A Claudia le compete imponer su propio ideario político y hacer que México tenga la división de poderes que lo lleve a navegar al cuadrante donde transitan las naciones exitosas del mundo como hoy lo hace China y la India.
Una mujer Presidente de Los Estados Unidos Mexicanos, proeza histórica de un sistema político en gangrenado y sin la euforia social que ello significa. Una cosa es el discurso y otra la realidad. La 4t fue el ideario político de AMLO para llegar al poder y hacer que en México todo empeorara.
Hoy a Claudia le toca gobernar un País con obstáculos mucho más agravados que los que había en el 2018, y no es la ciudadanía la culpable, sino el gobierno, y en particular, de las fuertes limitantes de un ciudadano que aspiró a la presidencia para gobernar con odio y para la venganza, de un presidente que hizo de la corrupción una bandera incansable de lucha sin darse cuenta que sus instrumentos de lucha eran quien la avivaba y donde estaba la raíz de un problema que crecía y crecía.
Nuestra democracia es incompleta y hay una diferencia entre destruirla y fortalecerla. Que Venezuela sea nuestro espejo. En ese país, Chávez designó a Maduro como su sucesor y aquí AMLO a Claudia.
En Venezuela NM compró a los altos mandos del FANB (Fuerza Armada Nacional Bolivariana), del CPNB (Cuerpo de Policía Nacional Bolivariano), controla el CNE (Consejo Nacional Electoral), al Ministerio Público y a los ministros de TSJ (Tribunal Superior de Justicia), y a su lado tiene el apoyo de los Colectivos que son los que asesinan, reprimen, violan e intimidan.
Aquí, AMLO alineó al Ejército, silencio a los organismos autónomos, controla el INE; arrodilló al PRI y al PAN, logró la complacencia de gobernadores, senadores y diputados, y en la antesala está el tener una SCJN a modo con el control absoluto de jueces y magistrados. Y con su política de abrazos no balazos logró el apoyo extra institucional de socios que le ayudan a controlar los procesos electorales en prácticamente todo el territorio nacional.
En Venezuela la pobreza y la emigración crece y se alimenta el odio y la polaridad; y en México proliferan las comunidades fantasmas, el anarquismo urbano y la polarización social, y ambas naciones se ubican entre los peores lugares en corrupción, inseguridad y malos gobiernos.
En Venezuela la dictadura es tan real como aquí lo es la autocracia. Un solo hombre controla, domina, dice y decide. No hay resultados, sólo mentiras y justificaciones.
Hoy el gobierno de AMLO llegó a su fin, y el de la primer mujer Presidente de México está por empezar. A Claudia le digo que México no necesita un segundo piso para apilar cadáveres, enfermos, mendigos y pobres, ni que en ese entorno predominen los antivalores. Lo que el País necesita es extirpar esa gangrena que corroe el pilar político y que es lo que impide que el económico institucionalice el proceso para que florezca la prosperidad y la formación. El surgimiento de mexicanos comunitarios, respetuosos, transformadores y talentosos.
Deseo que México supere sus adversidades sin fobias ni odios, y sin exclusión; una Patria incluyente, próspera, libre, democrática y soberana. Aspiro por un México con pilares políticos y económicos como los de Dinamarca o como el que aprendieron hacer China e India.
El gobierno de Venezuela es una vergüenza como también lo son los de Cuba y Nicaragua. En estos y otros casos, los ideales de izquierda fueron la vía y hoy son dictaduras represoras y empobrecedoras.
El 1 de octubre Claudia será la titular del Poder Ejecutivo, sin embargo, su margen de maniobra es mucho menor que el del 2018 y carecerá de los argumentos para escudarse en lo que gobiernos previos al de AMLO hicieron.
Claudia ya paso a la historia como la Primer Mujer Presidente de México. Falta ahora que pase como como la mujer que hizo posible el engrandecimiento estructural y cualitativo de la división de poderes; la que se propuso que al gobierno llegaran los ciudadanos de las más altas virtudes.
Los qué son tan visibles como los cómo, y como científica, Claudia tiene la formación para armar el rompecabezas que lo haga posible. De no ser así, y de insistir en el gran fracaso que resultó la 4t, México seguirá anclado en las arenas movedizas donde predomina corrupción, improvisación, discrecionalidad, ocurrencias e ineficiencias.
A Claudia le compete caracterizar a su administración y que su lema político sea pertinente en lo nacional e internacional, y acorde a lo que mejor represente a occidente. Su primer gran prueba, y que definirá su sexenio, la tendrá el mes de septiembre que es cuando se define el destino de México: absolutismo o democracia.
Es una vergüenza nacional e internacional lo AMLO pretende en su último mes de gobierno; elegir a jueces, magistrados y ministros por tómbola y sin experiencia, parece ocurrencia de mentes débiles y perversas, pero no lo es. Los foros fueron el montaje de una decisión hecha y perversa.
Claudia hoy tiene el poder y la fuerza para imponer la organización de gobierno que le extirpe a México los grandes cánceres que han atrofiado al sistema político mexicano. ¿Será esa su voluntad y lo podrá hacer?
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