En colaboraciones anteriores he escrito sobre el tema de la economía circular. Me he referido a sus orígenes y conceptualización, a su normatividad (Ley de Economía Circular) y a la forma en la que transitarán las empresas de la economía lineal al modelo de economía circular. Antes, también traté sobre la llamada economía circular en las ciudades y la forma en la que la implementación del modelo de economía circular va ganando paso a lo largo de América Latina y el Caribe. Con el propósito de aportar nuevos elementos a la discusión de lo que me parece es una necesidad urgente de modificar la forma en la que sobreexplotamos los recursos productivos afectando la vida del planeta y la salud de sus habitantes, hoy voy a abordar el tema de las ciudades circulares.

¿Cómo son las ciudades circulares?

 

Son ciudades en las que los productos, los materiales y los activos se emplean con el propósito de evitar la generación de residuos. En ellas el valor de los recursos se mantiene al máximo nivel durante muchos ciclos de vida y los sistemas se regeneran. En una ciudad de este tipo, los edificios y las infraestructuras se mantienen, reforman y reparan a nivel individual, comunitario y comercial para ampliar su vida útil. En consecuencia, los diseños son duraderos, adaptables, modulares, fáciles de mantener y reconvertir, y los residuos quedan fuera del diseño. Los materiales no son perjudiciales y se obtienen de forma local y sostenible.

Una ciudad circular se caracteriza porque en ellas los principios de la circularidad forman parte de las normas y los requisitos de los contratos públicos. Una ciudad circular obtiene su energía de fuentes renovables y la contaminación ambiental queda descartada en el diseño, lo que supone ventajas medioambientales y sanitarias para los ciudadanos. El uso del espacio se replantea para que haya una mayor accesibilidad a los servicios y las zonas de ocio. La economía se basa más en las cadenas de valor y las capacidades locales, lo que se traduce en un aumento de los puestos de trabajo para las comunidades locales, unos circuitos cerrados a nivel local y el fomento de una simbiosis industrial al situarse los sectores en áreas específicas.

  • Todo esto tiene que ver con el cumplimiento de los siguientes objetivos:
  • En las ciudades, desarrollar energías renovables para no generar emisiones.
  • Impulsar modelos avanzados en economía colaborativa para compartir recursos y extender y optimizar la vida útil de los mismos.
  • Mantener y regenerar los recursos en uso: eco-diseñar y fabricar aparatos que sean fácilmente reparables. Mantener su valor el máximo tiempo de cualquier bien o producto fabricado.
  • Aplicar la jerarquía de residuos y regenerar al máximo los residuos.
  • Asegurar la regeneración de los sistemas naturales en torno a las ciudades.

 

Pero ¿Por qué es necesario poner especial atención a las ciudades?

 

Porque se estima que para el año 2050 dos tercios de la población mundial vivirá en ciudades y estas tendrán un papel fundamental a la hora de abordar los efectos del cambio climático. Se sabe que las ciudades generan alrededor del 70 por ciento de las emisiones mundiales de carbono, representan más del 60 por ciento del uso de los recursos y generan prácticamente la mitad de los residuos mundiales.

Porque cada vez más ciudades comprenden la importancia de su papel en el proceso global de la descarbonización y muchas están ya aprovechando los principios de la circularidad al aplicar sus estrategias. Fomentar la difusión de las energías renovables y la electrificación de uso final, reducir los residuos y promover el uso compartido y la reutilización de los bienes son los elementos característicos de las ciudades circulares. Los planes y estrategias de la economía circular que abarcan todos los sectores de la vida urbana son características fundamentales de los municipios que quieren conseguir un desarrollo sostenible y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.

En las ciudades existen desafíos de naturaleza económica (competitividad y ocupación del territorio), ambientales (contaminación y residuos) y sociales (marginación, desigualdad, gentrificación y fragmentación). Abordar dichos desafíos, requiere de un enfoque sistémico que incluya una visión del modelo de ciudad que se desea alcanzar. El modelo con enfoque circular ofrece grandes oportunidades para las ciudades, ya que consiste en una aproximación que aborda tanto la provisión de infraestructuras, equipamientos y servicios, como la facilitación de ecosistemas productivos sostenibles.

