Hace algún tiempo escribí un artículo titulado La industria, la ciencia y la tecnología en México, América Latina y el Caribe, en el que concluía que, en aquel entonces (2015), América Latina acusaba un evidente rezago en cuanto a ciencia, capital humano, y tecnología e innovación. Observé que, en México, para estas mismas variables, las regiones mejor calificadas eran la Centro y la Norte. Pero sobre todo señalé que a través del análisis de correlación y estimaciones econométricas confirmaba el alto grado de explicación que la actividad industrial, la ciencia y la tecnología, y la dotación de infraestructuras productivas, tenían y tienen sobre el nivel y la dinámica de crecimiento económico de las regiones.

Revisando el artículo en mención, con una evidente menor pretensión por cuestiones de espacio, consideré pertinente hacer un análisis similar retomando datos actuales de las cifras que hace casi diez años utilicé en el referido estudio. Lo primero que encontré para reflexionar fue un análisis que hizo Raúl Rojas para el Periódico El Universal a principio del año pasado.

 

En el artículo de El Universal, se menciona que existen diferentes maneras de medir la potencia científica de un país y una de ellas es comparar el número de científicos activos en cada nación. Se señala que, según datos de la OCDE, en México hay 1.24 investigadores por cada mil personas empleadas. Para tener una referencia, el promedio para los países de la OCDE es 9.11, para el mismo indicador. Los líderes en ese rubro son Corea del Sur, Finlandia y Noruega, con más de 16 investigadores por cada mil personas empleadas.

Otra manera de medir la importancia de la ciencia en un país es observando qué porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) se invierte en ciencia y tecnología. México invierte sólo 0.297 por ciento del PIB en investigación y desarrollo, de acuerdo con los datos de la OCDE. El máximo histórico se dio en 2010, cuando ese porcentaje fue de 0.495. Desde entonces ha venido bajando continuamente, hasta alcanzar el porcentaje que hoy tenemos. De nuevo para tener un punto de comparación, se menciona que Corea del Sur, por el contrario, ha aumentado incesablemente ese indicador desde hace treinta años, y hoy invierte el 4.8 por ciento de su PIB en investigación y desarrollo, es decir, dieciséis veces más que México.

Raúl Rojas señala también que el Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII) tiene 36 mil 714 integrantes. Preciso que este año (2024) la cifra ya es de 43 mil 980. De acuerdo con el Banco Mundial, México tiene unos 349 investigadores por millón de habitantes, lo que se traduciría en sólo 45 mil investigadores en total. Otro dato relevante es que en México el porcentaje de personas con doctorado es de 0.1 por ciento. Se trata de una cifra veinte veces menor a la de Estados Unidos y Alemania.

 

Según la RED DE INDICADORES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA INTERAMERICANA E IBEROAMERICANA (RICYT), en México hay 1.2 investigadores por cada mil personas en la Población Económica Activa (PEA) y esta cifra es menor a las que corresponden a Portugal (21.5), España (11.0), Argentina (4.8), Brasil (4.0), Trinidad y Tobago (2.2), Costa Rica (2.0), Chile (1.8), Puerto Rico (1.8), Uruguay (1.8), Ecuador (1.6) y Cuba (1.5). Por otra parte, si se compara el número de solicitudes de patentes (2020), resulta que en Estados Unidos se solicitan 236, en Corea del Sur 123 y en China 686 veces más patentes que en México. Incluso en Brasil se solicitan anualmente 3.5 veces más patentes que en México.

Después de ver el estado de la ciencia y la tecnología de México en el panorama mundial y latinoamericano, me concentraré en el caso de México y sus regiones. Utilizaré en principio información contenida en el INFORME GENERAL DEL ESTADO DE LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN. MÉXICO 2020 publicada en 2021 por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia Y Tecnología (CONAHCYT). Luego analizaré información tomada directamente de las bases de datos del CONAHCYT.

