Culiacán, Sin.- En medio de una creciente ola de violencia en Culiacán, el Consejo Intercamaral de la ciudad expresó su inconformidad ante la ausencia del secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Óscar Rentería Schazarino, y del subsecretario Humberto Zerón Martínez, en una reunión convocada para el pasado viernes 20 de junio. A través de un comunicado oficial, el organismo empresarial calificó como “profundamente preocupante” la inasistencia de los funcionarios estatales, pese a haber confirmado su presencia previamente.

“Dado el momento crítico que atraviesa nuestra ciudad y nuestro estado en materia de seguridad, consideramos indispensable la participación directa y proactiva de las autoridades encargadas de garantizar la paz y el orden público”, expone el documento.

 

En su posicionamiento, el Consejo Intercamaral señaló que la reunión tenía como propósito establecer una coordinación efectiva con las autoridades con base en tres ejes estratégicos. Se trata de los mismos que la agrupación menciona en el pliego petitorio elevado al gobernador Rubén Rocha Moya hace algunos días:

Disminución urgente del alto número de homicidios, combate al alarmante robo de vehículos y atención inmediata al creciente robo a comercios.

El organismo aseguró que dará seguimiento puntual al actuar y resultados de las autoridades estatales, y advirtió que “la seguridad no es negociable”. Reiteraron su disposición al diálogo, “nuestra disposición al trabajo conjunto permanece”, concluyen.

El Consejo Intercamaral de Culiacán está conformado por representantes de las principales organizaciones empresariales del municipio, entre ellas la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa (AMMJE), la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC), la Cámara Nacional de Comercio (CANACO), la Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda (CANADEVI), Coparmex Sinaloa, Asociación de Hoteles y Moteles, Barra Mexicana de Abogados y otras agrupaciones del sector productivo.

Este nuevo encontronazo entre el empresariado de Culiacán y la autoridad ocurre en medio de una crisis de violencia que ya ha durado más de nueve meses. Producto de una “guerra” interna entre facciones antes pertenecientes al Cartel de Sinaloa, la ola delictiva se traduce en un incremento en los homicidios, robos, enfrentamientos armados en rancherías y la ciudad, entre otras manifestaciones de la violencia.

La inseguridad ha provocado profundas grietas en el tejido económico de la capital sinaloense. Cada publicación de indicadores macro económicos muestran un deterioro en comparación con periodos anteriores. Entre estos destacan el laboral, con un incremento en la tasa de subutilización en la fuerza de trabajo y una caída en el índice trimestral de actividad económica estatal.

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