Culiacán, Sinaloa.- El 12 de septiembre de 2023, Ana María Serrano Céspedes, de 18 años, fue víctima de un feminicidio en México, presuntamente perpetrado por su exnovio. De acuerdo con la versión de sus familiares, Ana sufrió violencia en su noviazgo, la cual derivó en un feminicidio.
Su caso no es aislado, de acuerdo a activistas feministas e investigaciones como “Violencia en el noviazgo desde la perspectiva escolar”, de Mexicanos Primero y Fundación Nana, la violencia de pareja puede comenzar desde edades tempranas como los 15 años y si bien suele presentarse a través de celos o control, puede llegar a escalar a agresiones físicas o incluso la muerte.
“Toda violencia entre las personas es una lucha por poder y por demostrar quién manda, por decirlo de una manera coloquial. Entonces, la violencia generalmente y así es, siempre viene hacia arriba, una vez que hay violencia, la violencia generalmente se incrementa”, explicó Priscila Salas, de la colectiva No se metan con nuestras hijas.
Uno de los principales factores que puede llevar a esta escalada de violencia es el hecho de normalizar o minimizar las agresiones que viven las mujeres. De acuerdo con Alejandra Reyes, de la colectiva Sororas, en Sinaloa se han presentado casos en donde las mujeres acuden a denunciar, pero son atendidas por personal que las revictimizan o minimizan la situación, lo que incrementa el desconocimiento y desconfianza en la atención.
“Creo que la falla se puede dar y que se da, cuando se minimizan las violencias que pasan las mujeres, que se acercan a las instituciones y las revictimizan o minimizan la situación por la que están pasando o no consideran que sea algún tipo de violencia o lo minimizan con que es una micro violencia y no tiene caso prestarle atención o es pérdida de tiempo, etcétera”, mencionó.
Esto le ocurrió a Lucía*, una joven de 22 años de edad que en marzo acudió a la Fiscalía General del Estado (FGE) a presentar una denuncia contra su expareja por acoso y amenazas, pero como respuesta recibió que las amenazas recibidas no eran suficiente para señalar que su vida estaba en riesgo.
A pesar del miedo a las represalias, ella acudió a las autoridades en búsqueda de apoyo, pues temía por su seguridad y la de su actual pareja, ya que durante años se sintió perseguida y asediada por quien en su momento dijo sentir amor por ella; sin embargo, todo el proceso lo sintió tardado y dirigido por personas que hicieron comentarios revictimizantes hacia su persona y las demás mujeres que llegaron a presentar una denuncia.
“Antes de mí pasó una joven de aproximadamente 27 años, ella llegó golpeada y le dijeron que su cuál era el motivo de la denuncia, ella dijo que por acoso y maltrato, entonces la persona de la recepción le respondió ‘pues no te miras tan mal, si de verdad te hubiera querido matar, te hubiera llevado al hospital’, todos escuchamos y no podíamos creer lo que le respondieron, aunque al final sí la pasaron.
(…) Después me tocó a mí, la misma persona me preguntó el motivo y yo le contesté que acoso y amenaza y me dice ‘no tenemos denuncia por acoso, no existe’, yo le pregunté que cómo era posible, me están acosando, el acoso ya lleva años y me contestó lo mismo de manera prepote y cero empática, me dijo que no era suficiente que tenían que amenazarme tipo con una pistola o haberme secuestrado o algo así”, narró Lucía.
Después de narrar su historia otras dos veces, Lucía obtuvo una orden de restricción contra su ex pareja. Sin embargo, la experiencia le dejó un mal sabor de boca pues nunca observó rondines de elementos de seguridad cerca de su casa y las personas que la atendieron siempre le hicieron saber que se necesitaba una agresión más fuerte para que se tomara su caso como una amenaza.
“No es una buena atención y si le falta bastante desde infraestructura hasta la capacitación del personal y el proceso creo que lo hacen ver muy tardado no sé si para que la persona no ponga la orden, no tengo idea. Las oficinas son muy pequeñas, están a un metro de distancia una con la otra, entonces, tú puedes escuchar lo que los demás dicen”, indicó Lucía.
Ante este tipo de situaciones, la activista Alejandra Reyes, indicó que se requiere que el personal de las instituciones continúen capacitándose para que los hechos de violencia no terminen minimizados y con ello las mujeres sientan que pueden pedir ayuda.
“Lleva a que muchas veces no sepan a dónde acudir o dejen de pedir ayuda y lo principal es mostrarles y que sepan que pueden pedir ayuda, que hay lugares donde pueden pedir ayuda y que se les va a apoyar, no se les va a dar la espalda, no se les va a ignorar, creo que eso es lo principal para trabajar la prevención”, dijo.
En un Estado donde el 37.2% de las mujeres de 15 años y más han señalado que han sido violentadas por su pareja a lo largo de la relación (de acuerdo a cifras del INEGI), Priscila Salas, de la colectiva No se metan con nuestras hijas, mencionó que se necesitan fortalecer y crear nuevas estrategias de prevención, pues indicó que no basta con hacer campañas de difusión.
“Si creyéramos que todas las mujeres víctimas de violencia familiar o de pareja pueden ser susceptibles a ser asesinadas, entonces, las acciones para protegerlas serían diferentes”, expresó.
*Para proteger la identidad de las personas entrevistadas, los nombres utilizados en los testimonios han sido modificados.
Más información sobre violencia de género:
- Ayuntamientos de Sinaloa poco -o nada- han avanzado en prevenir violencia de género
- En solo ocho meses, Sinaloa supera la cifra de feminicidios registrada en todo 2024
Comentarios
Antes de dejar un comentario pregúntate si beneficia a alguien y debes estar consciente en que al hacer uso de esta función te adíeles a nuestros términos y condiciones de uso.