En México, en 2020, el Acervo de Recursos Humanos en Ciencia y Tecnología (ARHCYT) fue de 18.5 millones de personas educadas y ocupadas en ciencia y tecnología. Este número fue 10.11 por ciento mayor al reportado en el año anterior. Además, desde 2010 la evolución del ARHCYT muestra un incremento constante en comparación con la población económicamente activa (PEA) a nivel nacional. Para 2020, se observa una participación de 34.3 por ciento con respecto a la PEA. El ARHCYT se clasifica en tres grandes rubros: Recursos Humanos Educados en Ciencia y Tecnología (RHCYTE), que se refiere a las personas que concluyen estudios de tercer nivel relacionados con ciencia y tecnología; Recursos Humanos Ocupados en Ciencia y Tecnología (RHCYTO) que se integra por personas que están ocupadas en actividades de CYT no importando su nivel de estudios y; Recursos Humanos Educados y Ocupados en Ciencia y Tecnología (RHCYTC) que lo componen personas que concluyeron estudios de tercer nivel y que están laborando en actividades de CYT. Para destacar que, a nivel estatal, la Ciudad de México y Sinaloa presentan las proporciones más altas de ARHCYT respecto a su PEA, con 55 y 45.6 por ciento, respectivamente. En contraste, las entidades de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Hidalgo, Guanajuato, y Zacatecas muestran los porcentajes más bajos, con cifras menores a 25 por ciento.

Para este año (2024), la Ciudad de México (13,174), Jalisco (2,711), Estado de México (2,327), Nuevo León (1,958) y Puebla (1,257), concentraron la mayor cantidad de investigadores (miembros del SNII). En contraste, Aguascalientes (162), Quintana Roo (218) y Nayarit (221) fueron las entidades con menor cantidad de miembros del SNII. En esta lista Sinaloa (895) ocupa el puesto 14. Ahora bien, si se hace el análisis de investigadores del SNII por cada millón de habitantes en las entidades, surgen cambios significativos. Aun cuando la Ciudad de México concentró a un número significativo de investigadores, figuran también estados como Morelos, Querétaro y Colima. En el polo opuesto, se encontraron Guerrero, Chiapas y Aguascalientes, con una cantidad de investigadores muy baja por cada millón de habitantes. Sinaloa se encuentra en el puesto 13.

Existen nueve áreas del conocimiento en las que se clasifican a los investigadores nacionales: Biología y Química; Ciencias de la Agricultura, Agropecuarias, Forestales y de Ecosistemas; Ciencias de la Conducta y la Educación; Ciencias Sociales; Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra; Humanidades; Ingenierías y Desarrollo Tecnológico; Interdisciplinaria, Medicina y Ciencias de la Salud. Las áreas de Ciencias Sociales, y Biología y Química, son las que concentran el mayor número de investigadores.

En el caso de Sinaloa la mayor concentración de miembros del SNII se da en las áreas del conocimiento Ciencias de la Agricultura, Agropecuarias, Forestales y de Ecosistemas y, Ciencias Sociales. Ingenierías y Desarrollo Tecnológico solo aporta 8.7 por ciento.

 

La Ciudad de México es la que mayor participación tiene en cuanto a miembros del SNII en todas las áreas del conocimiento (39.3, 15.1, 18.1, 29.3, 39.6, 38.4, 26.0, 25.7 y 49.4, respectivamente, de acuerdo con el orden señalado). Después de ella, la mayor participación en Biología y Química corresponde a Morelos; al Estado de México en Humanidades y, en Ciencias de la Agricultura, Agropecuarias, Forestales y de Ecosistemas; a Veracruz en Interdisciplinaria; a Puebla en Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra y; a Jalisco en Ciencias de la Conducta y la Educación, Ciencias Sociales, Ingenierías y Desarrollo Tecnológico y, en Medicina y Ciencias de la Salud. Sinaloa tiene sus mayores participaciones en Ciencias de la Agricultura (4.6) y en Ciencias de la Conducta y la Educación (3.4).

Observando la distribución de los investigadores nacionales por área del conocimiento en cada una de las entidades federativas, se tiene que, en la CDMX, Morelos y Yucatán, predominan los que corresponden al área de Biología y Química. La mayor concentración se da en Agricultura, Agropecuarias, Forestales y de Ecosistemas en los casos de Veracruz, Sonora, Sinaloa, Oaxaca, Nayarit, Durango, Coahuila, Campeche y Baja California Sur.

En cambio, la mayor parte se dedican a las Ciencias Sociales en Zacatecas, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Quintana Roo, Nuevo León, Estado de México, Jalisco, Hidalgo, Guerrero, Colima, Chihuahua, Baja California y Aguascalientes. Por su parte, la mayor concentración se da en Físico-Matemáticas y Ciencias de la Tierra en los estados de Guanajuato, Puebla y San Luis Potosí, mientras que la mayor concentración se da en Humanidades en Michoacán y, en Ingenierías y Desarrollo Tecnológico en Querétaro.

