Desconozco la manera en que el Congreso procesará el plan C ni los efectos que tendrá en los mercados ni en la sociedad, y menos en la justicia y el estado de derecho. Y no sé si el INE permitirá el cotejo de las actas de los 300 distritos, ni si procederá ante las irregularidades que se presenten. De que las hubo las hubo y de que fueron groseras lo fueron. Un proceso que mostró el sentir más infame del Presidente.

Creí que el INE era autónomo, pero no fue así. Votaciones atípicas, muertos que votaron, actas que no coinciden con los resultados del PREP, votos distritales superiores al de la población municipal y paquetes de boletas marcadas y sin doblar, son de los rasgos que se han manifestado.

No sé si el Tribunal Electoral tendrá la fuerza para ordenar que se corrijan las anomalías que día tras día surgen y si tendrá la capacidad para hacer cumplir lo dispuesto en la Constitución sobre la representatividad.

 

Que el proceso que terminó el 2 de junio fue de ESTADO, no hay duda, y que desde el 1 de diciembre de 2018 AMLO se preparó para imponer el absolutismo de la 4t es incuestionable. E ingenuo sería el creer que carece del control del trabajo que al Tribunal Electoral le toca hacer hasta emitir la declaración de validez con todos los atropellos que se presentaron durante el proceso.

El dividir a los mexicanos y hablar en nombre de los pobres fue la estrategia que siguió a lo largo de su administración, y al ponerse por encima de la ley fue la prueba que necesitaba para comprobarse que la división de poderes la tenía en su bolsa. A partir de ahí, paralizó todo lo que México había avanzado en democracia y control gubernamental.

Hoy, AMLO es el hombre más feliz en México y el poder, al final de su administración lo tiene sin contrapeso; y su Plan C va porque va y la elección popular de jueces y magistrados no es negociable. No es por un México más justo, sino por su perversidad; no es para que el estado de derecho haga posible la grandeza del País, sino su retroceso.

 

Más miseria política no puede haber y que lugar deshonroso le depara la historia. Y lo de una consulta para ver si se reforma o no el Poder Judicial, es una pantomima de una decisión que no es negociable y que se lo ordenó al Poder Legislativo.

Si la Presidente electa quiere reformar al Poder Judicial para el bien de México, la consulta se la debe hacer a los mejores constitucionalistas del País, y pedirle a su vez, que investiguen la manera en que lo han logrado los mejores sistemas judiciales del mundo y la experiencia que hoy tienen los países que eligen a jueces y magistrados por la vía de la elección.

Para que auto engañarse y tomar una decisión de Estado con demasiada complacencia, subjetividad, venganza y retroceso.

Septiembre será un mes crítico para México, la economía, los mercados, la República, el federalismo, la división de poderes, las instituciones constitucionales y la democracia. Desde el 5 de febrero el Gran Dinosaurio programó dar a luz a su Morenovado Frankenstein, pero a diferencia del que parió en la dictadura perfecta, hoy es hueco, manejable y no mueve la ceja. Su analfabetismo es absoluto, no es capaz de leer, entender ni modificar ningún párrafo.

 

Los voceros de la 4t a gritos lo anuncian y el eco lo diseminan sus corifeos alfiles. El mercado manifiesta las contracciones y la depreciación del peso las dilataciones. Y como sucedía en la época del presidencialismo, el entorno anuncia la proximidad de una crisis de repercusiones inimaginables. Los inversionistas se ponen nerviosos y grandes empresas se retiran del País y muchas otras programadas se posponen.

Desconozco lo que suceda con el plan C, pero hay embarazos que abortan y nacimientos prematuros que incuban. El ideal es que México establezca una división de poderes equiparable a las mejores del mundo, y cuando eso suceda, la prosperidad será su consecuencia. Lo inverso no existe y Claudia Sheinbaum, por su formación y experiencia lo sabe.

Morena arrasó y México perdió. Ese fue resultado del voto de la polaridad, apatía, indiferencia, ignorancia, pobreza, corrupción, control, manipulación y mezquindad; resultados que nada tienen que ver con una realidad social, económica, fiscal y financiera desastrosa y que la próxima administración tendrá que afrontar, con el alto costo social que ello implicará.

El anochecer del 2 de junio fue doloroso para millones de mexicanos libres, cultos y emprendedores. Ellos perdieron la batalla, pero no el deseo de un México grande y que el día de mañana iza la bandera de la democracia, la libertad, la formación, los valores y lo viva como aquel 27 de septiembre de 1821 cundo el Ejército Trigarante, al mando de Iturbide llegó al Zócalo y sobre las llaves de la ciudad que los regidores del Ayuntamiento le entregaron Iturbide se las devolvió al decano del Ayuntamiento y pronunció con voz enérgica: “Las llaves que lo son de las puertas que únicamente deben estar cerradas para la irreligión, la desunión y el despotismo, como abiertas a todo lo que puede hacer la felicidad común, las devuelvo a Vuestra Excelencia”.

En diferentes momentos los mexicanos hicieron visible la gran veta que México tiene para encausarlo a su grandeza. Millones de mexicanos mostraron su fervor deseo de unidad, libertad, democracia, prosperidad y valores; el inquebrantable anhelo de un gobierno centrado en cualitativamente fortalecer la división de poderes, los organismos autónomos, la república y el federalismo y; por estrategias públicas encaminadas a la formación de cultura, valores y principios de la ciudadanía desde su niñez. Y en esta veta está mucha de la fuerza que le impedirá a México caer en la espiral degradativa a la que AMLO lo ha puesto y que Morena ha sido sumiso. Por el bien de México primero las instituciones, por contra la pobreza, la formación. Claudia Sheinbaum lo sabe.

No son los partidos lo que lo van hacer. El PRI y el PAN se han achicado, tuvieron su oportunidad, la desaprovecharon y no supieron trabajar como un frente unido y propositivo; el PRD desapareció, pero su legado queda en los mexicanos que lucharon por la autonomía del INE y los organismos autónomos. Ciudadano de valor, próceres de la democracia. El PT, PVEM y MC se han conformado con las migajas que desde el poder le arrojan. Qué vergüenza como partidos y que miseria la de sus líderes. De Morena, nada a favor ya que su estructura la conforman los mercaderes de la política, esos que brincan de partido en partido cuyo anhelo es la acumulación de riqueza material.

A los que con orgullo y libertad fuimos parte de la “Marea Rosa” nos compete ser la fuerza que engrandezca a México, en el dique que contenga la perversidad que el Plan C le quieren imputar.

 

Los millones de mexicanos que participamos en las diferentes marchas y los que fuimos parte de la extraordinaria concentración humana del 19 de mayo, esa que abarrotó el corazón de México como nadie lo ha hecho, es la que lo puede hacer y mil formas pacificas tiene de lograrlo.

Si los partidos se perfeccionan es cuestión de que sus cúpulas se lo permitan. Para millones de mexicanos el sistema de partidos es una loza demasiada corrupta, onerosa e inservible, espejo de lo que nuestra endeble democracia es.

Hay que darle vuelta a la hoja y luchar por la reconstrucción que hay que hacer. La Presidente electa tiene en su mano fortalecer la unidad, integración y que sus decisiones de política le radien prosperidad a los mexicanos; llevar a México a las fronteras de su realización económica tanto vertical como horizontal.

Por el bien de México, le división cualitativa de poderes es paso obligado. A Claudia Sheinbaum le compete ejercer el poder y corregir el daño que AMLO le hizo a la nación. No se trata de un reto menor ni absolutista; los indicadores macro y micro son desastrosos, lo mismo que el gran encono que existe entre los mexicanos y que AMLO lo ha hecho. No hablo de algo desconocido para ella.

Su formación y capacidad le permite corregir el desastre político que envuelve a México; sabe el mensaje que debe dar sí conforma el gabinete con los ciudadanos más integrales, sistémicos y cualificados y, su posición sobre el plan C será determinante ya que el vigente, nada, pero nada tiene que ver con el desarrollo del País. Es la presidente electa y sabe la arena movediza donde está México.

Claudia sabe lo que significan los sistemas universitarios más importantes del mundo; la fortaleza que a esas naciones le significa una división de poderes real y patria; las implicaciones internas que el calentamiento de la tierra está generando y el impresionante desarrollo de tecnologías a favor de las energías limpias. También sabe lo que la cooperación internacional puede hacer a favor de la seguridad en el corto plazo y no le es desconocida la manera en que los gobiernos autócratas actúan, empobrecen y humillan a sus habitantes.

 

Como mexicano, espero que sus decisiones sean certeras y quirúrgicas y que se centren más hacia la grandeza de México que para complacer el falso dogma ideológico que predomina en esa izquierda radical, enfermiza y parasitaria.

Pero centrémonos en Sinaloa y veamos la manera de sacarlo de la escalera inversa donde el gobierno lo ha puesto y que administración tras administración lo deja en peor situación.

No es Claudia ni Morena lo que lo va hacer ni el PRI, PAN, PT, MC o PVEM; al gobierno sólo le interesa el usufructuó inercial del control, gasto y poder.

En el radar político del sistema de partidos no está el bien supremo de Sinaloa y absolutamente desconocen lo que significa sobrevivir dentro de un proceso económico dentro del cual el gobierno sólo obstruye y extrae, no facilita ni aporta.

Quienes realmente podemos ser una fuerza activa para el bien de Sinaloa somos los emprendedores interesados por el bien común, y que nuestro lugar de pertenencia es México. La “Marea Rosa” tuvo su papel y demostró una fuerza cultural, cívica y pacifica que ningún partido tiene. Dentro de ese movimiento hay ciudadanos de gran valía y dispuestos a darle vida a una organización política ciudadanizada y territorialmente organizada, autónoma, incluyente, descentralizad e integrada.

Si de ello se forma un nuevo partido, no debe ser con las formas de organización conocidas ni depender del centro del País, sino el que represente el interés superior de Sinaloa, a la par que el de México.

Para Sinaloa, hablo de la conformación de un partido en el que la ciudadanía crea y apoye, y que tenga la firmeza para hablar y representar a todos y llevarle al gobierno propuestas que reconstruyan, recuperen y perfeccionen.

 

Un partido que rescate a SEDECO y CODESIN de la simulación en que se encuentran y le emita las coordenadas y la brújula por donde está el desarrollo y; que a ICASTSIN lo lleve a destrabar los cuellos de botella que la microempresa enfrenta por la inexistencia de cursos de capacitación adecuada a las necesidades profesionales y específicas de sus diferentes rubros industriales.

Un partido que le dé significado y pertinencia a los organismos de la sociedad civil y que los lleve a cumplir la función de sus estatutos, cuyos líderes generación tras generación no han comprendido. Canaco, Canacintra y Coparmex deben dejar de ser las entelequias disecadas que hoy son. Lo mismo Caades y las asociaciones agrícolas.

Necesitamos un partido que sea la voz de las buscadoras; preocupado en dignificar la vida del indigente; encausar al adolescente a los rieles de los valores y a la niñez al camino de la formación de sus comportamientos, principios y actitudes.

 

Un partido con capacidad, fortaleza y conocimiento para diseñar directrices a favor de los pescadores, ejidatarios y agricultores; estrategias para que la cosecha de sus esfuerzos no sea la deuda ni la desilusión, sino la prosperidad, y para que la microempresa traspase el periodo de su escasa sobrevivencia, crezca y se diversifique.

Un partido con la capacidad de hacer que nuestras ventajas comparativas detonen sus propios sistemas de innovación industrial, sectorial y regional; un partido comprometido en hacer que cada sindicatura sea un motor de prosperidad, aprovechamiento integral y valor agregado. No hay otra manera de evitar el despoblamiento de las comunidades y el anarquismo urbano asfixiante e imparable.

Un partido con la fuerza de revertir los antivalores y dignificar la vida y las familias de quienes pagan el precio de sus faltas; un partido que lleve a los de la tercera edad a entornos autónomos, saludables y familiares.

Un partido que sepa las fallas de nuestra Constitución y tenga las propuestas para subsanarlas a fin de que el estado de derecho sea un factor de impulso para la grandeza de Sinaloa; un partido que le imponga límites al gobernador y evite que Sinaloa se re invente cada nueva administración.

La conformación de un partido así depende de nosotros, y el primer paso, la fase de arranque para su formación, de los ciudadanos que saben lo que significa el esfuerzo, los que no se detienen ante la incertidumbre y que no los paralizan las barreras; de los que pese a los malos gobiernos y pésimos diputados crecen, generan impuestos y otorgan prestaciones sociales por encima a los de la ley.

 

Estos ciudadanos saben lo importante que es tener el pilar político adecuado, ya que el económico es su consecuencia. Más adelante, por supuesto, el grupo organizativo tendrá que entrar a un proceso de inclusión dentro del cual surgirán los responsables formales de la organización.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO