Por: Alondra Angel Rodriguez/ @AlondraAngelRo

En el Marco del Festival Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) 2025 en el programa de actividades para las infancias la asociación civil Somos Bengala imparte el taller “Conocer la historia es el primer paso para cambiarla”. Está dirigido para niñas y niñas entre 7 y 9 años con el objetivo de acercarnos a la lectura y fomentar procesos creativos que además de ser lúdicos les permitan conocer otras realidades del mundo.

La tallerista Laura Limón propone un espacio donde la literatura infantil, la imaginación y el ejercicio artístico se encuentran para construir el conocimiento desde un enfoque de respeto, empatía y conciencia social.

El taller está inspirado en el libro Historias que parecen mentira del autor Kang Gyeongsu y está diseñado a partir de la premisa de que las infancias tienen derecho no sólo leer, sino comprender la diversidad de contextos en el que viven otras niñas y niños en el mundo.

Para la Laura la intención es “incentivar a los niños a la lectura”, pero también buscan abrir una puerta para reflexionar desde su propio lenguaje y posibilidades sobre experiencias distintas a las suyas.

La actividad central del taller es la técnica de Esgrafiado, una herramienta artística que combina color, trazo y descubrimiento. Laura comenta que el proceso inicia cuando “les contamos la historia y les damos la hoja para colorear, la colorean, la pintamos de negro y luego esgrafeamos”, expresa la tallerista.

A través de esta dinámica cada niña y niño genera una imagen que emerge poco a poco al raspar la capa negra, revelando los colores que eligieron previamente.

Este ejercicio no sólo permite desarrollar habilidades motoras, sino que introduce las infancias en un proceso de causa y efecto: lo que se crea primero y muchas veces no puede verse al principio aparece después.

Laura menciona que esto es una de las partes que más les gusta para quienes participan en el taller: “Les encanta muchísimo, el hecho de que al momento de destapar la pintura negra sale el color que ellos pusieron”, comenta.

Esa sorpresa visual se convierte en un detonante para conversar sobre lo que dibujaron y generar un espacio donde se expresan emociones, intereses y la noción de lo que significa sentirse en un lugar seguro. Las imágenes que se elaboran suelen estar relacionadas con aquello que les da tranquilidad: su familia, mascotas, amistades o figuras que les resultan amigables.

Aunque el taller toma como base un libro que narra historias reales de niñas y niños en contextos adversos como situaciones de guerra, hambre y desplazamiento la intención no es exponer a la infancia a contenidos duros, sino mostrarles que existen realidades diversas y que pueden pensar cómo relacionarse con ellas.

“Buscamos que conozcan la realidad de otros países y aporten en su granito de arena”, expresa Limón.

En este caso, el granito de arena no es una acción concreta, sino un ejercicio de imaginación, sobre qué desearían a otras niñas y niños y cómo es que imaginan un mundo mejor. De este modo, el taller está construido sobre un principio de básico de pedagogía con derechos humanos para transformar algo primero se debe comprender:

“Muchas veces vemos otras personas y no sabemos qué es lo que están pasando, está bien hablar con ella saber qué es lo que está sucediendo”, comenta Laura.
Es desde este enfoque que permite que la lectura y la creación se entiendan no sólo como actividades aisladas, sino como experiencias vinculadas a la afectividad, la curiosidad de la interacción social. Para infancias entre 7 y 9 años, etapa que consolidan los procesos de lectoescritura estas actividades son una oportunidad para practicar habilidades nuevas y factores como la curiosidad, el cuestionamiento y la autonomía que van adquiriendo forma parte del proceso educativo que se busca acompañar con este taller.

Laura concluye que el propósito final del taller es que las infancias regresen a casa con una idea clara: que el mundo es diverso y que, aunque no siempre es posible comprenderlo del todo, sí es posible desarrollar una conciencia sensible y respetuosa ante otras realidades:

“Que hagan conciencia de que allá afuera hay muchos niños que no tienen la oportunidad que ellos sí están tomando y que gracias a sus papás están teniendo el privilegio de venir aquí a la FIL con nosotros”, concluye.