Oigan, pues si creían que esto de las fiestas navideñas me habrían de privar de este nuevo gozo que es ser escribana, ¡pues no! Que equibocadxs estaban, plebes.
Y ya que me están dando el regalo de leerme, les voy a corresponder y no vamos a hacer corajes en esta columna. Que pa’ eso, hemos tenido más de lo que -al menos yo- hemos podido interiorizar de forma más o menos sana.
Así que, mejor vamos a hacer un pinche rico arroz con leche, hay quienes gustan de comer el arroz con popote, pero pues cada quien. Aquí escribimos/leemos, pero no juzgamos.
No hagan esa carita… “cómo que la jota ahora nos va a dar recetas de cocina, ¿Quién se cree?, Chepina o qué!!”, Seguro eso están pensando, veá?. Pues miren, en estas fechas que hay tanto festejo, una puede llegar vestida con algo en las manos para compartir y, ya con eso, una se gana todas las sonrisas. Y ésta receta, si llega calientita está bien, si llega tibia está bien, si es del día anterior está bien. O séase que pierde no hay. Y pues está bien fácil, la neta (y buena sí me sale).
Aclarado lo anterior, ahora, van a agarrar un casito -que no sea muy alto- que sea más ancho que alto, pero si no tiene uno de esos, tampoco es problema, con que quepa el menjurje. Está más fácil con una ollita de esas que tienen el fondo grueso, eso ayuda a que se quiera pegar menos. Para el caso, puede ser el material que quieran: barro, peltre, con o sin teflón, diría que los del Royal Prestige, pero segura estoy que quien me lee está como yo, ni pa’ las cucharas de esas me alcanza.
Bueno, vamos al pretil…
La primer parte va ser aromatizar-saborizar la leche.
Para esto, en la olla o el casito -o lo que sea que usen-, le dejan caer la leche, la mitad de una nuez moscada (como que le pegan una trituradilla, sin que se parta mucho), el cuero de un limón, pa´ esto usan un pelapapa (traten de que no sean pedacitos muy chicos) y los clavos de olor. Ponen la olla con todo eso en la lumbre, si es estufa, pues bajito, la cosa es lento. Claro que, si usted le quiere poner o quitar algo, dese (de darse), la receta es la guía, muy su ordinario gusto si dice que la nuez moscada no le va o le quiere poner otras hierbas, anís estrella, por ejemplo. Así que ya se la sabe, métale o sáquele al gusto.
Hay que esperar a que la leche hierva, de vez en cuando, con una cuchara, le da una meneadita. Plebes, si es en estufa -que sea bajita la flama-, que el fuego esté en el centro de la olla, es sugerencia.
Mientras hierve, y como hay que estar bien al pendiente, porque la neta la leche es de esas cosas que parece que en vez de que una la vigile a ella, ella -la leche, pues- la vigila a una, porque estás como esfinge cuidándola, ¡y justo volteas a matarte un mosco y tras!, ya se tiró. Tons, mientras esta madre hierve, y de vez en cuanda (femenino de cuando), le damos que su meneadita, dejen les platico:
Estaba a punto de escribirles sobre el cambio del titular en la Secretaría de Seguridad Pública, se va don gestos (Mérida Sánchez), ya ven que cuando se le cuestionaba, en la cara dejaba ver como le molestaba y; le entra al quite don Schazarino, ojalá éste si la arme. Pero bueno, de eso no vamos a hablar. ¡¡Ayyy, ya empezó a hervir la leche!! Vamos a dejar que hierva un poquito, unos minutos, y ahora, para que no se tire, le meneamos de poco, solo para que no se tire. Ya que pasen los minutillos, con la ayuda de un colador, hay que sacar la mayor cantidad posible de la canela, clavo, nuez y cáscara de limón -por eso les decía que no les quedará tan chico el cuerito del limón ni muy quebrada la nuez para que sea más fácil sacarlo, de nada-; que, si no saca todo, pues no hay pedo, igual le va quedar sabroso. Y con esto, terminamos la primer parte, allí la llevas, mi chingonx.
Ahora, la segunda parte va ser endulzar la leche y cocer el arroz.
Ahora (sin apagar ni sacar de la lumbre), de chingadazo, le deja caer el arroz -lavado, no sean cochinxs-, el azúcar y la pizca de sal. En esta parte, le vamos a menear más seguido, sin que sea cada rato pues, pero si más que la primera parte.
Ya se la sabritas, aquí también le puede dejar caer que su arroz jazmín, que su miel para endulzar, que su fruto del monje. Lo que la cartera y el paladar le permita o sugiera. Ya la neta, plebes, cocinar también es la posibilidad de hacer comida no solo rica, sino en concordancia con regímenes alimenticios específicos, sin dejar de comer lo que nos gusta.
Bueno, mientras estamos aquí cuidando nuestro arroz con leche, meneandolo de vez en vez -para que no se pegue-, les quiero en realidad agradecer…
Gracias por leerme, pero sobre todo: gracias por decirme que me leen. Me han hecho inolvidable estas semanas, a lo mejor le están dando alas a este alacrán, luego no se quejen, hahahaa. No tenía temor de escribir, porque no soy temerosa, soy entrona -con lugar-, pero me sentía –a veces aún lo siento- sin nada que decir o más bien sin nada de valor por decir, pero han hecho que vea mi -nuestras- historia con la dignidad para ser contada y con ello, pensar en la no repetición de las violencias.
¡¡Aayy!! Ya casi está el arrocito con leche. Plebes esto está listo cuando usted diga que está listo. Hay quien le gusta el arroz cocido, pero durito y a otrxs les gusta bien cocido, floriado. Pero eso es cosa de gusto.
Les diría que antes apagar rectifiquen el sabor y si le hace falta algo, ponerlo. Pero en verdad, está tan chingona la receta que si la siguen, no le falta nada (un, dos , tres por mi humildad… donde quiera que esté).
Ahora, cuando esté en su punto, sacan de la lumbre (recomiendo que sea poquito antes, recuerden que se seguirá cociendo un poco más por el calor) y lo dejan reposar. Ya que se enfríe poquito, lo pasan al -los- contenedor donde lo van servir-comer y pues le dejan caer poquita canela en polvo y unas pasitas, nomás para emperifollarlo pues.
Ya a temperatura ambiente, lo puede meter al refrigerador y allí puede durar varios días. Nomás no olvide que al servir-comer, lo mezclan poquito para que la humedad se desparrame bien.
No sea que no le entienda, aquí quesque los ingredientes, porque como les digo le pueden meter lo que quieran (sin albur):
10 tazas de leche
½ nuez moscada
½ barita de canela (5-6cm)
12 clavos de olor
La piel de un limón colima
Pizca de sal
1 taza de arroz
1 taza de azúcar
Pasas y canela en polvo (quesque pa´decorar)
No olviden nomás que lo más importante que llevamos a la mesa, es lo que tenemos en el cora y en el seso. No pretendo romantizar la precariedad, sino dar valor a lo que desde los actos podemos regalar.
Den -se- amor, mucho amor
¡¡Feliz Navidad, criaturas!!
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