Fue por allá del ’89 cuando ocurrió uno de esos momentos en la historia política de Culiacán que te hacen pensar: “wow, esto sí que mantiene humildes a los políticos culichis”. Resulta que lanzaron bombas al Ayuntamiento por un descontento electoral… sí, literal, bombas.

El protagonista de esta manifestación radical fue el Partido Acción Nacional, pues al parecer esas sí son las formas de hacer llegar su descontento y rechazo por la victoria del PRI en unas elecciones. De esta muestra de rechazo resultaron 140 personas heridas y una muerta.

Según el chisme periodístico, se estaba disputando la alcaldía del municipio de Culiacán y los dos principales candidatos eran Lauro Díaz Castro, por el PRI, y Rafael Morgan Ríos, por el PAN. Resultando ganador Díaz Castro, el PAN básicamente dijo: “no nos cuadra ese resultado” y decidió no aceptarlo.

Después de que en el cabildo confirmaron la victoria del priista, Morgan Ríos agarró a su gente y empezaron a destrozar el Ayuntamiento. Rompieron la puerta principal, las ventanas del primer piso y, se dice, empezaron a meter material explosivo que luego provocó incendios, sin importarles que hubiera trabajadores y ciudadanos adentro.

Las personas dentro del edificio tuvieron que ser rescatadas por periodistas, bomberos y la Cruz Roja. Incluso había gente pidiendo ayuda desde el techo, que tuvieron que bajar usando las luminarias. Todo fue un caos total, con cada quien haciendo lo que podía para sacar a todos… mientras los panistas seguían causando estragos.

Los manifestantes tuvieron que ser controlados a macanazos y con gas lacrimógeno, porque además de destrozar todo, se la estaban agarrando contra policías, carros y lo que pasara por enfrente.

El gobernador de Sinaloa, entonces Francisco Labastida Ochoa, ordenó mano dura contra los panistas, y algunos de ellos, entre los que se encontraban activistas, fueron recluidos en la cárcel estatal durante varios años. Sin embargo, algunos de los participantes niegan la responsabilidad del partido en ese hecho.

Quizá, después de leer esto, creas que la política culichi está… bien curiosa. Pero aún no te he contado de la vez que un grupo de manifestantes marchó semi-desnudo por las calles del centro y luego se metió a escuchar una misa en la catedral. ¿No te la sabías? Luego te la cuento.

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