Desaparecer la USICAMM y crear un nuevo sistema de contratación, promoción y permanencia que garantice los derechos laborales y evite cualquier forma de corrupción, opacidad y conflicto de interés, destaca entre los once puntos en materia educativa establecidos por la presidenta Claudia Sheinbaum durante la presentación de su plan de cien días, en el zócalo capitalino, en su primer día de trabajo, en el que anunció que continuará el modelo de la Nueva Escuela Mexicana y los libros de texto gratuitos.

Entre los compromisos en materia educativa, que nos llevarán a una república “educadora, humanista y científica” la presidenta se comprometió a eliminar el examen de admisión a las escuelas de nivel medio superior de la COMIPEMS; continuar el programa La Escuela es Nuestra y extenderlo al nivel medio superior; aumentar el número de universidades y crear 300 mil nuevos espacios en educación superior.

 

Asimismo, anunció que se regresará a la jornada ampliada en las escuelas primarias (para enseñar educación física y artística) y se comprometió a hacer de las escuelas primarias públicas espacios de promoción de la salud física y mental, prevención de adicciones y apoyar el deporte comunitario, los semilleros deportivos y a los deportistas de alto rendimiento.

Así también, Claudia Sheinbaum precisó que su gobierno apoyará las ciencias básicas, naturales, sociales y las humanidades para hacer de México una potencia científica y de innovación; lanzará el programa de desarrollo tecnológico “Innovación para el Desarrollo Nacional” y producirá el automóvil eléctrico de acceso popular “Olinia” –que en Náhuatl significa moverse—, diseñado 100% por jóvenes mexicanos, además de la producción de drones de bajo costo y alta eficiencia, así como equipos de telecomunicaciones cifrados.

Además del nombramiento de Mario Delgado Carrillo como nuevo Secretario de Educación Pública, la nueva presidenta Claudia Sheinbaum Pardo nombró a la maestra Angélica Noemí Juárez Pérez, subsecretaria de Educación Básica de la SEP y a Tania Rodríguez Mora, subsecretaria de Educación Media Superior.

A Luciano Concheiro Bórquez, quien se desempeñó como subsecretario de educación superior en el gobierno de AMLO, lo nombró al frente de la Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México (AEFCM).

 

Asimismo, ratificó como titular del Organismo Coordinador de las Universidades para el Bienestar “Benito Juárez García” a Raquel Sosa Elízaga y designó en la Coordinación Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez (CNBBBJ) a Julio César León Trujillo.

 

¿ADMINISTRAR LA INERCIA O TRANSFORMAR LA EDUCACIÓN?

 

La subsecretaria de educación básica, Angélica Nohemí Juárez Pérez tiene 34 años. Es licenciada en educación secundaria con especialidad en historia, por la Escuela Normal Superior de México. Es maestra en desarrollo educativo por la Universidad Pedagógica Nacional, misma universidad donde estudió un doctorado en Educación y Diversidad. Tiene un buen perfil académico y se advierte como una joven activa y dinámica, sin embargo, enfrentará una tarea titánica: sacudir las inercias y los intereses de los grupos de poder que tienen secuestrada a la SEP desde hace décadas y que el gobierno anterior no pudo superar.

La visión expresada por el secretario de educación, Mario Delgado, es clara: “Como sabemos todos, no hay en la historia un proceso de transformación política de largo aliento que no venga acompañado de una propuesta igualmente transformadora y revolucionaria de la educación, porque toda liberación de fuerzas sociales y políticas debe ser encausada en el proceso educativo para que, generación tras generación, se vayan asentando y consolidando la bases y fundamentos de la patria como base de nuestro orgullo.”

No obstante, salvo algunas modificaciones legislativas en materia laboral, el discurso de la Nueva Escuela Mexicana y el nuevo plan de estudios 2022, en la práctica no se hicieron cambios significativos que colocaran a la educación como potenciadora de la transformación social planteada en la 4T que recoge Mario Delgado. Los ideólogos y operadores, burócratas y políticos neoliberales vestidos de camisa tinta, siguieron operando en el gobierno de la 4T para retrasar indefinidamente los cambios en educación, por lo que la simulación del cambio fue la principal característica de la educación en el gobierno anterior. Cambiar el discurso no cambió la práctica. El discurso de la transformación no logró calar en la práctica dominante del neoliberalismo en educación. La misma lógica de los gobiernos anteriores: cambiar para que nada cambie.

El discurso de la presidenta Claudia Sheinbaum y del secretario de educación Mario Delgado en materia educativa, como instrumento fundamental de la transformación social, para construir una república “educadora, humanista y científica”, es claro y contundente, sin embargo, habrá que esperar si en ese propósito se administra la inercia o se va más allá en la transformación educativa.

¿DIÁLOGO O VERTICALISMO?

 

Según el plan de estudio 2022, “la Nueva Escuela Mexicana (está) orientada al desarrollo integral del ser humano dentro de la justicia, la libertad, la democracia y la felicidad. Esta vocación humanista es resignificada al enunciar a las personas como el centro que articula el quehacer educativo con la comunidad”. El texto introductorio firmada por la secretaria de educación Leticia Ramírez, indica que “se trata de que, nuestro sistema educativo encauce la formación de todas y todos en la dimensión colectiva de la vida humana, de lo que nos es común y diverso, de nuestros vínculos comunitarios, de nuestra necesidad de coexistencia pacífica y de nuestra aspiración a construir una sociedad igualitaria”.

“El presente Plan de Estudio para la educación preescolar, primaria y secundaria es una muestra de la determinación del Gobierno de México de revertir la visión instrumentalista, homogeneizante y descontextualizada que en el pasado reciente han tenido las reformas curriculares en la educación básica y que generó exclusión e inequidad para niñas, niños y adolescentes, sobre todo para los más pobres”, precisa el texto introductorio del plan que Claudia Sheinbaum se comprometió a continuar.

 

Las personas en el centro. La libertad. La democracia. La dimensión colectiva de la vida humana. Los vínculos comunitarios. La coexistencia pacífica y una sociedad igualitaria. Son conceptos centrales en el discurso d la NEM que requieren, necesariamente, una nueva comunicación educativa: una comunicación dialógica. No es posible acercarse a estos conceptos sin el diálogo con los participantes en el proceso educativo, con los alumnos, con los maestros, con los padres de familia, con los sectores sociales, pero hasta ahora no hay diálogo en la educación. El escaso diálogo se limita a la dimensión sindical.

La comunicación en el sector educativo es verticalista y autoritaria. En la vieja y anquilosada estructura del sistema educativo, dividida en parcelas de poder, no hay diálogo. La comunicación es unidireccional. Solo hay órdenes. Hay imposición autocrática de criterios burocráticos o políticos de las autoridades, que no se corresponden con la realidad de los procesos y los propósitos educativos. Las autoridades educativas ni siquiera entienden el proceso de aplicación del nuevo plan de estudios de educación básica que se analiza en los consejos técnicos escolares. Su tarea se reduce a una función meramente administrativa y de control político, por lo que sus decisiones no corresponden con los productos del trabajo colectivo de los maestros.

¿La comunidad en el centro? ¿Educación democrática? ¿Vínculos comunitarios? ¿Dimensión colectiva de la vida humana? ¿Coexistencia pacífica? Mientras no haya diálogo entre autoridades y maestros, y comunidad, para construir procesos y propósitos comunes de la educación en los contextos locales (comunidades), la educación seguirá careciendo de sentido y por tanto, de impacto social.

EDUCACIÓN PARA LA “COEXISTENCIA PACÍFICA”

 

Aunque por el momento la sociedad está más preocupada por su propia seguridad que por la eficacia de la educación, en medio de una violenta confrontación armada entre grupos de la delincuencia organizada que utiliza a jóvenes y adolescentes, casi niños, que deberían estar en la escuela, una guerra donde cientos terminarán muertos o encarcelados, en el fondo, se trata de un problema generado, en gran medida, por el fracaso de la escuela.

Si uno de los principales propósitos de la NEM es garantizar la coexistencia pacífica, es obvio que no está logrando ese propósito, pues la mayoría de los jóvenes involucrados en esta “guerra” son (o fueron recientemente) alumnos de las escuelas que deberían haberlos formado para la “convivencia pacífica”.

Y si bien hay otros factores importantes para el involucramiento de jóvenes y adolescentes en el crimen organizado, como la economía, hay que reconocer que la escuela debería jugar un papel inhibidor del delito, sin embargo, mientras la escuela no se comprometa con la realidad de sus comunidades, mientras las autoridades y los maestros no se involucren con las necesidades y los problemas reales de sus alumnos y sus familias, mientras se sigan enfocando en transmitir asépticamente información enciclopédica, sin sentido para los alumnos, la escuela seguirá fracasando.

Resulta evidente que Claudia Sheinbaum, Mario Delgado y Angélica Nohemí Juárez tienen claro el problema de la educación en México. ¿Tendrán la voluntad y la capacidad para transformar la educación y convertirla en un instrumento de transformación social? ¿Tendrán la voluntad y la capacidad para anteponer la transformación educativa a los intereses de poder, económicos, burocráticos, políticos y sindicales, alimentados y promovidos durante décadas por los gobiernos anteriores?

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO