Culiacán, Sinaloa.-  En un contexto donde la violencia y la incertidumbre han hecho del espacio público un lugar hostil, la marcha del orgullo LGBT en Culiacán se convirtió, este año, en un acto de resistencia emocional y colectiva. 

No solo fue una celebración de la diversidad, sino también un respiro, una forma de aferrarse a nuestra identidad cuando todo lo demás parece oscuro.

“Marchó por mí, por mi hermano, por familiares, amigas y por una amiga que murió por homofobia”, dijo una de las asistentes.

En medio de un Culiacán herido por la violencia cotidiana, quienes asistieron a la marcha coincidieron en que estar ahí es una forma de sentirse seguros, de encontrarse entre iguales, de vivir —aunque sea por unas horas— sin miedo.

“Se me hace una forma seguro de salir a la calle, sentirme bien con mi entorno”, comentó otro joven, quien también marchó por su familia, por aquellos que no pudieron asistir.

Siento que es como un curita, como un rayito para olvidarnos un poco de lo que está pasando”, dijo otra joven, sonriendo entre los colores y  con un maquillaje llamativo en su rostro.

Para muchas personas LGBT+, la marcha no es solo una tradición o una fecha en el calendario, es una afirmación de existencia, es, también, una manera de sanar de manera colectiva.

“Cada año vamos progresando más es un avance contra la homofobia y a favor de la libertad de expresión”, comentó una participante que marcha por sí misma envuelta en la bandera lesbica.

Este año, además, hubo familias que dieron un paso al frente: Lucero Zamora asistió por primera vez, acompañando a sus hijos, para ella, fue una experiencia llena de orgullo.

“Para los padres siempre va a ser un reto aceptar la visibilidad de tus hijos, pero es importante que demos el primer paso, y ese es el apoyo, el amor hacia nuestros hijos con la diversidad que tengan”, expresó, emocionada.

En tiempos difíciles, la marcha se sostiene como un espacio de celebración, pero también de refugio. No como una evasión ingenua de la realidad, sino como un recordatorio de que la alegría también es una forma de resistencia.

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