Por Eunice Aguirre

Esta semana quiero contarles algo que todavía me cuesta creer: ¡nadamos con los tiburones!

Sí, estuvimos en el tanque de Shark Tank México, y el capítulo se estrena este jueves 23 de octubre. Desde ese día podrán verlo en su canal de YouTube, y aunque lo que se ve en pantalla será un momento breve, detrás hay años de camino, tropiezos, aprendizajes y sueños que me gustaría compartirles desde un lugar muy personal.

Cuando tenía 19 años y comenzaba a asistir a mis primeros eventos de emprendimiento (como los FuckUp Nights Culiacán o los TEDx Humaya), miraba a personas que para mí parecían inalcanzables. Las observaba desde el público con una mezcla de admiración y anhelo, convencida de que jamás estaría en su mismo nivel, que el escenario era para otros. Una de esas figuras era Edna Fong, una empresaria sinaloense creadora de Jaztea, a quien veía como un referente enorme: una mujer fuerte, visionaria y valiente que, cuando el camino aún no estaba abierto para nosotras, decidió abrirlo igual.

El tiempo, y sobre todo la constancia, me fueron enseñando algo: que los caminos que admiramos no son tan lejanos si nos atrevemos a andar los nuestros. Que el respeto y la admiración no deben inmovilizarnos, sino empujarnos a crear, a persistir, a compartir. Con los años, la vida me ha regalado la oportunidad de sentarme, abrazar, aprender y escuchar a esas mujeres que antes veía desde lejos. Y en ese encuentro, entendí que el impulso más grande para seguir no viene del reconocimiento ni de los logros, sino de mirar a otras y sentirnos acompañadas.

Por eso, estar en Shark Tank hoy no lo veo solo como un logro profesional, sino como un recordatorio para la Eunice de 19: aquella que soñaba con tener una idea, que dudaba de si era suficiente, y que, a pesar del miedo, decidió empezar. Esa Eunice se siente hoy plena, no por haber “llegado”, sino porque sigue caminando (o nadando) en un mar donde otras mujeres han dejado su huella.

Ver en ese mismo tanque a mujeres como Patricia Armendáriz, Marisa Lazo, Alejandra Ríos y Karla Berman es, para mí, una reafirmación de lo posible. Son mujeres que no solo representan éxito empresarial, sino una forma distinta de liderar: desde la empatía, la inteligencia y la pasión. Ellas son un empujón permanente, una inspiración tangible de que se puede construir, crecer y también abrir espacio para otras.

A veces creemos que el emprendimiento es una carrera solitaria, pero no lo es. Es una red viva que se alimenta del ejemplo, del consejo y del acompañamiento. Y si algo he aprendido en estos años es que las historias que más transforman son las que se comparten, porque cuando una se atreve a contar cómo empezó, otra puede atreverse a empezar también.

Por eso, este texto no solo es para quienes verán el programa, sino especialmente para todas las mujeres que están por emprender. A ustedes quiero decirles: busquen inspiración en otras, pregúntense quiénes las mueven, quiénes las inspiran y qué pueden aprender de ellas. Pero también, háganse una promesa: que cuando les toque a ustedes estar del otro lado, serán inspiración y compañía para las que vienen detrás.

Y a las mujeres empresarias, líderes, mentoras, aquellas que ya han abierto camino: no se cansen de compartirlo. Su presencia en espacios públicos, su ejemplo y su voz son faros para muchas jóvenes que aún creen que los tiburones solo existen en televisión.

Hoy puedo decir con el corazón lleno que estar en Shark Tank no se trata de “sobrevivir entre tiburones”, sino de atreverse a nadar con ellos. Porque el agua es la misma, el miedo también, pero lo que cambia es la decisión de mantenerse a flote, de seguir soñando, y de saber que (a veces) los sueños de los 19 pueden hacerse realidad a los 30…

Si nunca dejamos de nadar.

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