Confieso que tengo un gusto nada sano por las plumas, libretas y otras pendejaditas de papelería. Lo insano se puede ver por varios lados: se volvió necesario tener una caja (nada chica) donde tengo más de lo que “necesito”; bien pocas las he comprado o me las han regalado y, la neta me cuesta (a veces es imposible) usarlas. He descubierto que regalarlas me es más fácil, sin decir que sea como tal fácil.

Si he descubierto marcas que me gustan es porque quesque sin querer me he quedado con alguna pluma (o libreta u otra cosa) ajena cuando me ha gustado; la neta muchas veces no ha sido sin querer sino queriendo. No tengo lucha, vea, aquí casi casi confesando un casi casi delito; pero es neta y ya sabes que no les voy a mentir. Gracias a ese método sé que me maman las plumas que pintan como plumón, pero de punta bien fina; pocas plumas retractiles me gustan; si está pesada y metálica, me gusta; si es de gel, de preferencia de colores y que seque rápido, si no dejo un cagadero en donde escribo; si la tinta tiene olor me mata. En el caso de las libretas y demás guégueres, no tengo como que rumbo claro; me gusta caaaaada cosa.

Hace días fui a Office Depot, resulta que la grapadora que tenía se chingó y había que reponerla; de las papelerías grandotas, Office Depot es la que me queda más cerca. Ya no quería tener de la misma marca, porque no aguantó muchas caídas, como a los dos o tres fregadazos valió quequi; quería tener opciones, aunque la neta el precio es el que decidió cual comprar: compré una Maped, toda prieta.

En Office Depot, al menos el de Músala, hay un mueble donde colocan los remates. Las pobrezas que viví en el rancho me dejaron tan marcada que hay cosas que no me atrevo a comprarme por más que me gusten. Como chingados pagar 100 pesos por una pluma si hay de 10 pesos que sirven igual; me he dicho eso tantas veces. Estoy tan pendeja que puedo comprar para regalar, pero no para mí, así como lo leen. Y bueno, pues ese mueble es mi visita obligada, es como mi mini paraíso pagable.

Ese día de la compra de la grapadora fue mi día de suerte (o eso creía). Había varias cosas en remate, entre ellas un paquete de plumas. Era 8 de varios colores y de punta fina, la marca la he usado y en realidad me gustan mucho; era de casi 300 pesos a menos de 80 pesos, y, como quien se cae a un pozo: de hocico me fui por ellas. Además de las plumas, del mismo espacio tomé unos post-it; son rectangulares, de color blanco pero transparente y en vez de papel es de plástico; una chulada mi adquisición. Luria me fui a la caja y al pagar, la cajera me dice que tengo un cupón de 100 pesos de regalo; callense los ojoooooos, ¡¡¡GRATIS ME SALIERON!!!.

No podía creer mi buena suerte.

Cuando llegué a mi casa, lo primero fue usar mis compras. Jijoesuperramadre. Las plumas estaban igual o más resecas que mis talones (salvo que no están rajadas, como mis talones). No pintaban nada, lo que se dice nada. Ni chupándolas pude hacer que les saliera de perdida tantito color para ver como chingados pintan. Nada, nada… nada.

Más awitada que un cholo sin grabadora quedé. Aunque hubiera tenido el ticket, los remates no tienen devolución. De pendeja no me bajé por no haber calado esas madres en la misma tienda; como creía que eran una ganga, tarde se me hacia para pagarlas y que ya fueran mías, como si alguien me las fuera a quitar. Como les digo, bien pendeja que a veces está una. De a tiro.

Y como esa historia, les puedo escribir varios libros.

Ahora, imagínenme votando por las y los candidatos al Poder Judicial. Si para comprar un pinche paquete de plumas no la armo. Si pudiendo calarlas y saber como jalan, no se me ocurrió. No voy a decir que me quiten mi derecho a votar y ser votada, pero si me lo quitan, no crean así que se pierde mucho.

¿Creen que le voy a atinar al o la menos pior? Y, estos y estas del Poder Judicial, gratis no me/nos van a salir.

Un tanto en mi defensa: también es que, estos meses que esas criaturas han estado haciendo sus pedorras (no del todo culpa de ellas y ellos) campañas, una ha estado mas preocupada por saber donde hay balaceras para evitar la zona -como si eso fuera garantía de algo-. Mientras que las y los candidatos platican sus propuestas, una ha estado más al pendiente saber si los parientes allá en la sierra no se han quemado o no los han matado.

No todo es culpa de las y los candidatos. También, al menos quienes aún no morimos en Sinaloa, poco chance y energía nos queda más allá de salvar la vida. No es como que, saber sus propuestas sean mi prioridad pues.

Eso sí, si tú que me lees, tienes al dedillo quienes son tus candidatos y candidatas; que propuestas tiene cada uno y una; ya le sabes con precisión quirúrgica quien es el o la mejor, está bien. Nomás no me la hagas de pedo si no me paro el primero de junio a votar o si -días antes- me preguntas algo al respecto y nomás no atino a decir nada. Porque te aseguro por mi chichi derecha – la izquierda ya la tengo apostada- que no es por malora, no es desinterés pues; es nomás porque he andado tan apenitas que los ratos que medio tengo tiempo, lloro.

Se lo lavan.

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