¿Cuáles serían los sectores sobre los que habría que incidir para encaminarnos hacia una ciudad circular?

 

En las ciudades del mundo que ya podrían considerarse circulares, se ha detectado que los principales sectores sobre los que habría que intervenir son Energía, Movilidad, Construcción, Alimentos, Residuos Domiciliarios e Industria Manufacturera. Energía, porque las urbes requieren de energía para el funcionamiento de la industria productiva, transporte, iluminación, climatización, entre muchas otras actividades. Movilidad, porque la estructura espacial de las ciudades define los requisitos de desplazamiento de sus habitantes y el transporte urbano es un sector que acusa las fallas en la planificación en términos de infraestructura y distribución de usos de suelo, donde sistemas ineficientes implican contaminación atmosférica, costos en tiempo, problemas de salud, y accidentes.

Construcción, porque la construcción de los edificios genera costos y efectos ambientales negativos debido a que los residuos de las construcciones y las demoliciones en el sistema actual son altos. El concepto de ciudades circulares promueve las técnicas constructivas modulares, con materiales locales y adaptables en el tiempo, de manera de que los espacios construidos sean eficientes y flexibles en sintonía con el medioambiente y las demandas fluctuantes de la población. Alimentos, porque la pérdida y el desperdicio de alimentos es particularmente grave en las ciudades. Una ciudad bajo un modelo circular debiera adoptar innovaciones en la cadena logística de abastecimiento, consumo y desecho de los alimentos. Residuos Domiciliarios, porque representan una gran oportunidad para las ciudades en el ámbito de la creación de nuevas economías en base a la recuperación de los residuos orgánicos urbanos, extendiendo su vida útil y sirviendo como proteínas para la alimentación animal, biomateriales o energía antes de devolverse al suelo. Industria Manufacturera, porque los proyectos de circularidad amplían la longevidad de los productos reconociendo su valor en su vida útil extendida. Los productos además se vuelven flexibles en su circulación de manera que pueden seguir siendo operativos lo máximo posible.

¿Existen ya ciudades circulares?

 

Claro que sí. Un ejemplo es la ciudad de Milán, Italia. Los esfuerzos en esa ciudad están encaminados a ser una ciudad carbono neutral al año 2050. También se han comprometido a alcanzar una reutilización del 95% de los residuos al 2030, el desarrollo de construcción limpia y proyectos de regeneración y recuperación urbana. En esta ciudad existe un Departamento para la transición medioambiental, que está dedicado a trabajar en las metas de circularidad, transición de la energía, mitigación, adaptación y resiliencia. A su vez, se han desarrollado políticas urbanas para diferentes sectores (entorno construido, movilidad y energía), generando un marco regulatorio y estrategias de desarrollo sustentables, promoviendo proyectos como el manejo de residuos con una aproximación circular y el mejoramiento de las cadenas de producción local. También se busca promover diferentes tipos de transporte y la idea de la “Ciudad de 15 minutos”.

Otro caso destacado es el de Glasgow, Escocia. En esta ciudad han procurado posicionar la circularidad y su aplicación a las ciudades, como un objetivo crítico para avanzar hacia una economía local de bajo impacto. Por ejemplo, ahí opera el proyecto Circular Glasgow, que se inició en el 2017 para adoptar estrategias y modelos circulares. Como reconocimiento al progreso de la ciudad hacia la circularidad, Glasgow ha sido destacada como caso de estudio en el programa “The Circular Economy in Cities and Regions” de la OECD, cuyo objetivo es apoyar a gobiernos locales en la transición a la circularidad. También forma del grupo de ciudades circulares destacadas, Ámsterdam en los Países Bajos. Es considerada una de las áreas urbanas más adelantadas en cuanto a su visión y ambición de avanzar en la transición hacia la circularidad. Ahí se ha implementado el proyecto “The City Circle Scan Method”, que orienta a las ciudades hacia el desarrollo de una hoja de ruta y agenda de acción para la implementación práctica de la economía circular. La ciudad de Ámsterdam cuenta con una estrategia para llegar a ser una ciudad circular para el año 2050, que incluye la reducción a la mitad del consumo de materiales nuevos para el año 2030.

