El presente es miedo, el futuro terror, y lo peor está por venir. No es suposición, sino realidad que los datos duros muestran. ¿A caso ello le es desconocido a empresarios y académicos lo que la 4t has sido como gobierno y en la dirección que ha puesto al País con sus reformas absolutistas? Claro que lo saben y en carne propia lo viven, pero a los primeros los instrumentos fiscales los paraliza y a los segundos la simulación los compra.
A la juventud, en tanto vivan con el celular en la mano, la indiferencia política los domine y puedan sobrevivir, no será capaz de identificar la GRAN CRISIS que sus familias viven y que a su alrededor hay, y cuando en carne propia la enfrenten, en ese momento serán testigo de todas las barreras que el gobierno les ha puesto y el precio que pagaran por esa indiferencia política que los domina.
México es el País donde a la realidad el gobierno ni la ve ni la oye, y en el que a gran parte de la sociedad le es indiferente. No hay nada que agregar a lo que día a día se vive ni sorprenden ya las atrocidades que han cometido los políticos de la 4t, y que poco a poco salen a la luz pública; tampoco el disco de mentiras que a día a día salen de las “Mañaneras”, cuando en su segundo piso sólo se apila basura mediática, mediocre, institucional y política.
No sorprende la gangrena que ha invadido al gobierno y cuya secreción es ya una amenaza a la seguridad nacional para nuestro país vecino del norte, y que al calificarla de “Terroristas”, puso a temblar a un amplio segmento de actores civiles y políticos e instituciones públicas y financieras.
Que quede claro.
No somos los mexicanos los que hemos vanagloriado a la calaña de personajes como lo son Diaz Canel, Nicolas Maduro y Daniel Ortega, ni los que le hemos puesto el Estado al servicio de los narco-dictadores terroristas de Venezuela y Colombia ni a los ex presidentes de Bolivia y Perú. Y no fuimos nosotros los que deshonramos a nuestra embajada en Ecuador, sino el más grande enano de nuestros expresidentes al intentar darle asilo político a un delincuente que para ese momento acusaba dos sentencias firmes por corrupción, a la que se le sumó una tercera e inhabilitación de por vida.
Nada que agregarle a lo que ha sido el gobierno más despreciable de nuestra historia, y cuya ideología política es tan falsa, como falsa es la honestidad y eficiencia que pregonan, y la justicia y el humanismo que dicen defender.
Pero veamos hacia adelante y encontremos la manera de revertir la Gran Catástrofe que a la ciudadanía de bien le ha significado la 4t. Y lo importante, buscar la manera de llevar a México hacia el cuadrante donde los mexicanos, como un todo patrio, unido, indivisible e inquebrantable, hagamos realidad la prosperidad por la que a día a día con honor y dignidad nos entregamos, dentro de un entorno donde el gobierno es el principal obstáculo.
Los que luchamos por la grandeza de México, mantenemos erguidos las estructuras del empleo y la economía, y aspiramos a usufructuar los frutos del desarrollo. Además, somos quienes estamos contra lo que las dictaduras y autocracias son y aspiramos a que México sea una nación libre y prospera, independiente y soberana. Pero ello no depende del sistema de partidos, sino de nosotros la ciudadanía, y somos nosotros quienes le debemos extirparle al gobierno esa gangrena que destruye a nuestro País y obstruye nuestro destino.
En el 2027, no se trata de sacar a Morena del Palacio Nacional para restaurar al PRI o al PAN en Los Pinos. Más importante que eso, es sacar del Congreso toda esa basura de legisladores que ni idea tienen de lo que aprueban. Esta vez, nuestra lucha electoral debe ser estratégica y quirúrgica, y centrarnos a que al CONGRESO lleguen las más altas y honrosas virtudes de constitucionalistas.
Nuestra “Carta Magna” requiere de un análisis de ingeniería inversa para identificar toda la anti naturaleza política que hay detrás de las 853 reformas que hasta el 15 de abril del año en curso se le han hecho; y si después de ese arduo proceso de análisis hay necesidad de convocar a un nuevo Constituyente, por el bien de México que así sea.
El 2027 está a la vuelta de la esquina y como sociedad es nuestra oportunidad para centrarnos en la conformación de un Congreso soberano y excelso. No hay otra forma de extirparle al gobierno la gangrena que lo hay invadido, y no hay otra manera de cimentar las bases constitucionales e institucionales para que México pase del cuadrante perdedor al ganador.
Si la economía depende del estado de derecho y éste de la manera en que se legisle, la calidad de los legisladores es la clave.
El empoderamiento de la sociedad sobre los partidos es determinante y vía para desterrar del congreso toda esa basura de resentidos que lo domina y que ha quedado atrapada en el Complejo de Fourier; esos que se dicen ser los mesías del socialismo utópico y los “representantes del pueblo” para en su “nombre” igualar la miseria en lugar de hacerlos crecer en la abundancia; aquellos que culpan a otros de sus desgracias y son complacientes con leyes que al afectar el proceso económico, creen que se está resolviendo el problema de la pobreza y de las injusticias.
Los partidos de oposición deben darse cuenta que están al filo de la extinción y que sus batallas las pierden porque las libran donde Morena es exitoso. A la sociedad nos compete empoderarnos de los partidos, principalmente del PRI y del PAN, para darle vida al ideal patrio que mejor sintetice la realidad a la que debemos aspirar a partir del 2027. A una nación donde la política, por sobre el resentimiento y el odio, sea producto de la objetividad.
Para el proceso electoral del 2027, la única forma de salir victoriosos como sociedad, es ir a través de un frente único e indivisible, con las propuestas que mejor sinteticen la realidad social, económica y política a la que debemos aspirar y que sinteticen lo que como gobierno debemos tener.
Esta vez no debemos aceptar la imposición de candidatos, como es la regla de los partidos, principalmente los postulados al congreso. Desde hoy debemos ir ideando la manera y la regla para postular a los mejores constitucionalistas. No es sugerencia, sino exigencia que le debemos hacer al PRI y el PAN. También, que necesitamos que Somos Mx sea un partido político para juntos, los tres partidos y la sociedad, hacer las mismas propuestas, tener los mismos objetivos y no olvidar que el CONGRESO es la puerta de entrada para el bien, la prosperidad, el estado de derecho y una división de poderes donde a cada uno lleguen las más excelsas virtudes. No hay otra manera de erradicar los cánceres que hay detrás de un poder discrecional y sin límites.
En el 2027 no debemos ir al terreno donde Morena es exitoso, sino evitar la fragmentación partidista y traerlo al de la sociedad, al de las ideas y propuestas; al del federalismo y la Constitución; al del estado de derecho y el desarrollo económico.
Por ultimo. México necesita que empresarios y organismos de la sociedad sean parte del empoderamiento cívico político de los partidos. La fuerza y capacidad de ellos es determinante, y su ideología de Estado debe comprometerse en que “POR EL BIEN DE MÉXICO PRIMERO ES EL CONGRESO”.
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