Pero tampoco la vida es solo cuestión de suerte.
Jon Fosse
Mientras el Congreso del Estado nombraba a la nueva fiscal, una manifestación de familiares con desaparecidos marchaba hacia la Fiscalía General. La marcha de protesta ante la ineficacia y la ineficiencia de la autoridad procuradora de justicia, forma parte de una de las aristas del marco de reclamos con que se encontrará Claudia Zulema Sánchez Kondo, la nueva fiscal. La institución, como sabemos, acumula rezagos muy importantes por tareas incumplidas y porque ha preferido seguir por el mismo camino andado y con muchos de los cuadros policiales y del ministerio público que no garantizan el cumplimiento cabal del trabajo. La impunidad que aplasta a la abrumadora mayoría de los delitos cometidos no necesita intérpretes.
Los acontecimientos del día 25 de julio le dan un toque especial al marco señalado, pues desdibujó en tres o cuatro pinceladas el trabajo de investigación de la Fiscalía General del Estado sobre uno de los delitos cometidos: el homicidio de Héctor Melesio Cuén. Ni por la compleja coyuntura que había por los hechos delictivos de ese aciago día de julio, ni por la presencia política y social del personaje que perdió la vida en esa malhadada jornada, se tuvo el cuidado de seguir paso a paso el protocolo en las indagatorias sobre los sucesos mencionados. Los responsables de la institución se tropezaron con el a, b, c, de sus propios manuales, se les perdió la brújula y lejos de ofrecer certezas en la investigación nos llenaron de dudas.
El gobernador Rubén Rocha, frente a las crecientes dudas y críticas solicitó la atracción de la carpeta de investigación por la FGR. Hizo bien, pues la crisis de credibilidad en la institución que debe investigar los delitos se profundizaba cada día más. Pero esa medida con lo acertada que fue no garantiza, por otra parte, la solución al problema, toda vez que la crisis no arrancó del jueves 25. Ya arrastraba desconfianzas desde tiempo atrás.
Agreguemos que el proceso que la Ley contempla para la designación del o la fiscal, no dejó contentos a una buena parte de los observadores de la vida política. Esa actitud no es extraña. Lo mismo hubiera sucedido si el mecanismo fuera otro, aún sin que formalmente contemplara la participación del gobernador. Y ese tipo de inconvenientes deben servir como acicate a la nueva fiscal y al equipo que trabaje con ella.
No está tan fácil para la nueva administración, pero por el bien de Sinaloa esperemos que estén a la altura de lo que espera y exige la sociedad. La agenda no tiene orfandad de temas ni se caracteriza por ser ajena a las complicaciones. Baste observar los pendientes en materia de desaparecidos, homicidios y desplazados por razones de violencia.
Y por si faltara algo más fue jueves, día en que la memoria golpea fuerte en nuestro estado. En el primer día de trabajo práctico, la nueva fiscal Claudia Zulema tiene como escenario de su jornada de trabajo otro Culiacanazo. Ojalá que no sea tan doloroso como los otros jueves de triste memoria, pero lo que sucede en esta jornada y lo que significan sus antecedentes, no cabe duda que se impone pensar que un paso prioritario dentro de la Fiscalía General y de la Policía de Investigación es un trabajo de barrido y limpieza a fondo. Es el reto que tiene Claudia Zulema.
Mientras afuera en la calle la tensión en los rostros disputa el lugar a las sonrisas que normalmente observamos en las personas que van al centro de la ciudad. Y difícilmente regresa esa alegría si la confianza en las autoridades de seguridad no ocupa el lugar correspondiente.
Un plan de trabajo y una agenda apretada bien puede contribuir a que la Fiscalía General del Estado retome la andadura de otros tiempos y que cultive la cercanía con la sociedad mejorando su prestigio. A qué me refiero:
A que en un plazo no mayor a los cien días se cumpla un plan que pruebe que los cambios prometidos en la Fiscalía y en la Policía de Investigación si están funcionando, lo que debe verse reflejado en la disminución de los rezagos en el terreno de la investigación del delito. Abatir expedientes y hacer que comparezcan ante el juzgador a los presuntos responsables de conductas antisociales, debe ser una manera de medir avances o estancamiento de la Institución procuradora de justicia.
Y junto a la productividad en el trabajo debe marchar el debido proceso. Esto por las siguientes razones: por el respeto a los derechos humanos de los investigados y porque hacerlo de esta manera se evita que los procesos penales aborten a medio camino por faltar precisamente al debido proceso. En esta materia es tiempo ya de pasar a la mayoría de edad en el trabajo que se realiza en la investigación y persecución del delito. Lo que le dará no sólo una buena pátina al rostro de la Fiscalía, sino la rescatará de los viejos tiempos que aún se asoman en varias de las actuaciones de los ministerios públicos y de los agentes de investigación. Las prácticas que violentan los derechos humanos deben ser parte de una historia que no regresará y que seguimos recordando con dolor y rencores sin fin.
¿Debe procurar la fiscal la autonomía de la Institución? Es una obligación que la Ley le impone, que le viene por de faul, pero que en un régimen presidencialista se vuelve muy complicado lograr. Ese será otro reto de no menor cuantía para la responsable de despachar en el quinto piso del edificio que se ubica por el boulevard Enrique Sánchez Alonso. En situación tan delicada en la que toma posesión de su responsabilidad, le damos el beneficio de la duda a la fiscal Claudia Zulema y le deseamos mucha suerte en esta grave responsabilidad. Nuestro deber de ciudadanos es estar atentos de la vida pública y lo estaremos con mayor razón tratándose de renglones tan importantes como estos de la seguridad y de la procuración de justicia. Vale.
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