Por países, Francia, España, China, Colombia, Perú, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Eslovenia e Inglaterra cuentan con iniciativas o estrategias para crear ciudades circulares.

¿Y en América Latina y el Caribe?

 

En ALC un grupo de países, reconociendo la urgencia por avanzar hacia una reducción de las emisiones de GEI y la generación de desechos, y en línea con los objetivos de los acuerdos globales para hacer frente al cambio climático, han firmado la Declaración de Ciudades Circulares de América Latina y del Caribe. Este documento, significa un compromiso voluntario de las ciudades de América Latina y del Caribe para contribuir a la transición de una economía lineal a una circular.

La Ciudad de México (CDMX), forma parte de este compromiso y la visión que se propone tiene que ver con el desarrollo de una ciudad que se apoye en la economía circular para reducir el consumo de recursos naturales, con una visión regenerativa que se centre en las personas y promueva, dentro de su política ambiental, la extensión del tiempo de vida de los productos y la reducción de residuos. Se cuenta ya con una Ley de Economía Circular para la Ciudad de México, que propone una visión positiva y educativa para implementar los principios fundamentales del modelo económico en los diversos sectores productivos de la ciudad, en un trabajo coordinado entre las distintas dependencias del gobierno, en alianza con la sociedad civil y la academia.

La Planta de Bio Aditivos y el Programa de Certificaciones de Edificaciones Sustentables destacan como proyectos de circularidad en la CDMX. El primero se trata de una planta en donde se convierte el aceite comestible residual en un bioaditivo que es utilizado en combinación con el diésel para proporcionar un mayor rendimiento del combustible y disminuir las emisiones contaminantes. Resulta destacable que durante este proceso no se generan residuos ni se utiliza agua. Ya se utiliza en el transporte de la ciudad y de esta manera se evita que el aceite alimentario, el proveniente de restaurantes, puestos ambulantes o grandes empresas, continúe contaminando las aguas y el aire. Por su parte, el Programa de Certificaciones de Edificaciones Sustentables, es un programa de autorregulación que tiene el objetivo de promover y fomentar la reducción las emisiones contaminantes y el uso eficiente de los recursos naturales durante el diseño, construcción y operación de las edificaciones en la Ciudad de México, con base en criterios de sustentabilidad y a través de un proceso de certificación, buscando también beneficios sociales que permitan mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad.

Como puede verse, crear ciudades circulares es un proceso gradual en el que todos podemos aportar desde nuestras particulares posibilidades y responsabilidades. Pero para avanzar en la ruta de alcanzar la circularidad urbana es necesario construir una Visión Compartida de Ciudad Circular. Esta debe ser elaborada por un conjunto de actores claves (sector público, sector privado, inversionistas, academia, organizaciones no gubernamentales y ciudadanos) y su objetivo debe ser orientar la transición hacia el modelo de Ciudad Circular. En este proceso se vuelve necesario contar con la legislación y la normatividad que se encargue de diseñar las hojas de ruta, las políticas, los planes y programas, y los instrumentos de planificación territorial. Se deben identificar los sectores clave de intervención y los habilitadores del proceso en donde se incluyen el financiamiento, la innovación tecnológica, la digitalización, la educación y la concientización. Por cierto ¿No deberían tener una opinión y asumir un compromiso sobre estos temas, quienes aspiran a gobernar en nuestros municipios y ciudades?

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Referencias:

ARUP, ENEL (2021). CIUDADES CIRCULARES. EL IMPACTO EN LA DESCARBONIZACIÓN Y OTRAS CUESTIONES.

Astaburuaga, F., Arteaga, F., Marshall, C., Millán, C. (2022). “Ciudades circulares en América Latina y el Caribe. Hacia un nuevo paradigma para el desarrollo urbano sostenible”.

Ciudades circulares. Las ciudades del futuro. https://www.endesa.com/es/nuestro-compromiso/nuestro-compromiso/economia-circular/ciudades-circulares.

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