Reconoce Gobierno del Estado la labor del maestro Baltazar Hernández Cano

Culiacán, Sin.- En un acto sumamente emotivo, el Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC) brindó un homenaje al maestro Baltazar Hernández Cano ante su jubilación tras dirigir a la Banda Sinfónica Juvenil del Estado durante 27 años, lapso en el que la transformó al subirla de juvenil regional a nivel sinfónico.

El reconocimiento se realizó en el marco de un concierto de esa compañía, en el programa del Festival Cultural Sinaloa 2025, en el Teatro Pablo de Villavicencio, y con la presencia del Dr. Juan Salvador Avilés Ochoa, director general del ISIC, Diego Rojas Hormigo, director de Compañías Artísticas, quien recibió la batuta como director de la Banda en su nueva etapa; la maestra Judith Zazueta, esposa del maestro Baltazar, y el maestro Rodolfo Arriaga, director de Programación del ISIC.

Avilés Ochoa expresó: “Hoy venimos a despedir, porque él quiere, a un personaje sin el cual no se puede entender el desarrollo musical de Sinaloa, quien ha dedicado estos últimos 27 años a la Banda Sinfónica, que inició con DIFOCUR y forma parte de la fortaleza musical del ISIC junto con la Orquesta Sinfónica y las 25 agrupaciones musicales que se han consolidado, 15 de ellas en estos cuatro años del gobierno del Dr. Rubén Rocha Moya”.

Recordó que Hernández Cano es un hombre que viene de una familia musical, y rescató una entrevista publicada en 2015, en la que el maestro comenta que su abuelo Baltazar Cano fue acordeonero de Luis Pérez Meza.

A los alumnos, a quienes les pedía que se esforzaran y los llevaría a Japón y a Suiza, les dijo: “No los llevó a Japón ni a Suiza, pero en la edición 40 del Festival Cervantino, el más importante de América Latina, dirigió a la Banda en el concierto inaugural en la ciudad de Guanajuato y, además, los llevó a tocar en la inauguración del Aeropuerto Felipe Ángeles”.

A nombre del gobernador Rocha Moya, le entregó un reconocimiento a su labor y entrega durante estos 27 años, y reiteró: “Se va porque quiere… No solo es excelente músico y excelente director, sino un extraordinario ser humano, de una modestia que no le cabe en el corazón, y la historia musical de Sinaloa no se puede explicar sin su trabajo”.

A nombre de sus compañeros de la Banda, habló Amilkar Morales, quien dijo que “hoy no es un día cualquiera; estamos aquí para celebrar su trayectoria, su entrega, y todo lo que ha significado para nosotros; se dice fácil, pero son muchos años de enseñanza, paciencia, música y sobre todo corazón”.

“Estábamos muy chicos varios, y llegó a querernos enseñar marchas y música clásica cuando todos queríamos tocar banda sinaloense; nos resistimos mucho al cambio, pero con el tiempo fuimos aprendiendo y creciendo juntos… Para animarnos, nos decía que estudiáramos mucho porque nos iba a llevar a Japón y a Suiza, y todavía no hemos ido, maestro”, comentó ante las risas del público.

“Desde que lo conocí, no recuerdo un solo día en que haya faltado a un ensayo o a un concierto… Usted nos enseñó a tocar un instrumento, a amar la música, a disfrutarla y a vivirla con el alma; nos enseñó que detrás de cada ensayo hay una historia, y muchas risas, y frases suyas como ‘toquen feo pero recio’, ‘pícale fuerte’, ‘sin miedo’, que nos motivaban a seguir adelante”, agregó antes de entregarle una maceta con un pequeño árbol como regalo, de parte de todos los integrantes de la Banda.

El maestro Baltazar entregó la batuta tras un larguísimo y estruendoso aplauso con ovaciones, y agradeció muchísimo este momento y el apoyo de los padres a estos jóvenes, quienes han hecho el esfuerzo más grande para su desarrollo, y con la voz quebrada por el llanto, alcanzó a agradecer también a la institución que le dio cobijo por casi tres décadas.

Posteriormente, Hernández Cano entregó la batuta al maestro Diego Rojas como director de la banda, quien, entre pieza y pieza, comentó que el maestro Baltazar deja a la institución, además de una vida ejemplar, un legado de alrededor de 80 programas perfectamente armados, y reconoció que es una persona muy metódica y ordenada, que estaba detrás de cada concierto.