EL HOMBRE INVISIBLE, es un libro muy breve que llegó a mis manos como pájaro en nido, acomodado humildemente en una librería-mercería. El tema es sobre un científico que descubrió la manera de hacerse invisible, como resultado de muchos experimentos con su propio cuerpo. Sin embargo, el primero de sus múltiples problemas era ser pobre, no tener familia, ni trabajo y sentirse perdido entre la incomprensión de todo el género humano. Ante la amenaza de ser lanzado a la calle por no poder pagar la renta en una mísera posada, apresuró su experimento hasta lograr, en medio de angustiosos dolores un éxito frustrado por no poder comunicarlo a los demás. La noche en que el enfurecido casero derribó la puerta para incriminar al huésped, éste ya no se encontraba visible, es decir, ya estaba acogido por la invisibilidad; lo que le permitió escapar dejando sus escasas pertenecías.

La invernal noche torturó al hombre invisible que había escapado sin ropa que pudiera delatarlo. Vagando por las heladas calles se detuvo ante un almacén que exhibía en sus escaparates, ropa diversa y otras prendas de vestir; entró cuidando de no ser empujado o pisoteado por los compradores, se acomodó en un rincón a la espera de que la tienda se quedara sola. Al quedar vacío y obscuro el establecimiento, el hombre se proveyó de ropa invernal, zapatos, bufanda, sombrero, guantes y todo cuanto le hiciera aparecer como una persona normal, además del dinero que tanto le hacía falta. Ante la necesidad de continuar con sus experimentos, sobre todo de hallar la fórmula para revertir su estado invisible, abordó un transporte que lo llevó a una lejana comunidad.

Griffin, el hombre invisible, se dirigió hacia una posada que le pareció discreta. Pagó los primeros días y se instaló con sus instrumentos de laboratorio y algunos libros que pudo rescatar de su anterior vivienda. Permanecía encerrado trabajando en su ciencia, únicamente permitía que le llevaran los alimentos. Las pocas monedas que le quedaban no eran suficientes para el pago de su manutención, por lo que la posadera decidió castigarlo sin darle alimentos, lo que hizo al científico estallar en cólera destruyendo muebles en medio de ruidos atroces que invadían la casa. Al ser enfrentado y acorralado por los otros huéspedes y casi al borde del desmayo por el hambre, decidió revelar su secreto. Se despojó de cuanto le cubría dejando al descubierto, la nada. El caos se desató, hubo desmayados, golpes al vacío a los que el invisible respondía, para acabar escapando una vez más, desnudo, con hambre y sin sus pertenencias.

Tras una larga caminata, se detuvo al ver a un vagabundo a la orilla del camino, se dirigió a él pidiéndole ayuda, el hombre perplejo buscaba al dueño de la voz …soy invisible… escuchó. Al tratar de huir una mano que no vió lo atenazó con amenazas obligándolo a seguirlo hasta la posada a fin de que rescatara sus pertenencias. El vagabundo fue descubierto cuando entró al cuarto para llevarse los libros de su captor. Los lugareños comprendieron al servicio de quién estaba al improvisado ladrón, por lo que llamaron a la policía del lugar mientras el hombre invisible trataba de huir y liberar a su cómplice que llevaba sus atesorados libros. Los disparos y golpes se dieron a diestra y siniestra; una bala hirió al hombre invisible que huyó del lugar.

Sus pasos le llevaron a la casa del Dr. Kemp, antiguo compañero de estudios de medicina y física. El asombrado científico escuchó la historia de Griffin, le proporcionó todo lo necesario para curar su herida, lo alimentó y le dejó descansar en su propia recámara. Esa misma tarde había estado leyendo los diarios que reportaban las aventuras del temido hombre invisible, causante, a esas alturas de robos y un homicidio involuntario pero provocado por la ira desatada del incomprendido científico. Al día siguiente, el Dr. Kemp ya tenía trazado un plan; sin embargo escuchó maravillado los trabajos de investigación sobre la física molecular y sus efectos de invisibilidad que había logrado Griffin. Su admiración se convirtió en molestia al escuchar los planes de su amigo sobre un futuro de dominio, de supervivencia desapareciendo a quienes se opusieran a él. Sembrar el terror.

El Dr. Kemp envió, a escondidas, una nota al jefe de la policía del lugar informándole de la presencia del hombre invisible en su casa. Cuando éste se presentó, Griffin, iracundo por la traición de su compañero huyó nuevamente, despojado de ropa. Se inició una cacería de hombres armados, las casas se cerraron, los alimentos se escondieron. El perseguido volvió a la residencia del Dr. Kemp, quien descubrió una nota dirigida a él: Este es el primer día del año I, de la nueva era, la era del Hombre Invisible Primero. ¡El terror!

Griffin intentaba defenderse de una sociedad enardecida cuya intención era acabar con un hombre al que nadie podía ver, pero al que todos deseaban aniquilar, porque lo incomprensible, resulta a veces odioso.

H.G. Wells no escribió sólo por la belleza del lenguaje, sino por la importancia de sus temas: La ciencia, los derechos de la mujer, la supervivencia de la raza humana y su superación.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO