Por Cristina Ibarra Armenta

El pasado 6 de noviembre se celebró el Día del Economista en México, ¡Felicidades a todos los que han elegido esta como su profesión!

A raíz de ello en esta semana en el Colegio de Economistas hemos decidido dedicar esta sección para reflexionar sobre la tarea del economista en la sociedad y especialmente, el rol del economista en México.

En México apenas existen 135 mil 583 egresados, que es poco comparado a 1 millón 245 mil egresados con licenciatura en derecho y 420 mil egresados en medicina, por hacer un comparativo. Sin embargo, la carrera de economía es una de las mejores elecciones en relación con la empleabilidad de sus egresados, sus ingresos y su inserción en el mercado laboral.

El 95% de los economistas se encuentran empleados, la mayoría en el sector formal y además se encuentra entre las 10 carreras con mejores salarios, según datos del IMCO, en el 2023 la segunda carrera mejor pagada es la relacionada con banca, finanzas y seguros, que, aunque no es específico de los economistas, sí los incluye.

¿Pero cuál es la tarea de un economista?
El economista estudia las interacciones de oferta (producción) y demanda (consumo) en todos los aspectos que le competan. Por ejemplo, analiza el entorno internacional, los mercados financieros, así como las interacciones de mercados específicos, por ejemplo; mercado de la papa, textil, de automóviles, del petróleo, etc. Todo ello le permite desempeñarse con facilidad en áreas estratégicas de planeación al interior de las empresas, pero también dentro de las oficinas de gobierno.

Por otro lado, en su rol más trascendental, el economista analiza temas sobre crecimiento económico en la sociedad. Quienes laboran en una empresa saben todo el quehacer administrativo y de análisis de su propio mercado que le compete.

¿Pero cómo impulsar el desarrollo para pasar de ser una nación en desarrollo a una avanzada? ¿Qué políticas o industrias impulsar para incrementar el ingreso? ¿Cómo determinar si la política fiscal cumple su función equitativamente?
Estas y muchas otras preguntas están entre las preocupaciones más importantes del economista. Y si bien, no existen recetas para responderlas y lograr estos objetivos, el economista analiza cuál  o cuáles son las posibilidades en función de los recursos disponibles.

Por ello, el economista se convierte en un soñador analítico de lo normativo, es decir, del deber ser, de cómo la sociedad podría progresar, de qué políticas podrían mejorar el ingreso y los empleos y, sobre todo, de qué generaría un mayor bienestar social. Así, los economistas son ávidos lectores, filósofos, visionarios y, por consecuencia, muy críticos de su ambiente y de lo que les rodea, ¡No existen dos iguales! Las escuelas del pensamiento económico pueden dividirlos entre quienes consideran de gran importancia a la intervención del estado en la economía y los que son partidarios del libre mercado, con una enormidad de matices entre estos dos.

La economía en sí es una ciencia social que ha tomado herramientas muy diversas para el estudio de los temas mencionados, y por ello, se encuentra en constante evolución, de manera que en los últimos años las carreras de economía han incorporado cada vez más el análisis matemático y estadístico en sus matrículas, de tal forma que quien estudia economía se dará cuenta que a pesar de ser una ciencia social, deberá estudiar muchas matemáticas, al tiempo que, a pesar de ocuparse de temas de empresa, en realidad no le preocupa una, sino todas, junto con la población en general y el gobierno. Por esto, la carrera de economía es una profesión poco concurrida históricamente, pero sin lugar a dudas fundamental.

Finalmente, quiero mencionar que justo el día jueves 9 de noviembre se acaba de nombrar al primer rector economista de la UNAM, muchas felicidades al Dr. Leonardo Lomelí, los economistas estamos contentos de que uno de los nuestros haya alcanzado por primera vez tal responsabilidad, le deseamos mucho éxito en su gestión.