Culiacán, Sinaloa.- “Como por un año nadie sabía que yo, imagínate que iban a decir de una mujer que era adicta, noooo”, reveló una mujer entrevistada en una investigación realizada por Sociedad Educadora. Su testimonio refleja como muchas mujeres tienen que enfrentar su adicción en silencio, debido al juicio social que las margina y las culpa de su adicción, haciendo más difícil la búsqueda y obtención de ayuda para rehabilitarse.

Si bien, tanto hombres como mujeres pueden llegar a padecer alguna adicción, expertos en el tema han señalado que las barreras que enfrentan son diferentes, especialmente a la hora de recibir apoyo y tratamiento, ya que las mujeres pueden enfrentar vergüenza, estigma, miedo a perder la custodia de sus hijos y la falta de espacios adecuados.

Durante su participación en el conversatorio “El futuro del Fentanilo en México”, María Elena Medina Mora, doctora en Psicología Social, explicó que el acceso a un tratamiento se vuelve difícil para las mujeres debido a barreras estructurales, como la falta de recursos o el rechazo social.

“Las mujeres tienen una situación que las diferencía de los hombres y que son las barreras estructurales, que tienen que ver con la falta de recursos, con la dificultad de tener quién les cuide a los niños y entonces normalmente estas barreras estructurales les impiden llegar a tratamiento, y desde luego la respuesta social es de mucho más rechazo para ellas que para los hombres”, dijo.

Indicó que de acuerdo a la Encuesta Nacional de Adicciones, las drogas de consumo más frecuentes en las mujeres son los opiáceos, tranquilizantes, sedantes y anfetaminas, mientras que en los hombres son la mariguana, cocaína, alucinógenos, inhalables y heroína.

Además, mencionó que las mujeres suelen desarrollar dependencia a estas sustancias con mayor rapidez que los hombres debido a cuestiones biológicas y el contexto psicosocial (trauma y estrés).

La psicóloga señaló que la adicción de sustancias ilícitas en mujeres generalmente se ve iniciada por algún hecho violento, como abuso sexual o violencia familiar a edad temprana.

“Hay en las mujeres un abuso sexual temprano que luego les lleva a empezar alcohol, tabaco, resistol, mariguana, en la salida del hogar, muchas veces corridas y a los 17 años en este caso específico, pero a alrededor de esa edad empiezan con la heroína inyectada, hay embarazos tempranos y luego embarazos no esperados y muchas veces productos de violación”, indicó.

Esto se refuerza con los testimonios que Sociedad Educadora da a conocer en los resultados del diagnóstico que realizó en centros de rehabilitación de mujeres en Sinaloa, donde las internas relatan haber sufrido violencias en sus juventudes como el abandono parental, maltrato emocional, físico y sexual o el haber tenido un familiar consumidor.

“mi papá violentaba también mucho mi mamá, mi hermano mayor es un adicto… nunca estuvieron pendiente de mí, sufrir carencias, mis papás siempre estaban trabajando los dos… me golpeaban, me castigaban a veces me hincaban en las piedras y me golpearon con la manguera”.

“Mi papá consume desde que yo tenía siete u ocho años, y ahora, hace como tres años empecé a agarrarle al vicio junto con él… en la casa de mi papá. Él fue el quién me ofreció la droga”. 

“El cristal lo probé con una pareja con la que yo andaba, él me ofreció la primera vez… cuando tienes química con esa persona y se comporta bien machín contigo… y él me daba, yo no sabía que era… pero me daban ganas de tener relaciones sexuales”. 

De acuerdo con Irving Salazar, director de Sociedad Educadora, las mujeres suelen iniciar su consumo con drogas fuertes como la mariguana y la cocaína, debido a que en muchas ocasiones son iniciadas por sus parejas.

“Este camino es muy lógico en los hombres, pero en las mujeres empezamos a detectar que muchas se están brincando a la metanfetamina directo, incluso a la marihuana. Se brincan el alcohol, se brincan el tabaco, incluso el vapeador, la cocaína y de una que lleguen a la metanfetamina o a la marihuana directo, pues no nos hacía mucho sentido”, dijo.

También coincidió con la doctora Medina Mora, sobre que las mujeres tienden a enfrentar barreras difíciles en su búsqueda para salir de una adicción, pues mencionó que además del estigma, muchos centros de rehabilitación no están adecuados para el tratamiento de mujeres.

“Se pretende tratar igual que a los hombres, incluso te diría que en muchos de ellos que son para mujeres el director es es hombre. Entonces, desde ahí hay ciertas negligencias donde no se tiene esta perspectiva de género, donde no esté adecuado y también la cantidad de centros de rehabilitación de mujeres es muchísimo menor que la cantidad de de hombres cuando lamentablemente la adicción en mujeres ha ido creciendo”, dijo.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017, en Sinaloa, se presentó un incremento en el consumo total de drogas en mujeres de 12 a 65 años de edad, pasando del 0.3% en 2008 al 0.9% en 2016.

Ante ello, indicó que resalta la importancia de visibilizar que hay un incremento en la participación de las mujeres en el consumo de drogas y para atenderlo se necesita implementar la perspectiva de género en las campañas de prevención y atención de las adicciones.

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