive Culiacán desde hace meses, el arte y la cultura es importante como un instrumento de pacificación. Eso lo podría afirmar cualquier gestor cultural, en este caso lo hace José Alfonso Flores Carrasco, quien desde 2011 inició con el proyecto el Paseo de las Artes.
“No hay vacíos culturales. La cultura la hace la gente. ¿Cómo lo hace la gente? Esa es su cultura y las formas sociales en que esa cultura se expresa, es nuestra identidad cultural. La cultura no la hacen los gobiernos, la cultura la hace la gente en su vida cotidiana”, sostiene.
“Los gobiernos, quizás, son facilitadores de las formas de expresión cultural, o también ‘dificultadores’. Entonces, la gestión cultural se hace para las comunidades y si una comunidad se expresa diferente de las otras, esas son sus identidades”, precisa.
Alfonso Flores teoriza para llegar a la hipótesis de que sí nosotros sembramos buenas costumbres, éstas se darán como sea.
“Entonces, lo que estamos viviendo ahorita, esta descomposición social, que no es lo mismo que una descomposición cultural, se da de que dejamos de cultivar buenos valores en el pasado. Lo que estamos viendo ahorita no es de ahorita, es de hace 50 años y ahorita se está expresando”, consideró.
“Lo que dejemos de hacer ahorita, se va ver en el futuro. Ahorita lo que estamos haciendo, este esfuerzo de cultura de paz que estamos promoviendo, estando todos los jueves llueva, truena o haya sol, no es para ahorita, es para ir sembrando en el corazón de la gente que es posible convivir armónicamente, pacíficamente y constructivamente”.
El Paseo de las Artes y la resignificación de los espacios públicos
José Alfonso Flores Carrasco es conocido en el ambiente cultural de la región por crear espacios culturales independientes. A finales de los setenta junto con otros artistas emergentes fundó el Centro Cultural Calpulli. Sin embargo, al trabajar sin presupuesto, en una ocasión montaron una escenografía con papel higiénico, esta obra también incluía prender veladoras y aquello resultó en un incendió generando que los dueños del inmueble los expulsaran del lugar.
Como consecuencia, este incidente produjo una diáspora de artistas; y posteriormente, muchos encontraron trabajos estables tanto en la Universidad Autónoma de Sinaloa como en el entonces DIFOCUR, hoy ISIC.
Los menos como José Alfonso Flores, siguieron buscando espacios alternos de arte y cultura, la premisa: explorar en la calle que hacer con la gente y canalizar las inquietudes de los artistas que buscaban que la gente los viera expresarse.
Trio Azteca
“Tiene costo de operación montar una obra, no todo mundo lo puede pagar. Entonces dijimos, bueno, queremos que la gente se acerque. Cuando en 2011 se pavimentó esta calle, durante la dirección de María Luisa Miranda. Nosotros desde abajo lo planteamos: hacer algo que mueva”, relata en entrevista para Espejo.
“Entonces, un día 13 de octubre, convocamos a un montón de artistas y artesanos, promotores, llegamos como 28 gentes aquí ese día. Hubo mucho interés, era hacer algo en el espacio público, en la idea de que el espacio público pertenece a todos”, sostiene.
Esa primera edición fue más que nada una convocatoria improvisada, ahí mismo se realizó una asamblea de artistas y se acordó que regresarían el siguiente jueves. Luego consiguieron respaldo del ISIC, aunque no pidieron mucho: solo una tarima y equipo de sonido. Finalmente se apropiaron de ese espacio.
“Nos apropiamos de este espacio público, para el público en general, para cerrar el callejón una vez a la semana, desde las 3 de la tarde. Para la siguiente semana tramamos de hacerlo mejor; en poco tiempo ya teníamos 60 expositores, sembramos un árbol de álamo, nos fue muy bien todo ese tiempo”, recuerda.
“Solo necesitamos una tarima y equipo de sonido para promover lo que aquí había y sigue habiendo. Pero alguien dijo, yo tengo una guitarra y voy a cantar, luego empezamos a dar oportunidad de que la gente se expresara libremente. Después, era tanta la gente que decía ‘yo, yo, yo’, que tuvimos que organizarnos con programas”, explica.
Ernesto Leyva, artista plástico.
Las reglas generales del Paseo de las Artes
Las reglas para los artistas que quieran exponer su obra o productos, inclusive comida y antojitos, es simple: no apartar lugares.
Lo anterior, en el entendido que el espacio público es de todos y aquí no se cobra derecho de piso. La idea, precisamente, es que el beneficio sea para el expositor y para el público, que no se tengan que elevar precios, derivado de intermediarios.
Con los años, en más de una edición del Paseo de las Artes han confluido tanto artistas consagrados y con trayectoria, como jóvenes artistas emergentes e independientes. También, esto se ha ido integrando de tal manera que se tuvo que hacer secciones dentro del programa artístico, como el “desfile de los poetas”, música en vivo o trivia de libros para promover la lecutra.
Antonio Flores defiende que el Paseo de las Artes ha perdurado desde 2011, pasando por varias administraciones, ya que este callejón se ha convertido en un espacio público que han resignificado como expresión cultural, un lugar que sus promotores han sabido cuidar
“Nosotros le damos vida a esto jueves tras jueves y no lo dejamos caer”, y así llevan ya 517 ediciones, 517 de arte y cultura en la calle.
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