En el año 2024, México se prepara para uno de los eventos más significativos de su historia democrática: las elecciones de mayor envergadura, en las cuales se elegirán más de 20 mil cargos de los distintos niveles de gobierno. Desde hace meses hemos escuchado sobre este proceso, siendo testigos del proceso de designación de candidatos locales, estatales y federales a la vez que se pronuncian tajantes discursos bastante definitivos sobre porqué debe ganar uno u otro candidato. Enfrentamos crisis a distintos niveles, abandono de sectores completos como el de la salud y la educación, aunado con tensiones con nuestros países vecinos en medio de un contexto mundial en el que una vez más escuchamos cómo el término “Tercera guerra mundial” comienza a ser lanzado en los foros.  Mientras todo eso sucede, sin embargo, el foco principal de atención de los mexicanos y sus instituciones recae en la elección presidencial, donde de manera histórica, dos mujeres son las principales protagonistas. Este hecho marca un hito en la historia política del país, abriendo el panorama para que, por primera vez, las mujeres puedan ser quienes señalen el rumbo de la política, rompiendo el infame techo de cristal que tanto las ha limitado.

Es por ello por lo que este proceso electoral se desarrolla en un contexto crucial, donde la polarización política ha alcanzado niveles alarmantes. Nos encontramos inmersos en un ambiente de violencia política sin precedentes, donde las diferencias ideológicas han generado tensiones que a veces parecen insalvables mientras pueblos enteros – junto con su política – se encuentran secuestrados por grupos del crimen organizado. Además, en un país donde lamentablemente son asesinadas en promedio 80 personas al día, la seguridad y la estabilidad son preocupaciones latentes en la mente de todos los ciudadanos. Ante este escenario, parece imposible no desanimarnos o frustrarnos, sin embargo, es imperativo recordar el poder que tiene cada uno de nosotros como ciudadanos. Tenemos en nuestras manos más poder del que creemos. En la democracia, el ciudadano no es un espectador pasivo, sino un actor activo que debe involucrarse en el proceso político para asegurar un futuro mejor para todos. Es momento de dejar de lado las divisiones y trabajar juntos por un México más justo, próspero y seguro para las generaciones venideras.

El llamado a la acción es claro: acudir todos a votar y convertirnos en participantes activos de la democracia. Es fundamental resaltar la importancia de la unidad y la colaboración como pilares fundamentales para construir un México más fuerte y unido. En un contexto marcado por la polarización y la división, es necesario enfocarnos en los puntos en común que nos unen como sociedad y trabajar juntos para superar los desafíos que enfrentamos. ¡No podemos permitir que la polarización, el engaño o la manipulación interfieran en nuestro deber como ciudadanos responsables! Cada voto cuenta y cada voz tiene el poder de marcar la diferencia.

 

Es esencial promover una cultura de respeto y tolerancia, donde las diferencias sean vistas como una oportunidad para aprender y crecer como sociedad. El diálogo abierto y constructivo es la clave para encontrar soluciones a los problemas que aquejan a nuestro país, sin caer en confrontaciones estériles que solo perpetúan la división. Es fundamental informarnos de manera objetiva y crítica, analizando las propuestas y trayectorias de los candidatos con un espíritu de discernimiento. Debemos exigir transparencia, rendición de cuentas y respeto a los derechos humanos en todas las instancias del gobierno.

Además, es vital promover el diálogo constructivo y el respeto por las diferencias de opinión. La diversidad de pensamiento enriquece el debate democrático y nos permite encontrar soluciones más inclusivas y equitativas para los desafíos que enfrentamos como sociedad. Adicionalmente, debemos estar alerta ante cualquier intento de desinformación o manipulación que busque socavar nuestra democracia. La verdad y la transparencia son pilares fundamentales para el buen funcionamiento de cualquier sistema político, y debemos exigir que se respeten en todo momento.

En estas elecciones del 2024, el futuro de México está en nuestras manos. No podemos quedarnos al margen ni permitir que intereses ajenos a nuestro bienestar colectivo dicten el rumbo de nuestro país. Es momento de levantar la voz, de hacer valer nuestros derechos y de construir juntos un México mejor para todos. En este proceso electoral, recordemos que somos agentes de cambio y que nuestro compromiso con México va más allá de una jornada electoral. Cada acción que tomamos en nuestra vida cotidiana tiene un impacto en el futuro de nuestro país, y debemos actuar de manera consciente y responsable en todo momento.

 

Sigamos construyendo juntos un México más fuerte, unido y próspero para todos. Nuestro compromiso con la democracia y con el bienestar de nuestras comunidades es la clave para un futuro mejor. ¡Unámonos en este propósito y hagamos historia juntos! ¡Vota, participa y hazte escuchar en estas elecciones históricas! Nuestro país y nuestras futuras generaciones nos lo agradecerán.

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