Hoy me referiré a la edad de las personas como condición para poder incorporarse al mercado laboral. Analizaré qué es el edadismo y sus consecuencias. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el edadismo se refiere a los estereotipos (cómo pensamos), los prejuicios (cómo nos sentimos) y la discriminación (cómo actuamos) hacia las personas en función de su edad. Puede ser institucional, interpersonal o autoinfligido. El edadismo institucional se refiere a las leyes, reglas, normas sociales, políticas y prácticas de las instituciones, que restringen injustamente las oportunidades y perjudican sistemáticamente a las personas debido a su edad. El edadismo interpersonal surge en las interacciones entre dos o más personas, mientras que el edadismo autoinfligido se produce cuando se interioriza el edadismo y se vuelve contra uno mismo.
El edadismo puede referirse tanto a las personas jóvenes como a las mayores. En esta ocasión analizaremos su impacto en las personas mayores y específicamente en el ámbito laboral, aunque puede darse en muchos otros. Se estima que, a nivel mundial, una de cada dos personas son edadistas contra las personas mayores. En Europa, que es la única región en la que se dispone de datos, una persona de cada tres afirma haber sido objeto de edadismo, y los jóvenes y los mayores afirman haber percibido más discriminación por edad que otros grupos de edad. En el caso de las personas mayores, el edadismo contribuye a la pobreza y la inseguridad económica de las personas en la vejez, y en estimaciones recientes se demuestra que tiene un costo para la sociedad de miles de millones de dólares.
Además, es importante señalar que el edadismo o discriminación por edad se cruza frecuentemente con otras formas de sesgo (como el racismo y el sexismo) e impacta a las personas de manera que les impide alcanzar su máximo potencial y contribuir de manera integral a su comunidad.
En el Informe Mundial sobre el Edadismo elaborado por la OMS, se señala que se ha demostrado la eficacia de tres estrategias para reducir el edadismo: la política y la legislación, las actividades educativas y las intervenciones de contacto intergeneracional. Se recomiendan también, para combatirlo, tres tipos de actuaciones: Invertir en estrategias basadas en pruebas científicas para prevenir y combatir el edadismo; Mejorar los datos y las investigaciones para comprender mejor el edadismo y la manera de reducirlo y; Crear un movimiento para cambiar el discurso sobre la edad y el envejecimiento.
En línea con este tema, el documento Perspectivas del Empleo de la OCDE 2025, relaciona los efectos del envejecimiento con el crecimiento económico, refiriéndose a las complicaciones existentes para que las personas mayores puedan incorporarse al mercado laboral y contribuir así a la actividad económica. Parte de la consideración de que, a nivel mundial, las personas están viviendo por más tiempo y con mejor salud que nunca. En consecuencia, el número de personas mayores en edad de trabajar aumentará en un 67% en toda la OCDE para el 2060, por lo que conseguir más empleos para las personas mayores y promover la igualdad de género en el trabajo podría estabilizar la tasa de empleo con respecto a la población en la mayoría de los países de la OCDE.
El documento de la OCDE considera que, en el caso de México, cerrar dos tercios de la brecha de empleo de género y fomentar aún más la participación de los trabajadores mayores, permitiría incrementar el crecimiento anual del PIB per cápita hasta en 0.41%. En México, las tasas de empleo de los trabajadores mayores han aumentado de manera constante en las dos últimas décadas (2000-2023), incrementándose en 8 puntos porcentuales para el grupo entre 55 y 59 años, y en 2.2 puntos porcentuales para aquellos de 60 a 64 años. La tasa de empleo de las personas de 60 a 64 años en México fue de 47.8% en 2023, por debajo del promedio de la OCDE (55.9%), mientras que la tasa de empleo entre quienes tienen de 65 a 69 años fue de 35.3%, aproximadamente 5 puntos porcentuales por encima del promedio de la OCDE.
Se señala además que persisten diferencias en la participación laboral entre los distintos grupos sociodemográficos, especialmente entre los trabajadores de mayor edad. Lo que ha sucedido es que, si bien las brechas de género entre los trabajadores mayores se han reducido en la OCDE desde el año 2000, en México siguen siendo sustanciales. En 2023, la brecha de empleo entre hombres y mujeres de 55 a 64 años fue de 35.8 puntos porcentuales, significativamente mayor al promedio de la OCDE, que es de 13.5 puntos porcentuales.
En un análisis del documento en mención hecho por Gerardo Hernández para El Economista, se menciona que México ocupa el cuarto lugar en la OCDE con la tasa de empleo (73.4%) más baja entre personas de 45 y 54 años, un nivel sólo superado por Colombia, Costa Rica y Turquía, y lejano al promedio global (80.1%). Se hace notar que si bien las tasas de empleo en México para los grupos de edad de 55-59 años y de 60-64 años han aumentado en las últimas dos décadas, sólo el nivel de ocupación del segundo grupo etario ha logrado superar el promedio de la OCDE. El organismo menciona que el bajo acceso al empleo para la población mayor se relaciona con los sesgos de los empleadores ya que a menudo se percibe a los trabajadores mayores como menos adaptables y carentes de competencia tecnológica, lo que perjudica sus posibilidades de ser contratados. Según el Estudio de Tendencias de Talento 2025 de PageGroup, el 38% de las personas ha enfrentado discriminación por edad en el trabajo, lo que la ubica como el principal motivo de trato injusto en el entorno laboral (opinión en la encuesta de 2024 y refrendada en 2025).
