Nos manifestamos en la defensa del INE y de la SCJN, pero no fuimos capaces de detener la ruta de destrucción que Morena se había planteado para poner a México en la antesala de un gobierno tirano, corrupto, depredador y absolutista. La división de poderes desapareció y hoy en el gobierno impera una ideología política de una izquierda radical, enfermiza, ineficiente, corrupta y parasitaria.

Las reformas constitucionales que el congreso ha hecho por instrucción de quien controla el poder, ha llevado a México a navegar en las putrefactas aguas de las dictaduras comunistas para estar al lado de las peores naciones del mundo, como lo demuestran las métricas del World Justice Project.

Las manifestaciones que la sociedad ha hecho, libres, respetuosas, limpias y pacificas, han sido infructuosas; sus demandas por más justas y patrias han sido escopetazos al aire; llamados a un gobierno que no está ahí para escucharla ni para atender sus justos reclamos como tampoco para liberar al pobre de la trampa de la ignorancia donde el gobierno lo ha puesto, sino para hacer de México un eslabón más de los peores gobiernos del mundo.

La lección se debe aprender, y ese embrión patrio y constitucionalista hoy debe dar un paso certero y quirúrgico.

Si el gobierno reforma la Constitución a su antojo es porque domina el Congreso; porque a ese espacio legislativo no llegan diputados ni senadores constitucionalistas, sino fraccionados por su bancada y ni idea de lo que el País necesita para garantizar la correlación que existe entre el estado de derecho y el desarrollo. En el congreso lo que existe son bancadas de FOCAS sumisas al presidente en turno.

Y si queremos rescatar a México: el Congreso es la clave.

  • En el Congreso se reforma la Constitución para bien o para mal; y se emite todo tipo de ordenamiento jurídico ya sea para formar virtudes o antivalores;
  • El Congreso depende si el poder se concentra en el ejecutivo para imponer ocurrencias y caprichos o si se le delega a la sociedad para que ella sea quien dicta los qué y los cómo de las políticas pública;
  • Del Congreso depende si la división de poderes se subordina al ejecutivo o si se fortalece para desterrar los cánceres de la impunidad, discrecionalidad, ineficiencias e injusticias, y la cesta de males que de ello se deriva;
  • Del Congreso depende si se fortalece la república, el federalismo y los municipios o si esta forma de organización se subordinada al presidente;
  • Del Congreso depende si la administración pública queda en manos del más alto expertise sectorial para desterrar los inmensos cuellos de botella que impide su competitividad, o en inexpertos improvisados que ni idea tienen de lo que el sector es;
  • Del Congreso depende si el Poder Judicial se fortalece y queda en manos de los constitucionalistas más competentes o si se debilita con jurisconsultos sin experiencia y línea para proteger los intereses más apátridas y obscuros que desde el poder se toman;
  • Del Congreso depende si se reinventa a México cada administración o si se tiene el gobierno que CUMPLA CON EL DEBER SER DE SU RAZÓN;
  • Del Congreso depende si se fortalece la república, el federalismo y los municipios o si el poder se concentra para que esa forma de organización gubernamental sea el brazo de enlaces subordinados al presidente en turno;
  • Del Congreso depende si se alimenta un sistema de partidos franquicia o si se busca la manera de que ese sistema de partidos sean representantes y servidores de la sociedad y;
  • Del CONGRESO depende si el gobierno representa el interés superior de la sociedad y de la nación, o si la sociedad sigue siendo el esclavo cautivo del gobierno.

La respuesta la conocemos. Desde nuestra supuesta independencia perdimos la mitad del territorio y el gobierno ha hecho lo que ha querido con la Constitución, siendo la sociedad la que ha pagado el costo de los grandes quebrantos fiscales de ESTADO.

Nuestro reto: tener un CONGRESO dominado por la sociedad y que represente el interés supremo de la nación. Para ello, debemos extirpar de raíz lo que lo impide, y esta vez, dejar de tirar escopetazos y hacer un movimiento quirúrgico.

Los cómo

 

En el 2027 está nuestra oportunidad y, desde ahora, todas las organizaciones de la sociedad civil, con el apoyo de la comunidad empresarial, de la ciudadanía libre y los “partidos de oposición”, unificarse en el rescate del CONGRESO. Instituir un comité de organización para su rescate y el filtro de cualidades que deben tener los futuros candidatos a puestos de elección.

Una vez el CONGRESO represente a la sociedad, el saneamiento social y patrio de MÉXICO será consecuencia libre e inevitable.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO