Está demasiado evidente, así como sigue siendo extraño el súbito cambio de actitud, que son los diputados del Movimiento Regeneración Nacional los que ahora se desviven en el Congreso del Estado por apoyar a la administración de Jesús Madueña Molina, rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, a quien antes acusaban de causar todos los males que aquejan la institución educativa.

Lo raro está en que de parte del recién electo rector no hay un compromiso por escrito, sancionado por la UAS ni por el Legislativo, respecto a la rendición de cuentas, correcto manejo de los recursos institucionales y eliminación del binomio Universidad-partido, aspectos que originaron que Madueña y coacusados fueran vinculados a cinco procesos judiciales por afectaciones a las finanzas de la casa de estudios.

Sin recordar lo áspera que era la ahora aterciopelada relación con el rector, ayer el diputado de Morena Ambrocio Chávez expuso en la tribuna parlamentaria un punto de acuerdo, respaldado también por las bancadas de los partidos Sinaloense, Movimiento Ciudadano y Verde Ecologista, para que se le apoye más a la UAS y exista de parte del centro educativo “un compromiso con la transparencia y con la democratización, incluyendo los sindicatos y las direcciones de las escuelas”.

En esta nueva etapa de relación melosa entre el Gobierno y Congreso del Estado con la UAS se olvidan pronto aquellos vehementes discursos de los asambleístas de Morena en favor de combatir la corrupción, politización de la academia y enquistamiento del PAS en la vida universitaria, transitando al “haiga sido como haiga sido” que normaliza lo que hace meses consideraban perverso. Y voltean el esquema al proponer apoyar a la UAS a ciegas sin que ésta presente antes compromisos fiables por la rendición de cuentas, libre cátedra y educación de buena calidad, dejando a la vista de los ciudadanos el desdén de aquellos principios que proclamaban como irrenunciables.