Culiacán, Sinaloa.- La población de Culiacán ha adquirido un nuevo hábito. Cada mañana al despertar, una de las primeras cosas que realiza es agarrar el celular y revisar las redes sociales, ya no es para ver alguna imagen divertida o responder mensajes que quedaron pendientes, sino para saber si hubo balaceras o hechos violentos cerca de su hogar, y con ello, determinar si es seguro salir de casa.
Desde el 9 de septiembre del 2024, Culiacán y gran parte de Sinaloa se ha convertido en el escenario de una escala de violencia que ha marcado la vida cotidiana de la población. La “narcoguerra” generada por un conflicto interno entre facciones del cártel de Sinaloa, está dejando una estela de homicidios, desapariciones, robos y demás delitos, sumiendo a la población en una sensación de miedo y alerta.
De acuerdo a un análisis realizado por Revista Espejo, del 9 de septiembre del 2024 a junio del 2025 se han registrado mil 500 casos de desaparición de personas. La organización Construyendo Espacios para la Paz indicó que en ese mismo periodo se ha denunciado el robo de 5 mil 167 vehículos. Mientras que la Fiscalía de Sinaloa tiene un recuento de mil 331 homicidios dolosos en los últimos nueve meses.
La preocupación constante, la necesidad de saber si hubo ‘algo’ anoche o si es seguro transitar por algún sector, ha provocado el crecimiento y la creación de múltiples canales y grupos de WhatsApp, Telegram y páginas de Facebook donde ciudadanos reportan retenes, bloqueos, vehículos sospechosos o balaceras.
Para el sociólogo, Juan Carlos León, este fenómeno responde a la necesidad de la población de recibir información inmediata, sin embargo, trae consigo muchos riesgos como la desinformación, normalización de la violencia o histeria colectiva.
“Si lo multiplicamos a un fenómeno social, incluso sociológico, hablamos de una sociedad que normaliza la violencia (…), y por otro lado un grupo de personas, que es bastante numeroso, están con una paranoia, un pánico, una ansiedad muy alta y que genera problemas cuando hay que actuar de inmediato, mencionó.
Además, indicó, también está el riesgo del sesgo informativo, pues estos grupos pueden estar siendo utilizados con fines comerciales o bien para que ciertos grupos criminales puedan difundir información favorable a sus intereses y con ello manipular la opinión pública.
“Es muy interesante (…) este fenómeno de usar la información para un fin muy específico, que por un lado es distraer, enfocarse en un solo fenómeno y por otro lado como publicidad, por ejemplo, para este caso para los grupos o facciones que están involucrados en este fenómeno de violencia, el hecho de que nosotros veamos tanto, le da publicidad a alguno de los grupos o a los dos”, dijo.
Indicó que es realmente importante que la población comience a verificar el contenido que obtiene a través de estos medios no oficiales, pues aunque es útil, muchas veces se toman decisiones con base en información que es falsa.
De acuerdo a un estudio realizado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), las noticias falsas o sin verificar se propagan seis veces más rápido que las verdaderas en redes sociales.
Miguel Calderón, representante del Consejo Estatal de Seguridad Pública (CESP), indicó que durante la crisis de inseguridad que se vive en Sinaloa, la ciudadanía ha tenido que asumir el reto de filtrar la información que se consume y se utiliza para tomar decisiones como el llevar a los hijos a la escuela o realizar alguna actividad familiar.
“Tomar decisiones con información que no es verdadera tiene un alto riesgo en la cotidianidad, para moverte de un lugar a otro, pensando que es una ruta segura, para hacer una actividad con la familia o de manera individual es importante saber con qué información estás tomando ese criterio, esa información, inclusive para viajar, hacer la cotidianidad”, dijo.
Tal es el caso de Anahí, madre de dos hijos. Ella a diario revisa canales y grupos de Whatsapp con otros padres de familia para saber si es seguro el trayecto de su casa a las escuelas de sus hijos, en caso de ver algo riesgoso prefiere que sus hijos falten a la escuela a ponerlos en peligro.
“Yo sí los dejo de mandar. Yo no tengo en qué llevarlos, me tengo que ir en camión o en Uber y cuando veo algo así no los llevo”, dijo.
Cabe mencionar que en Sinaloa, de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2024, el 87.8% de la población de 6 años en adelante es usuaria de internet y la mayoría de estas personas ingresan a redes a través de un celular.
En este sentido, tanto Miguel Calderón como Juan Carlos León destacaron que si bien la difusión de contenido al instante en redes sociales tiene aspectos positivos como la inmediatez y la democratización de la información, pero se tienen que empezar a verificar las fuentes de donde provienen y analizar el propósito de la divulgación.
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