Ya vimos antes que Sinaloa se encuentra en una no mala posición en cuanto a miembros del SNII (por millón de habitantes), ubicándose poco antes de media tabla. Pero ¿Cómo ha evolucionado en los últimos años en este indicador y cómo se ve cuando se le compara con sus vecinos del noroeste de México?

 

Lo que podemos notar es que Sinaloa ha tenido una buena dinámica de crecimiento en el indicador en los últimos veinte años. Vemos también que Sonora y Baja California han tenido comportamientos similares, mientras que Baja California Sur, que había liderado la región durante varios años, ha sido superada por Sonora y Baja California en el último tramo. De cualquier modo, Sinaloa sigue teniendo un menor número de investigadores nacionales en todos los años.

Por tener un sentido estratégico para la región y el país, me detuve también a revisar, para este indicador, su evolución y situación en las áreas de Ciencias Sociales, e Ingenierías y Desarrollo Tecnológico. En el caso de Ciencias Sociales, Sinaloa ocupa en la región la segunda posición lo cual puede considerarse como positivo, pero en Ingenierías y Desarrollo Tecnológico muestra participaciones muy bajas sobre todo cuando se compara con los estados de Sonora y Baja California. Más aún, en el ranking nacional de miembros del SNII (millón de habitantes) para el área de Ingenierías y Desarrollo Tecnológico, Sinaloa está colocado en el puesto 19. La lista la encabezan la CDMX (131.7) y Querétaro (97.1) que tiene casi cuatro veces más investigadores nacionales que Sinaloa en esta área.

Para terminar, menciono que, en cuanto a su estructura, el SNII tiene tres categorías: Candidato a Investigador Nacional, dirigida a investigadores de reciente surgimiento; Investigador Nacional, que se divide en los niveles 1, 2 y 3 y; finalmente, Investigador Nacional Emérito, que representa un nombramiento honorario a investigadores con una trayectoria y obra reconocida ampliamente por la comunidad científica nacional e internacional. En el nivel 2, las entidades con la mayor participación de investigadores son la CDMX (25.5%), Jalisco (6.33%) y el Estado de México (6.30%). En el nivel 3, las entidades líderes son la CDMX (39.3%), Morelos (5.2%) y el Estado de México (3.4%). Para este nivel, Sinaloa aporta apenas el 0.6 por ciento y ocupa el lugar 16 en el país.

Naturalmente hay muchas otras variables cuyo comportamiento podríamos analizar, pero creo ya me extendí demasiado y lo dejaré para otra ocasión. Solo comentaré que Sinaloa ha mejorado en cuanto al número de investigadores y al número de programas de posgrado en los que mayormente ellos realizan su trabajo ya que, según el INFORME GENERAL DEL ESTADO DE LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y LA INNOVACIÓN, en 2020, Sinaloa ocupó el cuarto lugar en cuanto al número de programas de posgrado (millón de habitantes) en el ahora llamado Sistema Nacional de Posgrado.

Pero ha cambiado poco en la distribución de los investigadores por área de conocimiento en tanto en las áreas, por ejemplo, de matemáticas, ingenierías y desarrollo tecnológico, se ha avanzado poco.

 

Observo también que las entidades con mayor dinámica de crecimiento en las últimas décadas y mejor posicionadas en términos de ingreso per cápita, son las que concentran un mayor número de investigadores nacionales, sobre todo en el área de las ingenierías y el desarrollo tecnológico. Habría que decir que todas las áreas del conocimiento son importantes más aún en los casos en los que los resultados de sus investigaciones sirven para plantear alternativas de solución a los grandes problemas nacionales, pero en los años que vivimos parece tener un mayor sentido estratégico contar con más programas de posgrado y más investigadores estudiando y aportando en los temas de innovación, nuevas tecnologías de la información, ingenierías y desarrollo tecnológico. Países como Singapur, Corea del Sur y China, son algunos de los mejores ejemplos de que tanto en el país como en sus regiones, una estrategia que privilegie el desarrollo tecnológico, la economía orientada a la exportación y el fomento de la ciencia es en este momento la mejor vía para alcanzar mejores dinámicas de crecimiento y mayores niveles de bienestar.

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Referencias:

https://www.eluniversal.com.mx/opinion/raul-rojas/el-deficit-de-cientificos-en-mexico/

https://www.ricyt.org/category/indicadores/

https://conahcyt.mx/sistema-nacional-de-investigadores/padron-de-beneficiarios/

 

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