Culiacán, Sinaloa.- La narco-pandemia que ha sumido a Culiacán en una crisis desde hace poco más de nueve meses no ha dado tregua a ninguno de sus habitantes. Nuevamente, los animales son víctimas colaterales de la violencia que azota al estado.
En el sector Villa Bonita, once perros quedaron en total abandono tras perder a su dueño —asesinado el pasado jueves—, según vecinos, el joven se dedicaba a rescatar perros callejeros y no había nadie más que pudiera hacerse cargo de sus mascotas.
Al quedar a merced de la calle, uno de los animales fue atropellado y llevado por vecinos a recibir atención médica. Dos fueron adoptados, pero ocho siguen sin un hogar al cual volver.
La organización Balto y Togo Bienestar y Rescate Animal, A.C., junto con el Grupo Especializado en la Protección Animal, atendió el caso y trasladó a los perros a la clínica Chapultepets Congreso, donde se diagnosticó presencia de garrapatas, sarna y ehrlichia, una enfermedad bacteriana transmitida por garrapatas.
El caso de Villa Bonita no es aislado. En zonas rurales como Imala, el abandono se ha multiplicado a causa del desplazamiento forzado de familias.
De acuerdo con Maricela Castaños, representante de la asociación, han tenido que resguardar cerca de 70 animales afectados por hechos violentos.
En sus palabras, el abandono de perros y gatos ha aumentado un 60 % debido a la inseguridad, y solo en esta semana han atendido a 32 animales, aunque cuentan con recursos para cubrir los gastos médicos de apenas tres.
No solo el abandono ha sido la única violencia que sufren los pequeños de cuatro patas: en colonias de San Miguel, una perra —a quien más tarde nombraron Esperanza— fue encontrada herida de bala, atropellada y con golpe de calor, en medio de una escena de homicidio.
Paramédicos de GERUM le brindaron los primeros auxilios y, con el apoyo del servicio Pets Go CLN, fue trasladada a la clínica Chapultepets Congreso. Ahí recibió un diagnóstico grave: no volverá a caminar y requerirá atención permanente.
“No es de ahorita, es de siempre”
El caso de Esperanza detonó un debate en redes sociales sobre las pérdidas que la violencia humana puede causar en los animales, despertando una profunda indignación colectiva. Entre los comentarios se leen frases como: “La violencia ya los alcanzó” y “Ni los perritos se escapan de la delincuencia”.
Sin embargo, el hecho de que los animales sean víctimas de golpes, puñaladas, balas y otras múltiples expresiones de violencia no es una situación que haya surgido con la narco-pandemia; se vive desde hace mucho tiempo.
Amy Gil Zazueta, de la asociación Patitas Médicas, confirmó el incremento en el abandono de animales domésticos, pero explicó en una entrevista para Espejo que los casos de perros con heridas graves causadas por armas de fuego o fracturas ya se presentaban antes del estallido de la guerra entre cárteles.
“En años anteriores he atendido casos de perros baleados, mutilados, violados y agredidos con distintos tipos de armas, lo que demuestra que esta crueldad ha existido desde mucho antes, debido a la maldad persistente en algunas personas”, aseguró.
Raquel Uriarte, de la Fundación Laika, respalda esta afirmación y añade que el maltrato no solo afecta a los animales en situación de calle, sino también a aquellos que viven en hogares donde deberían estar protegidos, pero que sufren abandono o descuido, ya sea por negligencia de sus “humanos” o por la pérdida de ellos.
“Hay animales encerrados en patios o cocheras, sin la atención necesaria, y ha sido necesario sacarlos. Incluso hoy en día, muchos deben seguir viviendo en esas condiciones”, denunció.
Recuerda el caso de una perrita herida por una bala, cuyas lesiones eran invisibles.
“He rescatado muchos animales heridos por armas de fuego, muchos han sido usados como blanco por diversión o encerrados para vigilar terrenos; una vez rescaté a una perrita atropellada que, después de un tiempo, comenzó a convulsionar. Le hicimos estudios y descubrimos que tenía una bala alojada en el cerebro”, relata.
A pesar de que quienes se dedican al rescate animal valoran la difusión mediática de casos como el de Esperanza, algunos señalan que la falta de cobertura previa ha contribuido a la idea errónea de que esta violencia hacia los animales es un fenómeno reciente, derivado únicamente de la inseguridad actual.
“Qué bueno que se visibilicen este tipo de noticias para que la gente entienda la situación. Pero he notado, por los comentarios, que muchas personas creen que esto ocurre por la violencia que vivimos actualmente en la ciudad, y en realidad no es así. Esto siempre ha existido (…) El Culiacanazo me parece un pretexto, porque estas situaciones siempre han estado presentes”, señala Amy Gil.
Raquel considera a los medios de comunicación como aliados, ya que siempre le han brindado difusión y visibilidad. Destaca la importancia de mostrar la violencia que los animalitos viven día con día.
“La violencia siempre ha sido y ellos siempre han sido víctimas colaterales, no solo de la violencia, sino también de nosotros mismos (…) es importante visibilizar que los animales siempre han sido maltratados o heridos, incluso por personas armadas que se creen valientes”, concluye.
El abandono, el sufrimiento y la violencia hacia los animales no son un fenómeno nuevo en Culiacán, pero la actual crisis de inseguridad los ha puesto, una vez más, en el centro de la tragedia.
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