El edadismo o la discriminación por edad afecta a las personas, pero también a las empresas. En el lugar de trabajo, la discriminación no sólo afecta a los individuos a nivel personal, sino que también tiene implicaciones en la productividad, la moral y la retención de los empleados. Cuestiones como el estrés, el agotamiento y la discriminación, cuando confluyen, son potenciales detonantes que preceden a la decisión final de abandonar un puesto. Todo ello puede ser indicativo de problemas culturales más profundos que una empresa debe abordar.
Para observar el edadismo o la discriminación por edad en el ámbito regional, tomé información de los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, para el primer trimestre del 2025. Analicé las tasas de empleo para los grupos de edad de 45 a 54 y de 45 a 64 años.
Encontré que, de acuerdo con la ENOE del INEGI, la tasa de empleo en el país para el grupo de edad de 45 a 54 años es de 72.9% (la de la OCDE para este mismo grupo es de 73.4%). En 17 entidades la tasa de empleo 45/54 supera la tasa nacional y tiene los valores más altos en Baja California Sur (83.7%), CDMX (81.4%), Colima (79.4%), Yucatán (78.8%) y Nayarit (78.5%). En estos estados un mayor porcentaje de las personas de 45 a 54 años se encuentra laborando. Para destacar, que Baja California Sur (BCS) y la CDMX superan el valor promedio de la tasa de empleo 45/54 para los países de la OCDE. Los valores más bajos corresponden a Zacatecas (64.1%), Chiapas (64.7%) y Tabasco (67.3%). En esas entidades federativas se observa mayor edadismo o discriminación por edad. Sinaloa, con 77.7% ocupa la sexta posición.
Para el grupo de edad de 45 a 64 años, la tasa de empleo 45/64 para el país es de 65.5% y las entidades con menos discriminación por edad son BCS (74.0%), Nayarit (72.5%), CDMX (72.3%), Yucatán (71.2%) y Colima (69.7%). En diferentes posiciones, pero son las mismas entidades en las primeras cinco posiciones que se observaron en el grupo anterior (45/54). Las que muestran mayor edadismo son Zacatecas (58.5%), Chiapas (60.2%) y San Luis Potosí (62.5%). Repiten las entidades en las últimas dos posiciones. En este caso, con 67.4%, Sinaloa ocupa la novena posición.
Para este grupo de edad también analicé la discriminación por edad tomando en cuenta la condición de género. Si solo se considera a los hombres, las entidades en las primeras posiciones (menos edadismo) son Quintana Roo (89.1%), Puebla (88.9%) y Chiapas (88.4%), mientras que para el caso de las mujeres son la CDMX (63.1%), BCS (60.7%) y Nayarit (59.2%).
Las que muestran menor tasa de empleo 45/64 son Zacatecas (79.6%), Sonora (80.1%) y Coahuila (80.4%) si se consideran los hombres y, Chiapas (36.0%), Zacatecas (40.4%) y Veracruz (43.3%), cuando se trata de mujeres. Sinaloa se ubica en el puesto 27 en la lista para hombres y el 6 si se refiere a mujeres.
Como lo advierte la OCDE, la brecha de empleo entre hombres y mujeres de 45 a 64 años es todavía muy grande en México. Fue de 35.3 puntos porcentuales en el primer trimestre del 2025. Los casos extremos se presentan en Chiapas (52.4%), Veracruz (45.0%) y Quintana Roo (39.4%).
Para terminar, reitero lo dicho en el sentido de que el producto nacional y el de las entidades federativas, así como su versión per cápita, podrían aumentar si se estableciera una estrategia que combatiera el edadismo de tal manera que más personas mayores, sobre todo mujeres, pudieran incorporarse al mercado laboral. Lo que se observa es que, en la mayoría de los países, el empleo tanto de hombres como de mujeres disminuye drásticamente después de los 60 años, por lo que fomentar el aprendizaje a lo largo de la vida, desarrollar entornos laborales saludables, diseñar modelos de jubilación flexible e implementar prácticas empresariales inclusivas, resultaría fundamental para mejorar la empleabilidad de los trabajadores de mayor edad y prolongar su vida laboral con sentido estratégico.
Referencias
INEGI (2025). Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. https://www.inegi.org.mx/programas/enoe/15ymas/#tabulados
https://www.michaelpage.com.mx/talenttrends/overview
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (2021). INFORME MUNDIAL SOBRE EL EDADISMO.
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