Cosalá, Sin.- Tras la denuncia realizada a Revista ESPEJO sobre dos comunidades de la sierra de Cosalá que, por falta de una infraestructura adecuada, no han tenido acceso al sistema hídrico de la zona  desde hace más de un año, el Ayuntamiento de Cosalá ha planteado un acercamiento con una de las comunidades afectadas para buscar una solución al problema. Esto, según señaló Ximena con X, integrante del colectivo Tacuichamona MX.

“El Ayuntamiento les dijo que en los próximos días visitaría al menos una de las comunidades, que es Agua Caliente de Alaya, para tener una reunión (…) Aunque dejaron abierta la posibilidad de que no sea esta semana, pero sí la próxima. No tenemos día ni hora; lo que estamos buscando es que, cuando tengamos eso, la Comisión Estatal de Derechos Humanos pueda asignar a una persona que les acompañe”, dijo la defensora de derechos humanos, quien ha brindado acompañamiento y asesoría a ambas comunidades.

Según comenta Ximena, esta información fue compartida por los propios habitantes. Por vía telefónica, aseguran haber recibido llamadas de parte del Ayuntamiento y de algunos integrantes del cuerpo de regidores. En esas conversaciones, explica, mostraron desconocimiento de la problemática.

“Las comunidades recibieron llamadas de miembros del Ayuntamiento, incluso del cuerpo de regidores de Cosalá, extrañados, cuestionándoles, más que preguntar, como un cuestionamiento serio e intenso, sobre qué escándalo tenía la gente del Palmar y Agua Caliente. Es decir, como si fuera una sorpresa que no tuvieran agua, como si nunca se hubiesen enterado”.

¿Qué se sabe?

De acuerdo con lo reportado por este medio, El Palmar de los Ceballos, la única comunidad indígena del municipio, y Agua Caliente de Alaya padecen desde hace tiempo las consecuencias de un sistema deficiente: bombas y flotadores que dejaron de funcionar, cableado deteriorado que los propios habitantes han tenido que remendar con sus propios materiales y tuberías desgastadas.

Todo ello ha limitado su acceso al agua: un recurso que existe, pero del que ni siquiera pueden gozar.

Llevandolos a tener que recurrir a agua de arroyos cercanos, exponiendosé a la contaminación e infecciones que puede resultar de estos, reducir su consumo el 50 por ciento, dejando afectaciones en su economía, ya que esta reducción provoca una  baja en la producción agrícola y la venta de su ganado por la pena de que terminen falleciendo por desnutrición o deshidratados.

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