Karla Quintana / Raichali
Fotografía de archivo
Chihuahua – Las comunidades indígenas de la región de Bosques San Elías Repechique, municipio de Boyocna, denunciaron que los recientes incendios forestales han arrasado con los bosques y aguajes que alimentaban a decenas de rancherías rarámuri. “Ahora sí se quemó todo el bosque sin dejar nada”, expresaron tras recibir la alerta telefónica de uno de los habitantes.
Las rancherías afectadas del municipio de Bocoyna incluyen Churichique, Awisaina, Mewechi, La Laguna, Gomeo, Desisawachi, Papajichi, Apachochí, Nacarare, Raramuchí, La Viachi, Sayawach, Gutamachi, Rekorichi, Machurichi, Bíníweachí, Baíchí, Trigochi y Natawíchí.
“Nos quedamos sin bosque, sin aguajes”, señalaron a Raíchali habitantes de Repechique, quienes describieron que el fuego ha destruido gran parte del territorio comunal, afectando no solo a sus viviendas y medios de captación de agua, sino también a la vida silvestre.
El fuego avanzó rápidamente por varias comunidades. “Estoy hablando por este medio porque hay habitantes que tenían tinacos y conexiones para llevar agua a sus casas, y creo que ahora sí se quemó todo totalmente”, narraron a este medio de comunicación.
“En Mewechi, Sayawach, Machurichi, La Viachi, Gutamachi, Trigochi, Mesa de Nacarare, San Antonio, Apachochí, Awisaina… ahí se quemó la mayor parte del bosque”.
Además, alertaron que los aguajes, fuentes naturales de agua, están migrando a otros lugares a causa de la devastación. “El aguaje se va a migrar a otro lado y nos vamos a quedar sin agua […] es como un desplazamiento del agua”, explicaron.
La situación también ha afectado gravemente a la fauna silvestre. “Aquí se migraron todos: los venados, ardillas, coconos… los que sí se van. Y los que no pudieron irse al momento son los rochaos, víboras, chipawiki, conejos, muchos más… los que no corren”, lamentaron.
En la comunidad de Nacarare, el incendio continúa activo. “¿Qué vamos a hacer? Se sigue quemando en San Antonio, Papajichi, Apachochí… ya mero nos llegó aquí. Con asado y tierra lo fuimos controlando, pero vuelve a prender. Se nos van a quemar los coconos. Ya no vamos a escuchar sus gritis en la madrugada”, dijeron con tristeza.
A pesar del abandono por parte de las autoridades, la comunidad mantiene su resistencia. “Nos dejan en el olvido, pero aun así, aquí seguimos. Aquí estamos”, afirmaron.
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