La misma farsa de designar en importantes cargos públicos no a los más aptos sino los más leales al régimen, la designación de Ernestina Godoy Ramos como Fiscal General de la República pone en entredicho la autonomía de la institución de procuración de justicia y por lo tanto también compromete la posibilidad de que la Ley se aplique sin distingos políticos.

El montaje de la convocatoria y las comparecencias, que estuvo a cargo del Senado, fue utilizado para legitimar a quien se sabía desde antes de iniciar el proceso que era la preferida de la presidenta Claudia Sheinbaum y que la FGR continuará operando como apéndice del Poder Ejecutivo Federal, lejos de funcionar como ente ciudadano con independencia operativa y administrativa según lo establece la norma respectiva.

De las 43 personas que se registraron para participar en el procedimiento de designación de Fiscal, la depuración de la lista ocurrió tal como se preveía cuidando la instrucción que salió desde Palacio Nacional para que Godoy Ramos lograr la nominación presidencial, desenlace que se conoció desde el momento en que renunció el anterior titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero.

La nueva fiscal es fundadora del Movimiento Regeneración Nacional y desde su militancia en ese partido se ha encumbrado en la titularidad de importantes dependencias, entre éstas diputada local en la VI Legislatura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Procuradora General de Justicia de la Ciudad de México, y Senadora.

Con todo este panorama que pone en manos de Morena y de la 4T el sistema nacional de procuración de justicia sólo la intervención social logrará que la FGR sea la institución que enfrente a la delincuencia y deje de ser el ariete gubernamental que da impunidad a los adeptos y ejerce mano dura contra disidentes y críticos. Si se trata de la Fiscal que la presidenta Sheinbaum designó, entonces apuntemos hacia ellas cuando reclamemos sesgos y ajustes de cuentas que pervierten la acción del Ministerio Público.